VIOLAD@S Y CORNUD@S
Branka Berberijan.- “La clase obrera no tiene fronteras”, gritaban de camino a las sangrientas revoluciones las exaltadas masas manipuladas por la elite globalizadora, sin darse cuenta de que los límites de la clase obrera las impone la propia capacidad del mercado laboral nacional. Y la definición del maltrecho mercado laboral de España últimamente se parece a las parodias chirigoteras, ya que se lo ve situado entre los cuernos, por un lado están los de las sagradas vacas hindúes, -tabú en que los dictámenes que llegan de los laboratorios de lo políticamente correcto han convertido la invasora inmigración irregular-, y los de los renos, en los que a los jóvenes españoles se les aconseja depositar su futuro, ya que esta res lapona es muy solicitada en las fechas navideñas, por lo cual habría que fomentar la crianza con la ya baratísima mano de obra ibérica.
Y no se ha pasado ni un solo pueblo el señor Feito mandando a nuestros jóvenes – que ya forman casi la mitad de los cinco millones y trescientos mil de parados-, a este largo viaje hacia el norte profundo, ya que aquí siguen abriéndose las puertas de par en par a las olas migratorias más variopintas, facilitándoles toda clase de beneficios y comodines. La última perla viene del gobierno balear que en la época de fuertes recortes en el gremio de la sanidad garantiza la atención sanitaria gratuita a todos los inmigrantes irregulares,- mientras que a los mileuristas nacionales muy pronto se les podría imponer el copago-, y Cristina Cifuentes, delegada del gobierno en Madrid, promete integrar a todas las prostitutas extranjeras, cosa que supone nuevos atracos a las ya casi vacías arcas sociales, al tiempo que en el país tenemos casi dos millones de familias sin ningún ingreso, y muchas madres solas hacen unos auténticos malabarismos para sacar adelante a sus hijos. Es muy humano y loable rescatar a las mujeres engañadas y obligadas a vender sus encantos, pero el siguiente paso podría ser entregarlas a sus respectivas embajadas que existen en parte a fin de atender a sus ciudadanos con problemas en el extranjero, y ayudarles en volver a sus países. Sus testimonios serían de importancia sustancial en el desmantelamiento de las mafias que se forran con el trato de blancas.
Pero, volvamos a la metáfora de los cuernos. Hace nada, la UE se los puso bien ramificados con Marruecos a los agricultores españoles, y este engaño va a provocar una sangría de unos 450.000 parados más, y con la cifra de unos seis millones de desempleados, España ya debería ser declarada zona catastrófica. Y nuestros propios políticos se los ponen a los pequeños negocios familiares con los comunistas chinos, sobre cuyo parasitismo alertaron ya muchos economistas de gran renombre en el ámbito internacional. Los bazares asiáticos se multiplican con una propagación viral, cada supermercado que cierra, -con lo que se pierden muchos puestos de trabajo, tanto directos como indirectos-, pronto pasa a las manos de los ciudadanos de la tierra de Mao, quienes aglutinan en estas inmensas superficies todos los productos del uso cotidiano,- de modo que ya es imposible montar una papelería, una ferretería, una boutique, una tienda de zapatos…-, sin que generen curro para los nativos y, además, pagando los impuestos en China. Y visto lo visto, l@s jóvenes españoles, junto con sus padres lloran de impotencia y rabia contenida, se sienten violados y cornudos a la vez, y el tema de la fría y lejana Laponia ya no les parece tan surrealista,- todo lo contrario-, en el idílico pero cruel horizonte nevado se vislumbra su inmediato futuro, y las líneas de este esbozo se hacen cada vez más agudas y visibles.
De manera que, llegada ya la hora de la verdad, hay que librarse del yugo de lo políticamente correcto, y situar la inmigración en sus términos reales, puesto que no hay mejor método de desestabilizar un país que empobreciéndolo, cosa que consiste en disminuir las cotizaciones y fomentar el número de solicitantes de las prestaciones sociales,- lo reconoció el propio Marx. Y a España ya se le ha pasado el arroz, ya que el 25 por cientos del PIB procede de la economía sumergida sostenida mayoritariamente por la mano de obra inmigrante y estos invisibles que trabajan y cobran en negro se aprovechan a la vez de subvenciones y de las entidades caritativas, lo que les permite mandar grandes cantidades de dinero a sus países. Y esta fuga de capitales es igual o aún más grande que la que termina en los paraísos fiscales, según el Banco de España, las remesas que los inmigrantes sacaron de España alcanzaron los 3.597 millones de euros en el primer semestre del 2011, un 12% más que en el mismo periodo de 201, y China ya figura en uno de los primeros diez puestos de la lista de países que más dinero recibe de nuestro país.
En fin, ya una cuarta parte de líquidez deja de circular en España, a tiempo en que se reduce considerablemente el número de cotizantes extranjeros a la S.S. Desde luego, hay que preguntarse que cómo es posible. Si a todo esto añadimos el coste del mantenimiento de los delincuentes extranjeros que abundan en las cárceles españolas, incluyendo los trámites antes de ingresar y después de salir, el gasto se dispara hacia lo infinito. Y todo esto deshilvana y destroza el sano tejido económico, convirtiéndolo en un enfermo cuya recuperación tendrá un precio muy elevado.
No obstante, las consecuencias económicas tan sólo son los daños colaterales de un escalofriante proyecto de la ingeniería social promovida por la elite globalizadora, que tiene como objetivo establecer una sola raza, un solo género, una sola religión o anti religión, y un sólo gobierno, a fin de esclavizar a toda la basca del mundo mundial, privándola de cada seña identitaria, así como ya lo habían hecho en la Unión Soviética siguiendo órdenes de Vladimir Illich Lenin, quien, en el mismo momento de bajar de su famoso Tren Sellado que le transportó de Suiza a Petersburgo, ordenó la matanza de los catorce mil curas ortodoxos y de la familia Romanov, hasta al pequeño zarevich, ya que “no hay que dejar ningún eje alrededor del cual los blancos podrían reagruparse”.
Ahora bien, no hay que confundir a los inmigrantes que se integraron siguiendo y respetando las pautas dictadas por las leyes y el sentido común, con las olas invasoras e irredentistas que nos inundan. Una de las promesas electorales de Mariano Rajoy fue precisamente el endurecimiento de la Ley de Extranjería, ya que, según dice, -evidentemente con toda la razón-, la situación se ha vuelto insostenible. Esperemos que pronto coja al toro por los cuernos, -otra vez los dichosos cuernos-, no obstante, tiene que tener en cuenta que este ejemplar tiene la fuerza de los de Miura, y que hay que torearlo con mucha destreza.
Pues, nada, tiempo a tiempo, la pelota, igual que siempre, está en el tejado de la Moncloa.
Nadie está inundando África con millones de no africanos al grito de “La clase obrera no tiene fronteras”.
Nadie está inundando Asia con millones de no asiáticos al grito de “La clase obrera no tiene fronteras”.
Esto ocurre en TODOS los países blancos y SÓLO en los países blancos. ¡Es geNocidio!
Dicen que son antirracistas, pero realmente son antiblancos.
Antirracista es una palabra en clave para antiblanco.
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Los vividores del sindicalismo oficial de UGT y CCOO no saben que la teología islámica prohíbe los sindicatos.