Los chivatazos de las filtraciones de los sumarios
Es un verdadero escándalo las filtraciones de los sumarios penales. Muchos bajo secreto, encima, y que solo sirven para alimentar el morbo de una gran parte de la sociedad, y aumentar las ventas de los medios de comunicación social, siempre ávidos de medias verdades y escándalos, pues lo único que les importa es aumentar sus beneficios.
Cuando el ya dimitido fiscal anticorrupción, don Manuel Moix, quiso poner freno a esta práctica, regulando y sancionando las filtraciones de sumarios a los medios de comunicación, fue objeto de las iras y descalificaciones más graves que hemos visto en los últimos años.
La filtración es, lisa y llanamente, un delito, y el mensajero que filtra un documento o una conversación telefónica, simple y llanamente, delinque.
Pero son delitos que se cometen con la mayor impunidad, pues en la práctica no son objeto de persecución penal. ¿Cuántas condenas conocen ustedes por estos hechos…? Yo ninguna, la verdad.
El medio de comunicación que se hace con un documento, o con el contenido de una cinta telefónica, unas fotografías, la transcripción literal de un interrogatorio policial o judicial…, ha recibido un chivatazo, que ha podido proceder de varias fuentes distintas:
-El propio Juez instructor.
-El Fiscal que lleva el asunto.
-Algún funcionario, judicial o fiscal, que haya tramitado el asunto.
-La policía nacional, guardia civil o cuerpo autonómico policial interviniente: mozos de escuadra, Ertzaina o policía foral de Navarra.
En estos sumarios declarados secretos no pueden acceder las partes, hasta que no se levante el secreto, por lo que es obvio que las filtraciones no pueden haber sido cometidos por los abogados o procuradores intervinientes.
Descartemos a los jueces, pues debemos confiar en su profesionalidad (aunque casos ha habido…, pero como excepción, no como regla general).
Debemos descartar también, en principio, al Ministerio Fiscal, aunque dispongo de datos sobre asuntos concretos en los que ha sido la Fiscalía quien ha filtrado la información, ellos sabrán porqué, y siguiendo instrucciones de quien (supongo que del poder político, que por algo y para algo están subordinados al Gobierno).
Tenemos nuestras dudas sobre filtraciones rompiendo la cadena de custodia de los sumarios, que va directamente del cuerpo policial actuante a los funcionarios judiciales y fiscales correspondientes.
También sabemos que hay investigadores, sobre todo cuerpos policiales especialmente politizados, como la UDEF, de cuya profesionalidad albergo grandes dudas.
El medio de comunicación que recibe la información no está obligado a delatar quien ha sido el chivato, pues se acogen a su derecho constitucional a no indicar la fuente, a virtud del artículo 20 de la Constitución.
El circo mediático al que estamos asistiendo en las filtraciones, es propio de un país tercermundista, que no respeta sui Estado de Derecho, y donde el morbo y la curiosidad malsana son sus señas de identidad.
Dentro de éste contexto, cabe preguntarse a cambio de qué se ofrece esa filtración.
La respuesta no es dubitativa.
El que escribe este artículo fue víctima de las filtraciones, incluso antes de judicializar su imputación, ahora investigación. Se iban filtrando a un medio de comunicación (concretamente, el diario ABC), datos de la investigación, realizada por la UDEF, cuerpo policial altamente politizado, y siempre al servicio del Gobierno de turno, para “trabajos especiales”, y cuándo se procedió a mi detención, el 15 de abril de 2016, a las 7,15 horas de la mañana, ya se había convocado a los medios de comunicación, tanto en mi domicilio particular como en la sede de Manos Limpias.
¡Cómo decía Churchill, cuando llaman a tu puerta a las 6 de la mañana, en una democracia, sólo puede ser el lechero! Pero aquí solo vivimos en una democracia aparente y virtual, en este caso era la policía. ¡Pero eso sí, a las 7, que los españoles no somos de madrugar mucho!
Excuso decirles que nunca se ha sabido –ni se sabrá- quien hizo esas filtraciones, y lo que es peor, no me consta que se haya abierto investigación alguna sobre el particular. Y es que cuándo el propio poder político filtra, no va a ser tan tonto de investigarse a sí mismo…
*Jurista y secretario general de Manos Limpias.
Yo creo que muchas veces los chivatazo son DE PAGO, es decir el periodista de turno gratifica a un funcionario, judicial o fiscal, que es quien le facilita la documentación, para conseguir así LA EXCLUSIVA.
Por desgracia, nunca veo que se detenga, y menos se condena a nadie por estos gravísimos Y DELICTIVOS HECHOS, con lo cual crece la sensación de impunidad para quienes lo hacen.
Lo cual demuestra D. Adolfo, que hay algo más que un funcionario corrupto. Qué es algo que viene de arriba y que se garantiza la total impunidad.
Si es.
Yo también pienso que las filtraciones vienen de arriba, no de abajo.
Ningún funcionario, al que le ha costado una oposición su cargo, y una cierta seguridad en la vida, se la va a jugar alegremente, por una pequeña recompensa económica, o, simplemente, por joder a alguien…
Yo estoy convencido de que la mayoría de las filtraciones SON GUBERNAMENTALES, el problema es poder demostrarlo, pues zorro no come carne de zorro…
Don Miguel, esas filtraciones NUNCA SON Inocentes, COMO USTED SABE MUY BIEN.
Se hacen para desprestigiar al adversario, estigmatizarle socialmente, hacerle aparecer como culpable ante la opinión pública, “presionar” a los jueces para que decreten su ingreso en prisión, EN DEFINITIVA, HUNDIRLE, TANTO PERSONAL COMO SOCIALMENTE.
Son una verdadera vergüenza, impropia de un Estado de Derecho.
CLARO QUE EN UN ESTADO DE DESECHO, COMO EL ACTUAL DE ESPAÑA, TODO VALE…