La estrategia para captar votos a la izquierda
Estanislao de Kostka.- La estrategia para que el Partido Popular pueda captar significativos votos a su izquierda está siendo perfecta. Se presenta como un partido centrado, con un candidato en lo social de centro izquierda, sin poder olvidar que en 1982 votó a Felipe González, como el propio Alberto Núñez Feijoó reconoció en alguna ocasión.
Se presenta en lo económico como un partido liberal y como un candidato que cree en la iniciativa privada, en la bajada de impuestos y en la gestión eficaz y eficiente de los siempre escasos recursos públicos, como hizo en Galicia, con “sentidiño” y dejando unas cuentas saneadas.
Ponerse de perfil en asuntos siempre tan delicados para el Partido Popular, como el aborto o la homosexualidad, ha sido lo correcto y la estrategia acorde a los tiempos que corren. En el fondo, aunque no se pueda decir, él piensa que esas cuestiones forman parte de la esfera personal de los ciudadanos y que los partidos políticos no están para regular sus vidas personales, sino para garantizar sus derechos.
La estrategia es ser un partido “catch-all” o “atrapa-todo”, en el sentido que lo definen politólogos como Robert Michels, Max Weber o Ostrogorski, máquinas de tratar de captar votos a la derecha y a la izquierda, en todos lados, teniendo como punto de referencia dónde el electorado te sitúa en el espectro ideológico. Aunque no se note, aunque pase un poco desapercibido, el Partido Popular nunca estuvo tanto a la izquierda como en estos momentos, y eso no es malo.
Lo está por la personalidad honesta de su líder. No cree en el matrimonio, con lo que eso implica. Está sin casar, con un hijo y viviendo en “pecado”, que diría mi madre.
Por tanto, en esencia, poco tiene que hacer o corregir, sino con inteligencia pescar allí donde hay votos, condicionando la futura elección de ese porcentaje tan alto de españoles que aún no han decidido su voto y que, si sigue actuando de forma tan inteligente, le llevará a la Moncloa, sino con mayoría absoluta, rozándola.
España se merece un Presidente como Alberto Núñez Feijoó. Galicia ya lo disfrutó.
*Abogado jefe de AD y politólogo