La separación de poderes a embudo
N. Fabián.- Cuando alguien no es capaz de aprender una lección básica, la vida misma le busca ejemplos y se los endosa a modo de embudo.
Es una constante de la cultura política no entender el concepto de la separación de
poderes y por mucho que se explique, el político iluminado de turno siempre saca el ejemplo de los jueces; y no, la independencia judicial no es la base de la separación de poderes, como toda la pu… vida han intentado meternos también a embudo, como a las ocas del paté.
La separación de los poderes es la simpleza de dividir la soberanía nacional en dos, la autoridad del pueblo frente a la potestad del gobierno. Esto solo se consigue si España tuviera dos elecciones diferentes para elegir a sus representantes: los diputados en unas
elecciones legislativas y al Presidente en unas elecciones presidenciales.
Legislativo, el pueblo, igual a autoridad. Y ejecutivo, el gobierno, igual a potestad.
Que sigues sin entenderlo; pues recurramos a una historia simple y reciente que aconteció en el pueblo de Yeles, Provincia de Toledo. Durante 30 años Yeles ha tenido acceso por un ramal de la autovía A42. De todos los accesos, el más peligroso. Centenares de colisiones con resultado de chapa; pero a menudo de muerte y de lesiones crónicas que dejaron al conductor parapléjico, resultado de velocidades excesivas en un punto negro de la red que no conseguía la atención de las autoridades.
No se quien es el iluminado director de la circulación en Castilla la Mancha o si dependebde la Diputación, ni lo sé, ni me importa dónde pasta el asno; pero sí sé de la lección que Yeles le ha dado.
Alguien, algún héroe sin capa, sólo la que le da el velo de la noche, ha derribado un radar de tráfico que nunca se puso en el punto negro que mencionamos, jamás en 30 años, y que ha venido presto a la respuesta del incremento de tráfico debido a la logística nueva de la
autovía.
Tres veces cayó el radar, la segunda vez tenía una pintada clara “En Yeles, no”
¿Cuántas cervezas te debo, querido anónimo? Yo soy de los incautos que hubiera pagado varias multas.
Un radar con la única finalidad de recaudar; pues es un lugar de tránsito más que respetado por los vecinos de Yeles y de los pueblos del itinerario cercano.
Y qué tiene que ver esto con la separación de poderes que aludíamos; pues todo.
El gobierno, el Estado, la Junta , lo que quieras tiene potestad para poner uno, dos o cien radares; pero si el pueblo que es quien posee la autoridad dice no; entonces, no hay radar que valga. Ni cien, ni diez, ni dos, ni uno. Y En yeles, no.
Sirva de ejemplo a otros pueblos, a otras gentes, a ti mismo. Sirva de ejemplo que el más pequeño puede con todo cuando se enfrenta a lo injusto y a la chulería.
Maravillosa Libertad Política. Maravilloso lo de “En Yeles, no”
PD. Días después alguien colgó una pancarta cerca del finado radar que rezaba: “Al del radar, olé tú”
El vulgo siempre grande.