El feminazismo adquiere aires charlotescos: El gobiernito andaluz ignora a su millón de parados y se gasta 18.000 euros para evitar términos sexistas como “futbolistas” o “parados”
El disparate vuelve a ser dogma en una nueva iniciativa vinculada a la administración autonómica andaluza. Tirar miles de euros a la basura parece haberse convertido en el juego predilecto de unos dirigentes autonómicos tan encanallados que son incapaces de detectar las prioridades de una región que vive ya en permanente roce con el hambre.
De nada servirá que insistamos aquí en el millón de parados que ha dejado como legado los 30 años de gestión socialista en Andalucía. O en la inexistencia de un tejido productivo que sea capaz de revertir el curso de los acontecimientos económicos. O en las telarañas mentales incrustadas por el PSOE en miles de andaluces resignados a la suerte de unos cuantos euros de subvenciones. O en la consolidación en cientos de pueblos andaluces de la cultura del mínimo esfuerzo, no sea que el valor de la excelencia termine siendo incompatible con los planes del PSOE para que Andalucía siga siendo su principal cantera de votos a la par que la región con mayor número de ignoranres y analfabetos.
La constatación de que la Junta de Andalucía es parte del problema y no fuente de soluciones lo evidencia este nuevo caso: La Consejería de Medio Ambiente se ha gastado 18.000 euros para editar una guía en la que recomienda a los andaluces evitar términos tan sexistas como ” futbolistas” o “parados” (sic).
“La guía sobre comunicación socioambiental con perspectiva de género” es el nombre que se le dio a la estrafalaria iniciativa, dada a conocer en el transcurso de unas jornadas sobre “ecofeminismo” celebradas en un hotel sevillano de lujo y que contó con la asistencia de al menos cuatro consejeros de la Junta.
La publicación, que cuenta con 71 páginas, tiene como objetivo propiciar “el conocimiento de la perspectiva ecofeminista” y buscar “nuevos patrones comunicativos”, así como potenciar el uso del lenguaje periodístico desde una perspectiva de género en la información sobre medioambiente. Entre los términos sexistas que deberán ser evitados, además de los referidos, destacan otros como “árbitro”, “estudiante” y “militar”. Si se trata de una broma o de una tomadura de pelo, sólo José Juan Díaz Trillo, consejero de Medio Ambiente (en la imagen), lo sabe.
Fuentes del PP no han dudado en calificar la iniciativa de “gilipollez socialista”. En cualquier caso, destaca el hecho de que a los gerifaltes de la Junta le preocupe más las cuestiones semánticas de “carácter sexista” que el hecho escatológico de que 7 de cada 10 estudiantes andaluces sean incapaces de terminar la ESO. Así mismo, a los apologístas andaluces del feminismo semántico no parece inquietarles que Andalucía esté a la cola de todas las estadísticas relacionadas con el Plan Bolonia y, en general con la mala calidad, de la enseñanza pública.
Sirvan también como muestras estos botones: ocho de cada 10 universitarios andaluces no terminan sus estudios y la región encabeza los casos nacionales de agresiones a docentes. Claro que la importancia que el consejero andaluz de Medio Ambiente conceda a esto último dependerá siempre de su condición etimológica y no de los puntos de sutura que se deriven de la agresión. Dirá él que para puntos, los del decretazo de Griñán, curiosamente sin su correlación feminista.
Me gustaría que alguien me explicara qué tienen de sexistas términos como “futbolista”, “árbitro”, “estudiante” o “militar”. Son totalmente correctos y están recogidos en el Diccionario de la RAE. Quizá la Junta de Andalucía considere mucho más adecuado emplear términos como “miembras”, como hizo alguna analfabeta.