El profesor Antonio Alcázar y el aprendiz Paco de la Torre
AD.- Ahora que el alcalde de Málaga, Paco de la Torre, ha venido a descarriarse, según nos cuenta Antonio Alcázar, el presunto alcaldable de Vox, justo sería que éste nos hiciera una declaración del dogma del buen candidato para conocimiento de las generaciones políticas venideras.
Hemos descubierto con hondo pesar, porque así nos lo cuenta Alcázar, que Paco de la Torre, a quien erróneamente veníamos considerando como el alcalde que desde 1999 había transformado la capital de la Costa del Sol hasta convertirla en una de las mejores urbes europeas, la que más incrementaba su PIB de todas las ciudades españolas, la ciudad en la que todos querían vivir, la que había disparado el número de hoteles de 5 estrellas, de escalas crucerísticas, de una oferta cultural de primer orden mundial, de espectaculares obras, al final era solo un bluff que necesita recurrir a las ideas de Vox Málaga para popularizar su imagen ¡Qué decepción! ¡Qué terrible engaño!
Así resulta que cuando nosotros, los malagueños que conocimos la Málaga cochambrosa de antaño, la de las putas en el actual Soho, y los cigarreros donde hoy sienta sus imperiales posaderas una de las vías comerciales más caras de España, abrimos los ojos y nos encontramos con un alcalde en ruina moral, que ha decidido salir a la calle ahora que los señores de Vox están recorriendo la ciudad para conocer sus problemas, nos hemos sentido profundamente decepcionados con quien considerábamos el mejor alcalde de la historia de la ciudad.
Al engaño en carne propia se une el temor que ha hecho presa en las filas populares, ahora que los malagueños van a tener ocasión de descubrir, con sus propios ojos, la elegancia desorbitada de Alcázar, su peculiar corte de pelo al cepillo, su desgarbada melena, sus trajes sin brillo, sus corbatas a la remanguillé, su gesto excesivo; un hombre que, a falta de una aceptable oratoria, asombra con la fecundidad que estalla cuando dedica una ‘peineta’ a los compañeros que no le ríen la gracia. Este hombre de magro curriculum, nacido más allá de la meseta castellana, de escaso pero provechoso arraigo en Málaga, ha venido a dar lecciones magistrales de malagueñismo con la misma desenvoltura con la que El Piyayo desgranaba un imaginario lance taurino al pie de la Farola.
Bien haría Alcázar en mostrarse conmiserativo con Paco de la Torre y, en agradecimiento a sus muchos años de servicio a la ciudad de Málaga, reconvenirle cabalmente sobre las obligaciones de un buen candidato. Por ejemplo, que estruje bien su cerebro para que no quede dentro ni una sola gota de esas ideas que, según el voxero, han llevado a Málaga al Apocalipsis.
Ya que Paco de la Torre no tendrá nunca la suerte de tener un consejero áulico como Antonio Alcázar, que al menos aprenda de sus prédicas políticas. Aprendería que el concepto de Patria puede ser un excelente recurso para engañar a los desgraciados y hasta es posible que terminase aceptando que la política no es sino un juego de resortes económicos. O alcanzar a conocer el verdadero camino de un político: engañar a los afiliados de forma compulsiva, sostener como un éxito de convocatoria la presencia de media docena de cuñados, aparentar una estructura de partido habiendo perdido a más de la mitad de los afiliados en menos de un año, lanzar las redes electorales en La Palmilla como homenaje a la España que trabaja y madruga, llenar de floripondios patrioteros la calle Larios, laminar a los mejores activos cuando te hagan sombra, tener de asesora a Purificación Fernández, marcarle a la juventud el camino de Anabel Ortega…
Olvidemos el lapso de tiempo transcurrido desde la llegada al poder municipal del PP, del que muchos se enorgullecen, y acepte humildemente Paco de la Torre coger las riendas que tan generosamente le ofrece Antonio Alcázar a lomos de un caballo cojo. Que así sea.
Las pintas del alcaldable son penosas,¿ No hay nadie en la Gestora que pueda decírselo, por el bien de la imagen pública del partido?, un alma misericordiosa que le diga que así no nos representa, no es necesario que sea un pijo, simplemente un aspecto decente, serio, el corte de pelo es vomitivo, sus trajes, sus corbatas, sus zapatos..es un patán.
Paco De la Torre está temblando
De risa, supongo…
Ese gitano reviejo
De pelo blanco y rizado
Com vellön de cordero
Ese calé ” retostao”
Por todos los soles y el viento
Que pa dar de comer a su gente
No daba descanso al cuerpo.
Mare se ha muerto el piyayo
Quién ampara a sus nietos .
Pues Alcazar.
Ese gitano reviejo
De pelo blanco y rizado
Com vellön de cordero
Ese calé ” retostao”
Por todos los soles y el viento
Que pa dar de comer a su gente
No daba descanso al cuerpo.
Mare se ha muerto el piyayo
Quién ampara a sus nietos .
Pues Alcazar., quién podría.