Gangsterismo progre
Me envía Robert Néboit un artículo de Libération sobre el intento de hundir el periódico de “ultraderecha” Le journal du dimanche privándole de publicidad. Parte de la maniobra viene de un “colectivo Sleeping Giants“, que con “acciones de alerta” acosa en tuíter (supongo que también en otros medios) a los anunciantes de medios con una “línea editorial intolerante, estigmatizante, divisoria, incitadora al odio”.
El grupo Sleeping nació en Usa en 2016, y se ha extendido a Francia. “Cancelación”, llaman a esas políticas , y no hay casualidad en el hecho de que las ideologías defendidas por los cancelantes (lgtbi, homosexistas, feministas, abortistas), rebosen odio, intolerancia y división social como una melaza maloliente y venenosa. Solo hay que ver sus consignas, manifestaciones, amenazas e histeria. Particularmente he sufrido ese odio y comprobado su efectividad en los medios y redes sociales. De izquierda y derecha.
Sleeping es, como otras, una banda de gangsters que debiera estar perseguida legalmente, pues intenta asfixiar la libertad de expresión por el medio mafioso de privarla de medios económicos.
Sin embargo son ellos los que ejercen la persecución, masivamente y desde diversos poderes, incluso desde los gobiernos (como las leyes de memoria en España). Están pudriendo, literalmente, las sociedades occidentales, sin que la reacción esté hoy por hoy a la altura de la amenaza. Por ejemplo, las leyes de “memoria” solo han sido combatidas en España por VOX, pero lo han hecho con tanta flojera y mezclado con cosas menores, que su eficacia es muy endeble. La reacción debe estar a la altura de la agresión.