Tres pactos de San Sebastián
Como es sabido, el “Pacto de San Sebastián” en 1930 fue un acuerdo entre republicanos de izquierda y de centro, separatistas catalanes, socialistas (asistió Prieto sin mandato de su partido, al que arrastró luego), por iniciativa de dos hombres de derecha que se creían más listos y realistas de lo que eran (Alcalá-Zamora y Miguel Maura). Los ácratas rehusaron, así como el PNV. Suele presentarse como un acuerdo entre demócratas, pero ninguno de sus componentes lo era. Como mucho, entendían por democracia el acuerdo entre todos ellos para repartirse el poder, y solo coincidían en un punto real: acabar con la monarquía. Las propias izquierdas solo compartían un odio visceral a la Iglesia. Todos eran, además, muy débiles y poco representativos, si excluimos al PSOE, que salía de su colaboración con la dictadura de Primo de Rivera como el partido mayor y mejor organizado de España, y que como tal decidiría el sino fatal de la república. También Lerroux representaba a bastante gente, pero como había abandonado su exaltación de antaño, fue despreciado y marginado por derechas a izquierdas. Lo primero que se les ocurrió a aquellos “demócratas” fue intentar un golpe militar combinado con una huelga general, en lo que fracasaron. No obstante, veían clara una parte de la realidad: la profunda crisis moral de la monarquía, la cual se apresuró a facilitarles todas sus maniobras políticas. El resultado fue una república epiléptica que degeneró rápidamente en intento de guerra civil, golpismo revolucionario, un Frente Popular que acabó de destruir la propia legalidad republicana y reanudación de la guerra civil.
Pero, debido a que el Pacto hundió la monarquía, muchos lo consideraron un éxito político del mayor alcance (en cierto modo lo tuvo), y pareció un modelo a repetir cuando, ante la derrota de Alemania en la II Guerra Mundial, casi todo el mundo creía que el régimen de Franco iba a caer, incluso con mayor facilidad que la monarquía, y que probablemente los anglosajones invadirían España o de cualquier otra forma traerían la “democracia”. Nuevamente empezaron los tratos entre las fuerzas políticas vencidas en la guerra civil, en parte por iniciativa de Don Juan y otros monárquicos, militares, etc., que aspiraban a formar un frente no tan popular como el de antaño con los socialistas de Prieto, separatistas y otros republicanos, para echar a Franco y ocupar el poder. Por supuesto, el democratismo de todos ellos era tan imaginario como el de los del pacto donostiarra, a quienes emulaban en irresponsabilidad; y si algo puede afirmarse es que no habían aprendido la menor lección de la república y la guerra. (Alguien preguntaba si la carta de Aranda a Churchill mencionada en Sonaron gritos…, fue real. Lo fue. En la novela trato estos episodios, cuando tanta gente dentro y fuera de España daba al franquismo por liquidado y hacía sus preparativos para sustituirlo. La época y sus intrigas han sido muy poco tratadas, y en general mal, tanto histórica como novelísticamente). La propia seguridad en la victoria (¿cómo podría imaginar nadie que Franco resistiera?) fomentó más las discordias que los acuerdos entre los aspirantes al poder, de modo que no llegó a cuajar un pacto como el de 1930, pero su espíritu se cernía como objetivo sobre todas las intrigas del momento. Claro que, en esta ocasión, ni Franco era Alfonso XIII ni se produjo en el régimen un proceso autodestructivo como en la monarquía del 30-31.bbbbbn
El tercer “pacto de San Sebastián” puede considerarse el llamado “Contubernio de Munich”, que he tratado en el otro blog. Fue urdido en plena Guerra Fría, probablemente con auspicio de la CIA y apoyos en otros países europeos en la expectativa de que el franquismo se hundiría pronto y con el objetivo de que no fuera el PCE el mayor beneficiario.
Por lo demás, tenía características muy parecidas a los anteriores: socialistas, separatistas, franquistas reciclados y otros, cuyas supuestas buenas intenciones democratizadoras no se apoyaban en otra cosa que en sus particulares ambiciones y su nula capacidad para extraer lecciones del pasado. Es decir, se apoyaban en el vacío. Su única esperanza real era, como en 1930, que el régimen estuviera aquejado de tendencias suicidas, en lo que volvieron a equivocarse. Sus patrocinadores comprendieron enseguida que el franquismo era algo (estaba iniciando el mayor despegue económico y social que había experimentado España en siglos), mientras que ellos no eran nada, y los dejaron para mejor oportunidad. Quedarían como un vago referente de las tendencias rupturistas cuando llegó la Transición. Tendencias que tampoco triunfaron, aunque consiguieron enturbiar el proceso, teniendo que esperar a Zapatero para imponerse: la alianza de izquierdistas y separatistas contra España y la libertad, en definitiva. Quizá pueda considerarse como un cuarto Pacto de San Sebastián, implícito, la alianza de socialistas y separatistas a raíz del atentado del 11-m, con la oposición pasiva de la derecha.
en el primer tercio del s. XX, era uno de los diez paises mas ricos del mundo. Hoy es el numero 59. ¿ Por que? La respuesta es el socialismo. Ha registrado el mayor deterioro economico del siglo. Argentina, de país rico a país pobre – Libre Mercado ¿ Le acabara ocurriendo esto tambien a España ? La epoca del desarrollismo, en España, estuvo bien; pero duro muy poco: 1960 -1970. Ya edurante la decada de 1980, viviamos de las rentas Da la sensacion de que todo fue un espejismo, una buena racha. Y de que si España es hoy… Leer más »
Rojos y separatistas son nuestros demonios, siempre tratando de descuartizar España, idea que ya presento la I Republica, esta es la idea que tiene la masonerías entre ceja y ceja. aparte de la destrucción de la Iglesia, en esto ultimo colabora el Vaticano con entusiasmo. Jamas oi al Vaticano condenar a ETA.