Santiago Posteguillo pone al emperador Trajano como ejemplo para los gobernantes de hoy
El escritor español Santiago Posteguillo considera que los gobernantes actuales deberían mirarse en el espejo de Trajano, emperador romano que se caracterizó por su austeridad y lucha contra la corrupción, y que es el protagonista de una trilogía suya cuyo último volumen presenta en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo).
“Yo estoy convencido de que a nuestros gobernantes del siglo XXI, particularmente los de España, no les interesa que se recuerde que alguien podía gobernar bien, luchando activamente contra la corrupción, gestionando bien el dinero público, invirtiendo en cultura, haciendo bibliotecas, invirtiendo en justicia”, dijo en una entrevista con Efe en Bogotá.
Posteguillo (Valencia, 1967), aseguró que el problema de la corrupción es “un tema que nos cuesta mucho quitárnoslo de encima” y que Marco Ulpio Trajano, que dirigió los destinos de Roma del 98 al 117 d.C. y primer emperador que nació fuera de la capital del imperio, sería un buen modelo a seguir en la actualidad por su “conjunto de virtudes”.
“Si pedía austeridad él era el primero en dar ejemplo, si las legiones debían andar 40 kilómetros al día, él bajaba de su caballo y los andaba con los legionarios, comía el rancho de sus soldados, bebía el agua de los soldados contra el criterio de su médico, o iba a primera línea de combate”, aseguró.
Esa fascinación por Trajano lo llevó a escribir una trilogía que comenzó con “Los asesinos del emperador” (2011), siguió con “Circo Máximo” (2013) y cierra con “La legión perdida” (2016), todas editadas por Planeta.
Posteguillo, profesor titular de lengua y literatura inglesa en la Universitat Jaume I de Castellón, presenta este sábado en la Filbo “La legión perdida”, su obra más ambiciosa, en la que retoma la historia, el mito y la leyenda de una legión romana que en el año 53 a.C., cayó en manos de los partos que aniquilaron al ejército conducido por el cónsul romano Marco Licinio Craso.
El autor recuerda que hay múltiples teorías sobre el destino final que tuvo esa legión, y una de las más aceptadas es que, según las memorias de un general chino del Imperio Han, los legionarios tomados prisioneros fueron enviados por los partos a defender la frontera oriental de su imperio y allá se pierde su rastro en la historia.
Fue tan desastrosa esa aventura militar de Craso, que concluyó en la batalla de Carrhae, la actual Harran (Turquía), que hoy, 2.000 años después, la expresión “craso error” se sigue utilizando en todo el mundo para referirse a un fallo sumamente grave.
“Eso me parece que son guiños interesantes porque nos hacen ver cuánto de Roma todavía hay en nosotros, a veces sin que nosotros lo recordemos bien”, afirma.
Pese a la marca que deja en Roma ese desastre militar, unos años después Marco Antonio vuelve a intentar sin éxito el cruce del río Éufrates para conquistar el Imperio Parto, pero es Trajano quien finalmente lo consigue en una campaña iniciada en el año 113 de nuestra era.
“Trajano no era un hombre que buscara la gloria mundana, porque la fama ya la tenía, él era un hombre pragmático que se aventura a eso (la conquista del Imperio Parto) porque concluyó que era importante para el Imperio Romano dominar la Ruta de la Seda”, argumenta el escritor.
Posteguillo considera que pese a su gloria y grandeza, la figura de Trajano, “un gran militar y un gran administrador que consigue que Roma llegue a su máxima extensión”, no ha recibido el trato que merece de los historiadores, principalmente de los anglosajones, por el hecho de haber nacido en Hispania y no en el corazón del imperio.
“Yo creo que el único grave error de Trajano es haber nacido en Hispania, tenía que haber nacido en Londinia (Londres) y entonces Brad Pitt estaría pegándose con Rusell Crowe para hacer la decimoctava versión de Hollywood sobre Trajano, pero claro, nació en Itálica, al lado de Sevilla”, explica.
Grande el sr Posteguillo. Su trilogía de Escipión es lo mejor que he leído en muchos años.
Con respecto a Trajano, sucede lo mismo que con Franco, salvando las distancias. El sistema intenta por todos los medios devaluarlos, ignorarlos o demonizarlos. Porque sus gobiernos, su integridad, su lealtad, su buen hacer y su honradez, convierten en mediocres mamporreros a todo el actual régimen y en todos los ámbitos.