La corrupción mediática: Intereconomía, el modus operandi
Enrique de Diego.- Se habla poco de la corrupción mediática por la sencilla e inteligible razón de que a los medios no les interesa y porque, en tono coloquial, todos están pringados. Pero es el hecho más grave y no es preciso remitirse a la célebre frase de Thomas Jefferson sobre la mayor importancia de la prensa libre incluso que el Gobierno. En España no hay prensa libre –merced al sistema de concesión administrativa y la discrecional publicidad institucional y las cuentas publicitarias corruptas de las empresas del Ibex tipo Telefónica- sino prensa lacaya y corrupta: Intereconomía es el paradigma.
Es el problema más grave, por encima de la politización de la Justicia, porque si hubiera habido una prensa libre, un contrapoder, se hubiera denunciado esa politización hasta hacerla imposible. Y si hubiera habido prensa libre, y honrada, que es lo mismo, son sinónimos, no se hubieran alcanzado los altísimos niveles de corrupción alcanzados ni hubiéramos asistido a actos de indignidad nacional como la defensa a capa y espada de Bárcenas y de Gürtel por Intereconomía y por el deleznable programa El gato al agua que mejor se titularía La gaviota carroñera en la cloaca, ejemplo máximo del lacayismo patrio de la mano de un tal Antonio Jiménez.
Una prensa comprada es una prensa corrupta, es una prensa silente y lacaya. He abierto brecha denunciando este problema nuclear con mi libro “Dando caña” (Editorial Rambla) que ha servido para abrir muchos ojos. Ya sabemos que Rodrigo Rato se dedicó a comprar a toda la prensa con el dinero de Bankia, que de esa manera renegoció a la baja la deuda de Prisa; lo cual quiere decir que esa deuda no se ha cobrado. Eso no se lo hacen a ningún pequeño o mediano empresario o autónomo, ni tampoco a los que desahucian, pero ya se sabe que hay una justicia para las sardinas y otra para los tiburones. Lo mismo se hizo con Vocento y toda la ristra grupos lacayos, que después de depredar al contribuyente encima están en la ruina los muy inútiles.
En el caso de Julio Ariza, todavía presidente de una Intereconomía que lleva cuatro meses sin pagar a los trabajadores sin que actúe la inspección de Trabajo de la sumamente incompetente Fátima Báñez –qué desgobierno, Dios míos, tiene España-, se llegó a más, a mucho más: Bankia gestionó un crédito ICO personal para Julio Ariza de 1,6 millones de euros, que no está nada mal. Es sabido, aunque se ocultó durante años, que Ariza y Rato son socios en Intereconomía. Ariza tendrá que dar explicaciones de ese crédito y de si no ha malversado fondos de los contribuyentes, porque la casta se está desmoronando y está perdiendo la impunidad de la que ha gozado y que hizo perder a sus miembros el sentido de la realidad.
La corrupción mediática ha sido llevada al extremo en Intereconomía y mi denuncia carece de motivos personales, que podría tenerlos, sino que se funda en el más límpido patriotismo y en la búsqueda de una España donde la honradez acrisolada sea la norma y no sea perseguida. El tiempo me ha dado la razón, y algunos deberían pedirme disculpas, no por mí, que me trae al pairo, sino por ellos, pues son estos tiempos que exigen regeneración moral personal: Intereconomía es un desastre de gestión que se mueve entre la estafa y la quiebra fraudulenta y en la que el hipócrita de Ariza pone el cazo público a Rajoy.
Aunque la corrupción mediática en Intereconomía es originaria por la presencia de Rodrigo Rato en su accionariado –presunto regalo a cambio del acceso a la publicidad de las empresas privatizadas a los amigos-, se fue haciendo progresiva, contra el ideario proclamado, de manera que Intereconomía no sólo no ha denunciado la corrupción del PP sino que se ha lucrado con ella. La cloaca del esquema fue y es El gato al agua, cuyo visionado es un acto de indignidad personal y un apoyo a la corrupción. Eso del gatoadicto –especie en extinción- es un descerebrado antipatriota.
El modus operandi puesto en práctica por Julio Ariza personalmente consistía en que cada vez que se producía una denuncia de corrupción relativa a algún dirigente del PP, Ariza se ponía en contacto para ofrecerle sus servicios, los de Intereconomía, a cambio del correspondiente trato de favor en los Presupuestos públicos. De esa manera se actuó con Carlos Fabra llegando a los niveles de desfachatez y hedor mafioso que he relatado en “Dando caña”.
También con Jaume Matas, al que se defendió a capa y espada desde ese espacio basura de El gato al agua. Pero igualmente a toda la trama Gürtel, acuñando la consigna de que se trataba de una cuestión de “tres trajes” y, por supuesto, que no había financiación irregular del Partido Popular, que no era una Filesa. Pues resulta que Bárcenas tiene 22 millones en Suiza y eso sólo es posible si casi toda la financiación del PP es en negro, con maletines y comisiones. De hecho, eso está claro en el sumario de Gürtel: toda la campaña de Mariano Rajoy y de cada uno de los candidatos, en todas las autonomías y todos los pueblos, se hace con dinero corrupto, con dinero negro. El PP es una mafia y Julio Ariza pertenece a ella, se ha lucrado de ella.
Ese esquema funcionó igualmente con Polaris World, uno de los agujeros que ha hundido la Caja de Ahorros del Mediterráneo, al servicio de Ramón Luis Valcárcel y recibiendo la bicoca de la Televisión murciana con una subvención anual de 30 millones de euros, más de un Bárcenas. Con Rodrigo Rato y Bankia se ha llevado al extremo de la indecencia sin tener la vergüenza de informar a los incautos teleespactores de La gaviota carroñera a la cloaca –como debería titularse el deleznable El gato al agua- de que Rato es accionista de Intereconomía, como también se ha ocultado que lo es Mario Conde, al que ciegamente se le apoyó en su patética aventura gallega. Ariza e Intereconomía han hecho más operaciones corruptas a favor de los corruptos que se irán desvelando. Las últimas el apoyo a Ignacio González, que es un nepote y un chorizo con ático en Estepona, y a Juan José Güemes, quien, por cierto, tuvo al primogénito de Ariza, Julen Ariza, de jefe de gabinete cuando el chaval acababa de salir de la Facultad, en esos enjuagues de casta parasitaria que han hundido a España.
Intereconomía ya no tiene ni programación. Se hunde en el ridículo. Sólo le queda el deleznable El gato al agua para seguir defendiendo a los corruptos del PP, mientras no paga a los trabajadores desde hace la friolera de cuatro meses. ¿Dónde se ha llevado Ariza todo el dinero que le dieron esos corruptos a los que defendió como si perteneciera a la misma mafia, a un mismo orden moral? Si Ariza tiene dinero en Suiza tendría que enviar a Diego Martínez Perán a recogerlo y pagar a los trabajadores. De los proveedores estafados, ni te cuento.
Vamos a ver………… los que hemos trabajado en Intereconomía somos los que más podemos dar fe de la corruptela informativa y de los chanchullos que ahí se producían. Tenemos que dar gracias de que algunos trabajadores de esta “empresa”, contemos nuestras experiencias y arrojemos algo de luz con la suficiente valentía, ya que se supone que hay libertad de expresión para ello y además, somos de lo más fiable porque lo vivimos en nuestras propias carnes. Yo no hablo por hablar, como supongo que el resto tampoco lo hará. A los hechos nos remitimos simplemente. Yo fui secretaria personal de… Leer más »
Pero este articulista, Enrique de Diego, ¿no es aquél que estuvo en Intereconomía mucho tiempo y le echaron por aburrido y porque nunca se enteraba de nada? !Vaya un resentido¡
No soy nada afín a vuestra línea política. Pero agradezco que alguien vaya estirando la manta y desvele la porqueria que se está dando por todas partes. No soy ningún patriota español, pero me causa nausea y vomito la vida política. Por ello sigo leyendo AD.
Lo siento por los buenos patriotas que ven ese canal, pero sigo pensando que son los mamporreros del PP y unos traidores. Es una pena, porque creo que hay buenos periodistas, pero la linea editorial parece que la hayan escrito desde Genova 13.
La verdad que se agradece que haya un canal como intereconomía que hable de loq ue nno hablan los demás, que tiene un programa de música, otro de fútbol que es como estar en el bar… y debates políticos que son mejores que las chorradas que ponen en otros canales…
Ahora bien, si desaparece tampoco voy a llorar, ideológicamente está muy lejos de mi pensamiento.