Denuncian que la directora de Black Lives Matter usó el dinero de las donaciones para beneficio personal
Según una investigación del Washington Examiner, los dirigentes del grupo supremacista negro Black Lives Matter estaría desviando los fondos recaudados por las donaciones a la organización con destino desconocido.
“La cofundadora de BLM, Patrisse Cullors, nombró a dos activistas para que se desempeñarán como directores interinos del grupo luego de su renuncia en mayo del año pasado en medio del escrutinio sobre sus finanzas personales”, escribió Andrew Kerr del Examiner.
“Pero ambos anunciaron discretamente en septiembre que nunca aceptaron los trabajos debido a desacuerdos con BLM. Le dijeron al Washington Examiner que no saben quién dirige ahora la organización de justicia social más grande del país”.
Lo cierto es que, según los Estatutos de la fundación, el director ejecutivo es quien se hace cargo de todos los fondos y valores de la corporación, pero sin director aparente, se desconoce quién dirige la organización y cómo se emplea todo el dinero recaudado.
La dirección que figura en los formularios de pagos de impuestos de la organización es incorrecta, y los dos miembros de la junta aseguraron que ellos no están administrando los fondos de BLM que superan los $60 millones de dólares.
Nadie está respondiendo a las indagatorias de los periodistas de varios medios norteamericanos, ni siquiera Shalomyah Bowers, que sigue figurando como subdirectora ejecutiva del grupo.
Mientras tanto, los dueños de comercios negros en todo el país están sufriendo las consecuencias del requisito de vacunación y no están recibiendo la ayuda que esperaban del movimiento.
La Fundación de la Red Global Black Lives Matter opera un “Fondo de Supervivencia” para intervenir cuando el sostenimiento del gobierno es insuficiente, pero sin supervisión o liderazgo claro y con las cuentas no publicadas y fuera de la vista del público, no está claro cuánto dinero se está destinando a ayudar a los miembros de BLM ni cómo se está empleado el dinero de la fundación.
Cabe destacar que su fundadora, Patrisse Cullors, fue ampliamente criticada el año pasado por mudarse a un barrio lujoso después de declarar que ella nunca cobró por su trabajo en la fundación y nunca donar al movimiento las regalías de su exitoso libro autobiográfico ‘Cuando te llaman terrorista: una memoria de Black Lives Matter’, publicado en 2018, a pesar de haber prometido hacerlo.
Cullors recibió decenas de galardones por su rol de liderazgo en la causa de este grupo pseudo-terrorista. Incluso firmó un contrato con la Warner Bros. para que se produzcan contenidos con “voces negras que históricamente han sido marginadas”.
Sin embargo, su caída fue tan meteórica como su ascenso. El año pasado, salió a la luz que compró una mansión en Los Ángeles por más de un millón de dólares, casi seguro con los fondos de BLM. Según The New York Post, también habría comprado otras dos casas en Los Ángeles en los últimos años y una finca en Georgia.
Esto produjo una crisis puertas adentro de BLM, y después de varios meses de silencio, la organización sacó un comunicado informando que Cullors, por ese entonces su directora ejecutiva, trabajaba ad honorem y no recibía un salario. Solo ha recibido, según el comunicado, unos 120.000 dólares para cubrir sus gastos como portavoz y participar en el trabajo de educación política. Pero que esta compensación se suspendió en 2019.
Pero las ventas de su libro y su trabajo como activista no justifica financieramente las propiedades que compró ni la vida lujosa que lleva, por lo que se inició una investigación sobre malversación de fondos, que generó su renuncia como directora de la agrupación que ella misma creó. Pero desde su salida, nadie más ha podido acceder al Tesoro del grupo y es una incógnita dónde está ese dinero.
Cullors dice que todo es un complot de la derecha norteamericana, pero los reguladores financieros de California, donde BLM está radicado, advirtieron que están investigando la situación y responsabilizarán personalmente a los líderes de la agrupación a menos que presenten los documentos requeridos para mantener un nivel adecuado de transparencia.
Lo notable es el silencio de decenas de celebrities, actores de Hollywood, músicos, periodistas y empresarios que han donado cientos de miles dólares al movimiento y se fotografiaron junto a la activista, pero ahora callan ante la posibilidad de que su dinero haya sido robado y desviado para uso personal.