España sin filosofía
Un día cualquiera otoñal, a inicios de mi nuevo curso, apadrinando a alumnos con dificultades para llevar las asignaturas pertinentes, en mi pequeño establecimiento, me enteré de una nueva (desde luego, buena no, pero inexplicable) noticia: en el programa de Filosofía de 2º de Bachiller , Marx acababa de ser relevado por Hannah Arendt, pensadora postulada contra los regímenes fascistas, aunque, a mi juicio, a pesar de la justicia de su mensaje humanitario y justo, sin una alternativa de sistema de pensamiento a los propuestos hasta el momento. En fin, Filosofía “light”.
Al inicio del curso siguiente, cual fue mi sorpresa en otra tarde tonta y otoñal: “Ya no entra Filosofía en la prueba de Selectividad”. Curioso como incierto. En el fondo, se trataba de evitar dotar a los adolescentes de la independencia de pensar y dirimir con independencia de la información mal destilada, ya de por sí, si nos atenemos simplemente a la prensa, radio o televisión. Se trataba de hacerles flotar en el mundo de “Matrix”, donde la realidad realmente real queda bien lejos de la hecha respirar por las vías legales. Se trataba de hacer subir al pedestal al quinceañero que tuviera acceso a diferentes redes sociales, publicando cada momento de su vida más íntima en fotografías, expuestas al “me gusta”, por su puesto, que si no, no valía.
Se trataba, en un jaque mate, de eliminar del programa de la educación general la primera de las asignaturas que obliga a la mente a adquirir independencia en el razonamiento; pero, para disfrazar la maniobra política de los no ya políticos, sino administradores económicos sin ideología, de la pobreza del pueblo, había que dar el golpe disimulado a la Reina del ajedrez: Marx, eliminado del programa. ¿Por qué, si cometió yerro como cada uno de sus predecesores, en tanto en cuanto proponía un sistema focalizado hacia una meta en su momento histórico, una alternativa?
Cierto es que este filósofo, horripilado por la realidad social que le tocase vivir (la de la II Revolución Industrial), cometió varios desaciertos: el que preconizaba la revolución comunista prescindió en sus predicciones de la masa campesina de la URSS; convirtió la historia en unívocamente la historia de los medios de producción desde una perspectiva únicamente económica; predijo un fin comunista sí o sí para cada una y todas de las culturas y civilizaciones, y se equivocó, dado que no contaría con la integración de la clase obrera en la sociedad del bienestar, en la no eterna combatividad del proletariado, que sería reabsorbido por las conquistas sociales y laborales dentro del capitalismo, así como no supo ver el fracaso del comunismo al menospreciar al ser humano reduciendo su identidad individual a la de mero integrador de una clase social combativa; obvió la necesidad del aliciente personal en el sistema productivo y alienó toda manifestación personal ideológica o artística, de no hallarse vinculada a la condición de expresión colectiva de una clase.
Pero el pensamiento marxista, aparte de su extremo carácter, dio en la diana acerca de una cuestión humanitaria que me hace partidaria neta del iusnaturalismo, aparte de la afirmación de los derechos esencialmente humanos que lo hacen ser tal desde que nace: la valoración del trabajo. Marx nos hablaba de la alienación y la plusvalía, dos conceptos convenientemente extraños a la población actual regida por el sistema imperante. La alienación es el concepto resultante del menosprecio en la remuneración al trabajador, en tanto éste se proyecta en su trabajo, por lo que un menospago del mismo entraña un menosprecio del humano como tal; la plusvalía constituye el reverso, es decir, el margen de beneficio adquirido por el empresario sobre la labor del proletario. Pero tal teoría acerca de la manipulación laboral no conviene ser preconizada por la enseñanza pública, y menos aún si, en el concepto de proletarios, han pasado a engrosar las filas los pequeños empresarios autónomos servidores del Estado.
La práctica de este Estado, amparándose en los dictámenes europeos, consiste en solucionar la crisis a base de la otra crisis, la de los servicios públicos, por lo cual cualquier ciudadano (principio constitucional de soberanía nacional) capacitado o no por adversas circunstancias para cotizar en la Seguridad Social, se convierte, por el hecho de serlo, en cuestionado beneficiario de la misma.
Nooo: qué va. Digamos que el paro baja, que los sueldos cuatrocientoeuristas sirven para pagar los recibos a los que se ata a cada ser nacido, que las minusvalías y la cobertura en la Educación se disfrazan con reformas laborales, o leyes de Educación, entre cuyas estúpidas siglas me pierdo por la senda, cada vez más estrecha, de la amargura, la de no pensar.
Y los padres, listos, si sus hijos, satisfechos, perciben 20.000 “me gusta” al etiquetar su foto. No hay personalidad alguna, ni respeto generacional. Dios sabe en qué manera se hallen los nenes expuestos para reafirmar una personalidad carente de forma de pensamiento y dependiente de los medios que conocemos. Y vaya a preguntárselo usted, padre o madre pagador de sus facturas, ni de reviro.
No los enseñemos a pensar. En el fondo, Mr Aldous Urxley tenía razón: se trata de vivir dormidos la felicidad soñada, en vez de luchar, infelices y enseñados a pensar, la felicidad querida y no diseñada.
¿Por qué no se va a impartir de ahora en adelante, en conclusión, la asignatura de Filosofía en 2º de Bachiller? Ya fueron adiestrados con la sustitución de tal asignatura por la tan politizada de “Educación para la Ciudadanía”. Porque se trata de crear una nueva generación de “atónitos palurdos”, como dijese Machado, que aprenda a mirar hacia el lado de los colores dirigidos de una pantalla móvil mientras se someten a la loboctomía.
No estamos, como dijera Ortega y Gasset, ante una “España invertebrada”, sino también y además, sin médula espinal. Pobre Pérez Reverte: los jóvenes de hoy y los algo menos lo conocen por su relación con la R.A.E., triste, patética y desoída, o por sus novelas, y no como el corresponsal que se lo curró bien currado en Palestina a cero coma de las bombas en los años 90.
Para mi, lo importante de la asignatura de filosofia no era empatizar con las corrientes filosoficas, sino mas bien abrir el debate entre los alumnos, y que aportasen sus opiniones en una espiral creativa donde cada individuo se enriqueciese con aquellos dialogos basados en el respeto hacia quien no piensa como tu. Supongo que por eso la han eliminado. Lo que mas recuerdo de mi epoca, era aquella frase de que “solo se que no se nada”, y que la vida me ha permitido contrastarla y rebatirla. Si cada vez sabes menos es que cada dia eres mas tonto. Actualmetne… Leer más »
Efectivamente: el secreto de esta disciplina y asignatura era el ehjercicio de pensar, dialogar y aprender a discurrir de forma independiente, paso necesario para adquirir la mayoría de edad, y no un modelo de móvil.
“solo se que no sé nada” frase de Sócrates que algunos atribuyen a Platón. Puede interpretarse como apología al relativismo, pero yo siempre la he interpretado como incitación al permanente afán de aprender más.
efectivamente, Sócrates no era relativista, sino humilde. Los relativistas eran los sofistas anteriores a él, creyentes en leyes positivas variables al sol que más calienta y carentes de valores universales. Así le fue a él.
Lo de la frase de Socrates, por lo que tengo entendido, fue una respuesta inteligente, que a dia de hoy, la podriamos traducir como ” El mas listo es quien mejor se sabe hacer el tonto”, y es que hoy en dia, hasta el mas tonto sabe hacer relojes…gracias a los tutoriales de youtube, claro!. Buena linea de discursion filosofica, y en mi opinion, las mejores clases de filosofia las he tenido en los asientos de un tren, o en las salas de espera de la administracion publica. Para mi, a menos horas pasen mis hijos en la escuela, mejor,… Leer más »
Desde hace tiempo viene siendo así. Qué pena
Estupendo artículo Mónica, describe muy bien la realidad de la Filosofía en nuestro sistema educativo. Al sistema no le interesan las asignaturas de letras, hacen que los alumnos piensen, aprendan a recapacitar, a opinar y a expresarse. Cuando se profundiza en el aprendizaje de un conocimiento se llega a la Filosofía, como la marginan o manipulan tenemos el bajo nivel formativo de nuestros alumnos; más bajo que el de los que solo tenemos Certificado de Estudios Primarios de la Ley de 1965. Para los gobernantes que padecemos mejor así son más fáciles de manipular. En el artículo escribes sobre Marx… Leer más »
Gracias por el enlace. En realidad, Ledesma aplicaría lo que Lope de Vega en la Literatura: desde el pueblo, por el pueblo y para el pueblo, en época de crisis barroca. Pero este puñado de políticos poco tienen de tecnócratas y mucho de ocasionalistas. Son la hez de la sociedad y la sociedad momificada y atontada los mantiene.
De nada, espero que te sea de utilidad el enlace.
Efectivamente cuando el detritus político consigue el poder, debe mantener al pueblo en la ignorancia; porque “en el país de los ciegos el tuerto es el rey”.
Ahí, ahí. Eso es el populismo de mierda este. La Educación debería transcender las elecciones y mantenerse a salvo; pero siempre ha sido un instrumento. Por lo menos, antes enseñaban, bien o mal: ahora los chavales van a clase para aprender a no saber.