Sufridísima victoria del Real Madrid ante el Levante para mantenerse a flote en la Liga (1-2)
DM.- La noche de perros del Ciutat de Valencia fue para esforzados. Y para paradojas. Un cabezazo en el minuto 84 de Álvaro Morata, dorsal 29, número que delata su pertenencia al filial de Toril, mantiene en la carrera por la Liga al Real Madrid de Mourinho, el entrenador que ha generado un terremoto por sus dudas sobre la estructura de una cantera que él mismo, según el organigrama del club, dirige.
Fue un gol salvador de Morata. Plan D, de desesperado, de Mourinho a quien, eso sí, no se le puede negar cintura, pues usó cuatro dibujos diferentes. Al anunciado por él en la previa, con Cristiano de nueve (que no lo fue), le siguieron Albiol de mediocentro, el recurso de Kaká y el milagro de Morata. El 1-2 convalida. El Madrid sigue vivo después de tumbar a un Levante bravo que metió en un serio apuro al campeón, visiblemente inquieto hasta que Morata marcó un gol que celebró sin ataduras. Con la pasión del que empieza. La que jamás debe faltar en la carrera de un jugador.
Hubo tensión desde el primer minuto. El Madrid entendió que se jugaba la vida y se remangó. Tanto que, al minuto 2, Cristiano ya tenía el ojo reventado. Pepe y Ramos entendieron pronto qué reclamaba la noche. Nada de toque, cero circulaciones. “No se puede”, le gritaba el sevillano a Callejón. En el aire estaba el partido y por el aire, después de una falta botada por Xabi Alonso, llegó el 0-1 de Cristiano. Un gol de fenómeno después de un balón regalado por David Navarro. Con un control orientado que coronó con una volea inapelable. En cualquier otro partido, el portugués hubiese dejado botar el balón. La lluvia, que le disuadió de esa idea de dejarla caer, agiliza la mente y premia el talento de los mejores.
El gol de Cristiano, tan mermado que tuvo que ser sustituido al descanso, le quitó cierta electricidad a un partido de meritorios y esforzados. Di María se empeñó en conducciones imposibles, Callejón no se encontró como delantero, Juanlu intentó poner en apuros a Arbeloa, Martins quiso morir en el intento como islote, Essien en volver a demostrar la fuerza de la naturaleza que es y, sobre todo, fue… Un partido traicionero.
Mourinho, camaleónico, radicalizó su pragmatismo nada más empezar la segunda parte. Con 0-1, unas condiciones desfavorables y Cristiano fuera de combate, recurrió a Albiol para asegurarse un buen ejército de supervivencia. La idea casi se marcha al infierno justo tras el descanso. Juanlu se sacó un zurdazo espectacular que Casillas resolvió con astucia a mano cambiada. Muchas tablas. El susto activó al Madrid que quiso resolver un partido que se le podía complicar. Disparó Callejón y paró Munúa. Luego, Pepe remató al larguero. Pero el más difícil todavía fue de Ramos, que remató de tacón en el área pequeña. El balón, después de un despeje de Diop, le volvió a dar en el talón al sevillano. La jugada terminó en un larguero increíble que anunció desgracia inminente para los blancos.
Ángel, a menos de media hora del final, empató con un remate sutil, que se anticipó a un extrañamente lento. El 1-1, en posición de fuera de juego obligó al Madrid a un esfuerzo más y a Mourinho a cambiar al plan Kaká quien, pura clase, pareció cambiar el partido con una asistencia a Callejón, que forzó de manera excelente penalti. Munúa debió recordar cómo Xabi Alonso marcó ante Paraguay en el Mundial de Sudáfrica ese penalti que luego debió repetir (y falló). Xabi tiró al centro de la portería y Munúa, intuitivo, adivinó.
Al Madrid le quedaba un cuarto de hora de épica para no perder la Liga. También Morata. Mourinho ya le debe una a la cantera.
EL ATLÉTI SIGUE LA ESTELA DEL LÍDER
Radamel Falcao reclamó su presencia, animó durante la semana a sus compatriotas a que asistiesen al estadio Calderón a presenciar el partido ante el Getafe en una iniciativa que pretende lanzar la marca «País Colombia» en España, y estos respondieron y acudieron en un número cercano a los cuatro mil, testigos privilegiados de una nueva victoria rojiblanca.
No presenciaron, sin embargo, los animosos aficionados colombianos un partido excelso, ni tampoco un tanto de su ídolo, que ya suma dos consecutivos sin anotar, pero disfrutaron del triunfo de los de Simeone como lo hicieron los hinchas del Atlético, como si formasen parte de ellos.
«Es un orgullo ver gran parte de mi pueblo en el estadio, en Madrid, apoyándome. Es un privilegio», aseguraba Falcao en el vídeo de dos minutos en el que se promociona la idea. Y nada más saltar al terreno de juego, el colombiano se percató de la comparecencia de muchos de sus compatriotas, ataviados con la bandera tricolor de su país en el segundo anfiteatro de uno de los laterales del recinto, a los que envió un saludo.
Falcao es el mejor embajador de Colombia en España y del Atlético en el país sudamericano. Ante el Getafe, no pudo añadir más goles a su cuenta, a pesar de que lo intentó con reiteración. No le hizo falta al Atlético la acostumbrada diana del nueve.
A falta de Falcao apareció la figura de Adrián, un jugador que ha aminorado mucho su rendimiento con respecto a la campaña pasada. El asturiano gozó desde el principio de la confianza de Simeone, que lo alineó como titular, y respondió con el tanto que abrió el camino de la victoria de su equipo.
Adrián firmó su primer tanto en la liga al aprovecharse de la grave endeblez de la defensa del Getafe, y también de la de su portero, al rematar en dos ocasiones un balón que le centró Gabi desde la banda derecha.
Era un tanto que necesitaba el genial jugador. Un gol que le puede devolver la confianza en si mismo. La seguridad de saberse un gran futbolista del que el Atlético y Simeone no pueden ni deben prescindir. La afición así lo entendió al despedirle cuando fue cambiado por Koke casi al final del partido con su típico «Adrián, Adrián, Adrián».
El turco Arda Turan hizo el segundo, ayudado con la mano, y sentenció prematuramente el encuentro ante un débil Getafe. La victoria le permite al Atlético seguir la estela del Barcelona tras sumar 28 puntos después de nueve partidos ganados, dos empatados y uno perdido. Además, abre un hueco importante con el cuarto clasificado, el último con derecho a jugar la próxima temporada la Liga de Campeones.
Tras dos derrotas consecutivas (Valencia en liga y Académica de Coimbra en Liga Europa), el Atlético volvió a cosechar otra victoria. Casi cuatro mil colombianos la aplaudieron en directo, aunque se quedaron con las ganas de gritar un tanto de su estrella. Habrá más ocasiones.