El problema de la Justicia española es que establece atenuantes solo para determinados delitos contra la integridad física de las mujeres y no por ejemplo contra la de un militar, un docente o un facultativo. ¿Habría actuado la Justicia española con tanta magnanimidad con la madre que quemara vivo al etarra asesino de su hijo guardia civil? ¿Habría mostrado tanta benignidad la Justicia española si la madre justiciera lo fuera de la víctima de unos atracadores? Mientras el sistema judicial, a instancias de la casta legislativa, establezca que hay casos y casos en función del sexo de la víctima y no de la naturaleza del delito, poco o nada habrá avanzado este supuesto Estado de Derecho que en la práctica ha reducido a los hombres españoles a las cotas más bajas de indignidad y desprotección ante la ley. Resulta por otro lado hilarante que las mismas que han deificado el sistema penitenciario español frente a los delitos punibles con pena de muerte, ahora celebren alborozadas el quebrantamiento del derecho a la vida de un ser humano, fuese o no éste un violador. ¿No habíamos quedado en que todas esas patologías sociales merecían el esfuerzo de nuestra indulgencia de cara a una deseada rehabilitación del enfermo? Como siempre, la ley del embudo en su odiosa versión progre. De nuevo Jacques Sternberg cobra vigencia en nuestra democracia de medio pelo: “El hombre no es un lobo para el hombre sino un rebaño para algunos lobos”. Y ya no digamos si se trata de lobas.

La sección séptima de la Audiencia Provincial de Alicante, con sede en Elche, ha decidido suspender el ingreso en prisión de la madre de Benejúzar condenada por quemar vivo al presunto violador de su hija mientras se tramita el indulto.

La Audiencia estima así el recurso de la defensa de Mari Carmen García, ejercida por el letrado Joaquín Galant, y evita que la mujer, condenada a cinco años y medio por asesinato, entre en la cárcel mientras el Gobierno decide si le concede o no el indulto.  La Fiscalía ya informó hace unas semanas a favor de la decisión que ahora ha tomado la Audiencia

El tribunal basa su resolución en las circunstancias personales de la mujer, que está en libertad provisional, al señalar que “mantiene una vida ajena al delito en la actualidad”, “carece de antecedentes policiales y penales”, y ha de “atender a la familia, en concreto a su esposo, que padece una grave enfermedad desde hace años”.

También considera que “un ingreso en prisión puede tener indeseados efectos en el curso evolutivo del tratamiento médico que la penada sigue para su enfermedad mental”.

La Audiencia de Alicante sostiene que se produce en este caso la concurrencia de “motivos excepcionales” para la concesión de la suspensión de la condena al amparo del artículo 4.4 del Código Penal y aduce que el ministerio fiscal no se opone a esa medida.
La mujer, María del Carmen G., fue condenada en julio de 2009 por la Audiencia alicantina a 9 años y medio por el crimen, aunque un año después el Tribunal Supremo rebajó la pena hasta 5 años y medio al aplicarle la eximente incompleta de trastorno mental transitorio.

Los hechos ocurrieron el 13 de junio de 2005, cuando María del Carmen G. esperaba el autobús en Benejúzar y se le acercó Antonio C.V., quien cumplía una condena de 9 años de prisión por violar a su hija siete años antes (cuando la menor contaba con 13) y que en ese momento disfrutaba de un permiso carcelario.

Antonio C.V. le preguntó qué tal estaba su hija, a lo que la acusada contestó: “Maldito, maldito eres tú”. Tras ello, el hombre acudió a un bar próximo, mientras que la acusada llenó una botella de plástico con gasolina, entró en el establecimiento y, tras decirle: “¿Te acuerdas de mí? Pues para que no me olvides”, roció a Antonio C.V y le prendió fuego, lo que provocó la muerte de éste días después en un hospital de Valencia.