¿Desvirtuar la lengua española en pro del feminismo? Y se queja una mujer
No sé qué asociación de escritoras se ha propuesto suprimir todo signo de “machismo” en la lengua española .Parece que no sólo la Historia se puede borrar a capricho de los signos políticos, basada en esta Ley de Memoria Histórica, sino que también la Lengua española se halla a expensas de los caprichos de las inoportunas y oportunistas ocurrencias de diversos signos o asociaciones y movimientos. Y es que ahora, nuestros oídos han de soportar la disonancia de “portavoces y portavozas”, todo a raíz de la cursilería de “Podemos”, y, si nos rendimos a las tendencias panhispanistas de la R.A.E., “portavozes y portavozas”, señores, , perdón, señores y señoras; perdón, señoras y señores, que no hay que sexualizar.
Existen varios tipos para la formación de género en los sustantivos en el español o castellano: de un lado, los sustantivos de terminación regular (“niño-a”); de otro, los de sufijación especial (“emperador”/ “emperatriz”); el género dimensional, cuya terminación de género marca las diferencias de dimensiones o más matices (“cerezo”/ “cereza”; “huerto”/”huerta”); los nombres comunes en cuanto al género (“periodista”, tanto para masculino o femenino, con ciertas adecuaciones nuevas como “juez” o “jueza”, optativa esta segunda versión, en todo caso); el género epiceno, que designa a una misma especie de manera envolvente para ambos sexos (“águila”, “pingüino”,“delfín”, “ballena…, ), sin por ello hallarse un agravio sexual o maltrato de género a nivel lingüístico. ¿Qué vamos a decir: “balleno” referido al sexo masculino, o “delfina” para el femenino? Esto linda con el ridículo y el aburrimiento de algunos políticos, de verdad. Y, dentro de poco, el verdadero uso del 016 se hallará atascado de llamadas de este postureo que encubren las verdaderas.
Llevados por este síndrome, el partido de “Ciudadanos” habría de llamarse “Ciudadanos y Ciudadanas”, como principal promotor de este desdoble inútil de la lengua, así como su compañero “Unidos-Podemos” habría de pasar a llamarse “Unidos-Unidas-Podemos”, con el objeto de no hacer de menos a sus votantes. Igualmente, al hablarse de la especie humana, ya no valdría, o valdrá, mencionar “el hombre”, sino “el hombre y la mujer” o, mejor aún, “la mujer y el hombre”. ¡Qué almas divinas, que cuando no borran los nombres de las calles borran ya las flexiones de su propia lengua.
Confunden la adaptación y la evolución que toda lengua experimenta, inherente en su propia naturaleza, con el ocasionalismo y, de lo contrario, contamos con el periodista, novelista y parece ser denostado miembro de la R.A.E., Arturo Pérez Reverte, quien en su día escribió un artículo que pretende serle arrebatado a día de hoy, como es el titulado “Limpia, fija y da esplendor”, en que se acabará, en vez de por mantener las normas de corrección del español o castellano como normas comunes, por asumir los modismos y vulgarismos de pronunciación y de escritura de las demás naciones hispanohablantes. Así que, en unión de la hermandad de sexos y pueblos, el ordenador me hace escribir “Siudadanos y Siudadanas”, así como “Unido y Unida Poemo”, eso sí, hermandad y fraternidad entre naciones de sexo.
Y me pregunto yo qué tendrán que ver la corrección lingüística y la igualdad de género con la incultura. De momento, piso por donde reza Reverte, que hasta los octogenarios de la R.A.E., en pro de la modernidad, se hacen los <> con el único afán de no quedarse atrás. Que les planteen esto mismo a los alemanes, cuánto nos reiríamos unos cuantos, incluidas muchas mujeres.
Un artículo muy acertado. Los padres de la RAE han permitido muchos cambios en el lenguaje que no deberían haber tolerado. Como llamar matrimonio a la unión de dos hombres o dos mujeres. Un matrimonio es un matrimonio y una union es una union. Luego a cada concepto se le puede aplicar la legislación que se considere necesaria. deberían dedicarse a completar el diccionario, pues les faltan palabras a capazos. Palabras que se usan desde hace mucho, jurídicas, técnicas, científicas… pero no. Están más atentos a ver qué les dice la tendencia política del momento. En fin… como siempre… todo… Leer más »
Atentos a la moda, efectivamente.
Es que esta moda, para más inri, es una (otra) invasión anglófona, concretamente californiana. Allí empezaron a decir que, en lugar del “man” (hombre) genérico, debían usar “person” (persona). Así, en lugar de “businessman” (hombre de negocios) era preferible “business person” (persona de negocios). De esta discutible neutralización del género en un número limitado de palabras y expresiones, las que contenían la palabra hombre en su forma, se pasó a cuestionar sistemática e histéricamente todas las alocuciones que en inglés pueden llegar a hacer pensar en una posible discriminación sexual. Hasta llegar a la surrealista propuesta de denominar “hertory” (toria… Leer más »
Efectivamente, y también, como usted bien dice, se juega a desvirtuar la lengua inglesa.
Ya sabemos eso de ciudadanos y ciudadanas, alumnos y alumnas, españoles y españolas y demás chorradas lingüísticas a las que aluden los izquierdistas y su ralea. Pero fíjense en este caso: tres personas, dos mujeres y un hombre. ¿Cómo se referiría a ellos unos de esos izquierdistas? ¿Dirían, los tres o las tres? ¿Dirían, ellos o ellas? A ver quién resuelve este galimatías.
Dirían “ellas y él”, en vez de un genérico “ellos”, seguramente. Redundante, cargante e innecesario.
Recuerdo cuando mi profesor, Don Gervasio, nos explicó eso de los plurales genéricos que pensé: pues es injusto porque entonces no se diferencia un grupo de padres y madres, los padres en genérico, de un grupo en el que haya sólo padres, también los padres.
Años después descubrí que yo debía estar terriblemente equivocado porque quien siente que es injusto y me lo quieren hacer cambiar son las mujeres, que no sufren esa ambigüedad porque un grupo de madres siempre es las madres, sin lugar a duda.
Lo peor es que los octogenarios de la R.A.E., sigan el juego a tanta vulgaridad, y no pongan freno a esta ridiculez femiestalinista.
Son los peores: abiertos a estas “innovaciones”, ABiertos a los vulgarismos locales de Hispanoamérica y a extranjerismos o neologismos innecesarios, cuando en español hay herramientas y palabras capaces de designar los nuevos conceptos.
Falta de energía, falta de valor, vaya…