Quim Torra, un esfuerzo catalán para mantener el 155
Parece que los independentistas catalanes le han cogido el gustillo a eso de la aplicación tan flojeras del artículo 155 y que les gusta cobrar y no gobernar, y parece, igualmente, que Puigdemont sigue poniendo por encima sus intereses personales a los de Cataluña entera e incluso a los del mismo independentismo.
Sus caballeros de la Mesa Redonda no se atreven a contrariar al prófugo, embebido en su soberbia personalista, y han aceptado la voluntad de éste al elegir a Quim Torra, secesionista exacerbado, para provocar al poder central, para dilatar la aplicación del 155 y para que sea rechazada la investidura de este nuevo candidato, en el que se ha buscado el radicalismo y la ciega obediencia al rey Arturo.
Pasado político no tendrá mucho este nuevo candidato a la investidura; pero el diputado independiente de JxC destaca, sobre todo, por el regalo de reiterados insultos a los españoles catalanes y a los españoles en general, además de prometer hacerse cargo tan sólo de la política interior de Cataluña, mientras queda en manos de Pugdemont la política exterior y la propaganda antiespañola, declaraciones por las cuales debería rechazarse tal candidatura, en tanto en cuanto no es admitida constitucionalmente, ya sólo por el mero hecho de ser compartida entre un indecente y un prófugo de la Justicia de manera anunciada y explícita. Torra no se pretende erigir, por tanto, como presidente provisional, sino como mero interino al servicio de la supuesta víctima dictatorial Juana de Arco, rey Arturo o, lo que es lo mismo, el héroe puigdemontés.
Esa es la clave: Puigdemont mantiene su demagogia y la justificación oficiosa y ocioisa, que no oficial ni legal, de que se le siga sufragando una vida con complejo de Peter Pann. Torra supone tan sólo un verdugo ejecutor que se cura en salud y cuyo primer proyecto, lejos de gobernar, es nombrar una Comisión para evaluar los supuestos “efectos de la aplicación del artículo 155” en Cataluña.
Esa es la gran diferencia entre don Quijote y Puigdemont: si el primero vendiese todos sus haberes para ser leal a los preceptos caballerescos, Puigdemont, lejos de su aparente idealismo purista y consecuente es el verdadero “amarrategui” de la pela y del poder, no dispuesto a soltar ni un céntimo.
Lo más indignante es el pasotismo del PP y del PSOE, anclados en un bipartidismo basado en el pactismo con los nacionalistas, y que pretenden mostrar al pueblo español una política de mano dura, cuando la dilación de este numerito independentista, aplicado el 155, no debería haber sido tolerada legalmente. Tan apegado está el pactismo como cachava del bipartidismo, que hasta parte del mundo político navarro se niega a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, si no es con una firma escrita con la promesa de no conceder beneficios penitenciarios a los presos etarras.
Parece mentira que los navarros tengan que dar una lección de españolismo al PP. El tiempo corre, el dinero también e, igualmente, la indignación.
Frente al separatismo, la defensa de España. Ni diálogo, ni negociación, sólo se le combate. Urge la suspensión de la autonomía y la inmediata ilegalización del independentismo. El régimen de 1978 ha sido y es el problema!.