Pizarro y el escándalo del sur
Casiano López Pacheco .- La dimisión de Luís Pizarro, consejero de Gobernación y pieza clave del período hegemónico de los últimos 30 años de dominio socialista en el sur peninsular – proveniente de uno de los varios y forzados cambios de gobierno de Griñán en breve tiempo, desde que éste fuera ungido a dedo a título de sucesor por el ex presidente Chaves, antes de su nombramiento – fuga, camino de la Corte para ser premiado con una Vicepresidencia florero por un preagonizante Zapatero, por los servicios prestados en el virreinato andaluz, ha constituido el detonante final, la gota que colma el vaso de los despropósitos y que pone en evidencia la deteriorada situación de crisis mayúscula – de podredumbre, mejor – por la que atraviesa un PSOE andaluz tan en horas bajas como las que sufre el partido a nivel nacional, después de la caótica y errática política seguida durante 7 años por un presidente, Zapatero – improvisador e ineficaz – que ha decidido, sabiamente y quizás presionado por los barones rampantes que aún mantienen feudos de poder, para que se aparte discretamente de la primera línea de combate, antes de que la debacle que se avecina el próximo 22 de mayo, tome cuerpo definitivamente.
Con el telón de fondo del inminente rescate del vecino Portugal, el aumento continuado del paro durante el pasado mes de marzo, con lo cual rondaríamos la cifra espeluznante de casi 5 millones de parados – 1 millón en Andalucía – el escándalo galopante de los ERES, que salpica de lleno al gobierno andaluz, al de antes y al de ahora, y que va a traer cola y múltiples quebraderos de cabeza como se va viendo día tras día durante el goteo de información que nos va llegando inevitablemente, la salida del poder del último hombre influyente del famoso “ Clan de los Gazules”, pieza imprescindible en el organigrama gaditano y chavista, junto con algunos más de sus más directos colaboradores, como es el caso de J. María Reguera, ex alcalde de Ubrique y algún que otro más, agrava hasta límites insospechados la preocupante situación de una comunidad como la andaluza, colapsada económicamente y que ahora se ve envuelta como daño colateral, en un enfrentamiento abierto, una guerra de guerrillas cruenta y salvaje, entre los diferentes clanes del socialismo andaluz, más preocupados por mantener sus respectivas parcelas de poder, que en resolver la acuciante y desesperada situación por la que están pasando miles de familias andaluzas que no tienen literalmente donde caerse muertos.
Esa falta de sintonía entre lo real, lo que nos apremia y agobia – el paro, la sanidad, la educación, el desmadre bancario – y la política ficción de tintes ahumados de la que se ocupan los profesionales bien pagados del ramo del escaño o del cargo público, pendientes de sus asuntos más perentorios , es lo que nos ha llevado irremisiblemente a este callejón lúgubre al que no se le ve salida alguna, inmersos en una crisis que parece que comenzó ayer. Lo dicho, olvidados a nuestra suerte.