El Madrid se impone al Bayern (4-2) y pasa a semifinales por séptimo año consecutivo
El Madrid pasa a semifinales por séptimo año consecutivo, lo que no ha hecho nadie, aunque lo hace de aquella manera. El Bayern fue mejor equipo y protestará durante años la actuación de Kassai, que es árbitro de tintes caseros como se notó en la primera falta, con tarjeta aspaventosa para Vidal.
Zidane impuso la flor, aunque volvió a esta mal en la opción inicial (las bandas para ellos). Y Ancelotti logró un Bayern más real que el de Pep Guardiola. A su modo triunfó también. En la segunda mitad vimos de nuevo al rival histórico del Madrid.
Cristiano, subido a los hombros de un Marcelo que fue guardián en su área y azote del ataque, desequilibra la rivalidad europea: seis rondas para el Madrid, cinco para el Bayern.
El Bayern comenzó ocupado el campo del Madrid, dominando la pelota y las bandas. Eran dos hombres contra el lateral. A cambio, el Madrid acumulaba gente en el centro.
El Bayern se quedó con la pelota de forma abusiva. La sensación ya la conocíamos: un primor de equipo con escasa picardía arriba.
Presionaban a los medios arriba, de modo que la mejor forma que tenía el Madrid, la única, era salir a la contra cada corte de Casemiro o al agobiar a Thiago y Vidal, los jugadores en los que repostaban los extremos e interiores.
En el 14 subió el Madrid por primera vez, fue Marcelo.
Y en el 22 por fin tuvo la pelota un minuto y pudo rematar.
Ahí se empezó a abrir el partido. En la activación fueron vitales Marcelo y Carvajal. Llegó mucho Kroos, que tuvo hasta cuatro disparos, algunos muy claros, y en el Bayern tembló hasta Neuer, falló Hummels, empezó a verse cierta debilidad en defensa.
En las contras, Xabi Alonso, resoplando, parecía siempre en el final de su carrera. El español hacía un juego esencial, táctico, casi con la mirada.
El Bayern ya sufría y llegaba mucho menos. Ramos controló a Lewandowski, incluso acrobáticamente, y Casemiro ahuyentó a Thiago de la zona de peligro.
Lo hacía bien el Madrid, salvo rematar en las llegadas que fue teniendo (un par de contras de Cristiano, muy claras, y los chuts de Kroos como llegador); el Bayern tampoco hacía su parte: no ganaba nunca por alto y a menudo todo se le quedaba en centros de Alaba y en merodeos de Ribery (fue gracioso cuando Ribery ordenó imperativo, dada la confusión, que sus compañeros, de blanco, se pusieran un peto para calentar).
El partido no daba tregua y los equipos estaban larguísimos, ancelottísimos, repartidos de área a área como en un partido de exhibición. ¿Era buen augurio eso para el Madrid?
En el descanso, la policía cargó contra los ultras alemanes, que oponían resistencia. Hacía tiempo que no se veían cargas así en el Bernabéu.
Al inicio de la segunda parte, otra llegada peligrosa de Alaba con chut de Robben la sacó en la línea Marcelo. Pero al minuto siguiente, el extremo le ganó a Casemiro en el área y ganó un penalti que Lewandowski no falló.
La superioridad en banda del Bayern continuó. El Madrid defendía con 9 sin disimulo. Vidal tuvo otra clara ocasión y fue Marcelo, otra vez, el encargado de despertar el ataque.
El Bayern devolvió al Madrid a su campo, a la única opción de la contra por robo de Casemiro. Daba ya una sensación real de peligro.
El Bayern jugó al fútbol. Thiago frecuentó a Robben y el equipo se gustó, se liberó, fue más él mismo que el Madrid, que estaba agazapado, y tímido.
Ribery equilibraba la posible superioridad en la media del Madrid con un gran partido. El Bayern empujaba al Madrid en su área, con un sufrimiento ya real.
Algo en honor a Carletto: era el Bayern menos automático que con Pep, ¡pero ya se le veía el viejo colmillo! Era el temible, el traumático rojo-acongojo extendiéndose por el campo.
Ante los problemas, Zidane cambió a Benzema por Asensio y luego entró Lucas. Deberían sellar las bandas.
El Bayern era digno de ver atacando: tres líneas crecientes (2-3-4) y Lewandowski en punta, cada vez más amenazante.
El partido fue cogiendo un tono agónico: una contra personal y desordenada de Carvajal por la mitad del campo, por ejemplo.
Pero el Bayern se ponía frío con la finura de la conexión entre Robben y Lewandowski,
El Madrid llevaba un año sin dejar de marcar gol, así de bueno era el partido alemán, cuando en el 75, Casemiro puso un pase a Cristiano, que remató de cabeza.
El viejo Bayern apareció al instante, en la enésima llegada Ramos se marcó gol. Ramos es la invocación del fario en el Madrid. Y la segunda parte fue, digamos, la reaparición del viejo rival.
Kassai expulsó a Vidal, que no había tocado a un estupendo Asensio (mejor que Isco), y el partido se le alivió al Madrid. El Bayern es tan arquitectónico que con 10 lo nota, aunque en la prórroga no renunció al juego, con un eterno Robben al que doblaba Douglas Costa y un Thiago extraordinario.
Estaba el Madrid ante un equipo enorme, pero apareció Cristiano para marcar. Solo necesitó un metro de libertad, aunque parte de ese metro saliera del fuera de juego. Con el Bayern roto, Marcelo le regaló el hat trick a Cristiano y Asensio se subió al 11 con otro gol.
Mucho castigo tuvo el Bayern. El que merecía, un poco más, y el de medio siglo de rivalidad.
Ronaldo debió ser expulsado al igual que Vidal, estuvieron todo el partido dándose patadas. Desde cuando juega de central.
No estoy de acuerdo con el relato. El Real Madrid es justo ganador de la eliminatoria por méritos propios. Llegó mucho más a portería y dominó al Bayern tanto en Munich como en Madríd, quitando las primeras media horas donde el Bayern se hizo con el balón aunque sin realmente crear demasiado. Saludos