Bruselas alerta de una situación «apocalíptica» en Fukushima
Japón afronta la peor crisis de su historia reciente tras el devastador seísmo del pasado viernes y posterior tsunami. El país del sol naciente se tiene que enfrentar a la destrucción y el caos que asola sus tierras, al elevado número de muertos que cada minuto se sigue incrementando pero, aun más, a un desastre nuclear. Sin embargo, sus gentes están demostrando ser un ejemplo de civismo y no se puede hablar de incremento de violencia ni saqueos, sino que los ciudadanos tan solo hacen colas para hacer acopio de combustible y víveres.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha confirmado que ha habido una explosión en el reactor 2 de la planta nuclear Fukushima Diichi y que hay emanación de radiactividad a la atmósfera debido a un incendio en un depósito de combustible gastado en el reactor 4, incendio que ya ha sido extinguido. En un comunicado, el OIEA precisa que ha obtenido la información de las autoridades japonesas y que la explosión en el reactor 2 se produjo en torno a las 06.20 hora local de Japón.
Además, hay fuego en el depósito de almacenamiento de combustible usado del reactor 4, en la misma planta atómica, seriamente dañada por el terremoto y posterior tsunami del viernes, y está saliendo radiactividad directamente a la atmósferas. En el lugar de los hechos se registraron hasta 400 millisievert por hora. “Las autoridades japonesas están diciendo que hay una posibilidad de que el fuego haya sido causado por una explosión de hidrógeno”, añade la nota.
Se trata de la cuarta explosión que sufre la planta desde el terremoto de 9 grados en la escala de Richter que el pasado viernes azotó la costa noreste del país. Una tercera ha afectado al número dos, el lunes la segunda se produjo en el número tres y el sábado tuvo lugar la primera en el número uno.
La crisis nuclear ha alcanzado el nivel seis en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES), que va de uno a siete según la gravedad del incidente, según ha informado este martes la Agencia Nuclear Francesa, citada por la agencia de noticias Kiodo. El accidente de Chernobil (Ucrania), ocurrido en 1986, fue catalogado con el nivel siete y el de la central de Three Mile Island (en Harrisburg, Estados Unidos), registrado en 1979, alcanzó el nivel cinco.
El viento dispersa las partículas
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha advertido hoy de que el viento está dispersando, tanto en Japón como hacia otros países asiáticos, las partículas radiactivas. Asimismo, la agencia de la ONU ha precisado que, aunque los efectos se han registrado de momento solo en alta mar, las condiciones meteorológicas podrían cambiar, por lo que es necesario vigilar estrechamente la situación a través de los satélites y de otras fuentes de información.
“En este punto, todas las condiciones meteorológicas se están produciendo en alta mar, por lo que no tienen implicaciones para Japón ni para otros países próximos”, ha declarado la responsable de la unidad de reducción de riesgos por desastres de la WMO, Maryam Golnaraghi, durante un encuentro con la prensa en Ginebra.
Elevados niveles de radiación
El Gobierno japonés ha incrementado a 30 kilómetros el perímetro en que deben ser evacuados los residentes de la zona, mientras el primer ministro, Naoto Kan, ha admitido que es posible que se produzcan nuevas fugas de radiación. Los niveles de radiación en la ciudad de Maebashi, unos 100 kilómetros al norte de Tokio, multiplican por diez los valores normales, ha informado la agencia Kiodo, que cita al Gobierno local.
Los niveles en la capital son ahora más altos de lo habitual en yodo y cesio, y por primera vez Kan ha admitido que “no hay duda de que este nivel de radiación puede ser perjudicial para los humanos”. En la cercana Saitama estos niveles son 40 veces superiores a los normales. La Embajada francesa en Tokio prevé que las partículas de radiación podrían llegar a la capital en un plazo de “unas diez horas” si se mantienen los vientos en dirección sur.
Las últimas informaciones apuntan a que los habitantes de la capital nipona hacen acopio de enseres e incluso huyen a otras zonas ante el incremento de la radiación. En algunas tiendas comienzan a escasear radios, linternas, velas, bidones de combustible y sacos de dormir. Varias embajadas han pedido a su personal y a la población en general que abandonen las áreas afectadas, los turistas vuelven apresurados a sus lugares de origen y muchas multinacionales emplazan a sus empleados a que salgan de la urbe.
Miles de víctimas
Mientras la alarma nuclear recorre el mundo y reabre viejos y nuevos debates sobre el uso de la energía atómica, el número de víctimas sigue aumentando. Las autoridades de Japón han elevado a casi 6.500 los muertos y desaparecidos, y han situado en 25.000 los rescatados por el terremoto y posterior tsumani del viernes, mientras que cada vez son mayores los problemas de abastecimiento para los supervivientes. Del total de 3.722 fallecidos confirmados, algo más de mil han sido identificados y unos 400 cuerpos han sido entregados a sus familias, según la agencia local Kyodo.
Entretanto, continúa la búsqueda de los desaparecidos. Las autoridades confían en que muchos de ellos se encuentren incomunicados en los refugios del litoral, como en la isla de Oshima, donde había 1.300 personas aisladas. En total hay unas 20.000 personas con las que no se ha podido establecer contacto. En la prefectura de Miyagi (noreste) se busca a 9.500 vecinos de la ciudad de Minamisanriku, mientras que en la prefectura de Iwate (noreste) intentan localizar a 10.000 residentes en Otsuchi. Las labores de rescate se complican por las continuas réplicas del terremoto del viernes. La última, de 6 grados, se ha producido al suroeste de Tokio, en la provincia de Shizuoka.