Y nuestra tierra se va muriendo
Cuando hablamos de la clase trabajadora nos estamos refiriendo como es evidente a todas aquellas personas que lleven el pan a su casa de una forma digna y honrada, desde un empresario que da la posibilidad a otros tantos a formar parte de esa clase trabajadora, pasando por un albañil o por un payaso de circo.
Pero si a uno se le viene una imagen a la cabeza cuando menta a la clase trabajadora de este país es la del campesino, el agricultor, el temporero, el pages que llamamos en Cataluña: esos hombres y mujeres que sufren frío y calor extremo, esas manos agrietadas, esas faces desgarradas que han regado con su sudor nuestra tierra labrada con surcos de esperanzas.
A todos ellos les ha caído como un jarro de agua fría el acuerdo que aprobó la UE con Marruecos el pasado 16 de Febrero, encaminado a permitir aumentar el volumen de las importaciones de productos marroquíes hacia la UE, según la propia Unión Europea concebido para apoyar las reformas democráticas en el Magreb.
Estas importaciones interesan a los países del norte de Europa ya que esto aumenta la oferta y por lo tanto abarata los precios, siendo el agricultor español el único perjudicado del continente. Uno se pregunta a que cambios democráticos nos referimos en Marruecos, porque supongo que no se estarán refiriendo a la pantomima que montó Mohamed VI hace unos meses cuando el pueblo se le medio revolucionó, ya que el marroquí es tan cobarde de naturaleza que ni tan siquiera fue capaz de revolucionarse de verdad contra el tirano. Estaría bien que le preguntase la comisión europea al pueblo saharaui las nuevas excelencias democráticas de Marruecos, que les pregunte uno por uno a los que viven en campos de refugiados como en un zoo el nuevo talante democrático de Mohamed VI.
Una vez más el gobierno de la nación no ha estado a la altura y ha permitido que se abran las puertas a unos productos sin las garantías que pide la UE, sin control y que en su mayoría son cultivados por mano de obra medio esclava, una vez mas ha dejado a los mas débiles a los pies de los caballos. Con este acuerdo la agricultura de nuestro país, ya tocada, queda prácticamente hundida y lo que es peor se abre una puerta muy peligrosa a la deslocalización de empresas que pueden ver en Marruecos con el aplauso de la UE la tierra prometida para fabricar a bajo coste y sin control.
Entre tanto la identidad Europea empieza a agonizar entre otras cosas por la invasión feroz que estamos sufriendo por los que ahora nos van a vender los tomates y nuestra tierra se va muriendo, nuestros politicos siguen conviviendo con la sumisión mas absoluta y vergonzosa al monarca alauita.
*Secretario general de Plataforma per Catalunya (PxC).