El Cid Campeador, nuestro héroe más querido y añorado
L.C.- Rodrigo Díaz de Vivar, nació en esta localidad a siete kilómetros al norte de la ciudad de Burgos en 1040 (otros dicen 1043), era hijo de Diego Laínez y de una hija de Rodrigo Álvarez, ambas familias debían ser representantes de la baja nobleza burgalesa, ya que no he encontrado ningún título de Conde ni de Señorío en las distintas fuentes consultadas y si he leído el título de Infanzón aplicado a Diego Laínez, pero su familia si debía tener un importante prestigio social ya que, algunos dicen que su abuelo paterno Laín Calvo había sido juez, y como es sabido Castilla había renunciado al Liber Gothorum o “Fuero Juzgo” cuando comenzó su andadura como condado independiente y se regían por leyes consuetudinarias, nos quedan los nombres de los dos primeros jueces castellanos, para algunos legendarios, se trata de Nuño Rasura y Laín Calvo en el 843.
Me inclino a creer que su familia descendiera de este juez, pero el hecho de que fuera su abuelo no puede ser verdad por cuestión de fechas, a lo sumo la coincidencia de nombres ha provocado la confusión que sostienen algunos, en cualquier caso el prestigio social de los jueces era muy importante y estaba unido a la independencia política y popular de los castellanos, los que ejercieron el cargo se entroncan a lo que se denominaban “hombres buenos”, es decir personas con el suficiente prestigio, credibilidad moral y fama de honradez entre la sociedad castellana como para ejercer ese importante papel jurídico.
Parece ser que el padre de Rodrigo, Diego Laínez tenía un predicamento importante en la corte de Fernando I, algunos le sitúan como Alférez de Campo, pero me resulta extraño que ese cargo no lo ocupara alguien de mas alto linaje, el hecho es que debía existir una excelente relación incluso en lo personal pues al fallecer Diego Laínez cuando Rodrigo tenía 15 años de edad, este se trasladó a la corte de Burgos donde compartió juegos y educación con el príncipe Sancho, el hijo mayor del rey que era de la misma edad, se dice que recibió formación en letras y en leyes en el monasterio de San Pedro de Cardeña, con el que siempre mantuvo una buena relación. También se cuenta que Rodrigo fue investido caballero por Doña Urraca, hija del rey, en la iglesia de Santiago de los caballeros de Zamora hacía el año 1060, es decir con 20 años de edad.
A la muerte de Fernando I, en diciembre de 1065, esté repartió su reino entre sus hijos, así Sancho pasó a ser rey de Castilla con el nombre de Sancho II, Alfonso heredó el reino de León y a García se le reservó Galicia también con título de rey, las hijas del rey recibieron las ciudades de Toro para Elvira y Zamora para Urraca.
Sancho II, intentando consolidar las fronteras de su reino, participó en 1068 en la llamada guerra de “los tres Sanchos” contra Sancho IV de Navarra y Sancho Ramírez de Aragón, en aquella guerra, Rodrigo que había sido nombrado Alférez Real se enfrentó en combate singular con Jimeno Garcés, a su vez, Alférez del rey de Navarra, según unos el enfrentamiento fue por la posesión de unos castillos fronterizos, según la leyenda para defender el honor de su padre insultado por el otro contendiente, si pensamos que su padre había muerto hacía unos diez años, la leyenda parece poco verosímil. Aquel combate que ganó Rodrigo le dio el título de “Campeador”.
Aseguradas las fronteras orientales de Castilla, Sancho intento volver a unir bajo su dominio las posesiones de su padre, así ayudado por su hermano Alfonso rey de León derrotaron a García repartiéndose el reino de Galicia, García se exilió al reino moro de Sevilla, posteriormente su hermano Alfonso, siendo ya rey de Castilla y León y para impedir una posible reclamación de su reino de Galicia le hizo llamar y lo encerró en un castillo sacándole los ojos, el amor fraterno de Alfonso parece que era proverbial.
Sancho II, no se conformó con su parte de Galicia y guerreó contra Alfonso, derrotándole en las batallas de Llantada (1068) y Golpejera (1072), arrebatándole el reino de León, el destronado Alfonso eligió otro reino moro, la taifa de Toledo, para exiliarse.
Después de proclamarse rey de León, Sancho se dirigió a Zamora donde su hermana Urraca, al parecer mas afín a Alfonso se mantenía rebelde, en el sito de aquella ciudad Sancho II fue asesinado por Bellido Dolfos, un noble leonés que, al parecer fingió traicionar a Urraca y de ese modo tener acceso al rey. Las dudas de la participación de Urraca y Alfonso en el regicidio parece que fueron bastante razonables, corría el año 1072.
A la muerte de Sancho II, Alfonso abandona su exilio en Toledo para recuperar tanto su trono leonés como el de Castilla, ya que al parecer Sancho no había dejado descendencia, al menos no he conocido ninguna mención a ella.
Es entonces cuando se produce el famoso “Juramento de Santa Gadea”, ya sabemos que Rodrigo Díaz de Vivar “El Campeador” era el Alférez Real de Castilla y seguramente por ese cargo y sin descartar un acuerdo previo con Alfonso para acallar las dudas de su participación en el asesinato de su hermano, pudo unir al juramento previo de los Fueros de Castilla que tenían que hacer los reyes un apartado específico sobre su inocencia, una vez cumplido ese requisito, Alfonso fue rey de Castilla, aunque la historia nos lo recuerda con el ordinal leonés VI.
No es cierto que Alfonso irritado por el juramento de Santa Gadea, desterrara a Rodrigo en aquel momento, si bien fue relevado de su cargo que pasó a ser ocupado por García Ordóñez, Conde de Nájera, noble leonés mas afín a la voluntad de Alfonso y de su hermana Urraca, pero Alfonso apreciaba el prestigio y la influencia del de Vivar sobre los castellanos por lo que le mantuvo en su corte y le concedió la mano de su sobrina Doña Jimena, hija del Conde de Oviedo con la que Rodrigo se casó en 1074. Por aquella época “El Campeador”, sin dejar el ejercicio de las armas, ejerció su formación en leyes representando al rey en embajadas de contenido jurídico y también al monasterio de San Pedro de Cardeña en algunos pleitos.
En 1081, Rodrigo fue envíado a cobrar las parias (impuestos de vasallaje) que las taifas musulmanas debían pagar a los reinos de León y Castilla y al regreso de Sevilla fue atacado junto al castillo de Cabra por el rey Abdhala de Granada, algunos sostienen que aliado con García Ordóñez. Estas escaramuzas guerreras hay que entenderlas en el enfrentamiento entre taifas, así mientras Rodrigo cumpliendo con el deber de proteger a Al Mutamid, rey de Sevilla y vasallo de Castilla se enfrentó al rey de Granada que bien pudo ser ayudado por el Alferez Real, desconozco con que intenciones.
“El Campeador” ganó la batalla pero a su regreso a Castilla, parece que el mismo García Ordóñez y otro noble leonés de influencia, Pedro Ansurez, le traicionaron de alguna manera y fue entonces, ocho años después del Juramento de Santa Gadea, cuando fue desterrado por el rey, confiscándole sus propiedades y prohibiendo a ningún castellano que le diera ayuda. Se dice que la traición consistió en acusarle de robar parte de los tributos recaudados en su viaje, cierto o no, el castigo real fue ejemplar, también se dice que Urraca no fue ajena en aquella cuestión, no olvidemos que las relaciones entre ella y su hermano el rey, fue siempre de gran complicidad hasta el punto de que algunos sospechan la posibilidad de incesto.
Es entonces en 1081, con 41 años de edad, cuando Rodrigo Díaz de Vivar parte hacía el exilio acompañado por sus mesnadas que se calculan en unos trescientos hombres de armas, conocemos el nombre de su lugarteniente, se trata de Álvar Fañez de Minaya, citado en las crónicas cristianas y en las andalusíes, algunos dicen que eran primos. Parece que en un principio ofreció sus servicios al Conde de Barcelona y al ser rechazado lo hizo con el rey moro de Zaragoza Al-Muqtadir, es evidente que era un ofrecimiento como mercenario, ya que este rey moro estaba en guerra con su hermano Al-Mundir, rey de Lérida que a su vez era apoyado por el Conde de Barcelona Berenguer Ramón II, a este último lo derrotó e hizo prisionero en la batalla de Almenar (1082) y a Sancho Ramírez de Aragón en la de Morella, con aquellas victorias el rey de Zaragoza que era vasallo de Castilla, pasó a controlar también Lérida, Tortosa y Denía, que por lo tanto fueron a su vez vasallos de Castilla, estamos en 1084. Parece que fue en esta época cuando recibió de los musulmanes aragoneses el sobrenombre de “Cid” que significa Señor.
Mientras tanto Alfonso VI, se está preparando para la toma de Toledo, que consigue en 1085 autoproclamándose “Emperador de las dos religiones”, con la conquista del reino de Toledo, la frontera de Castilla se desplaza hasta los límites de los reinos andaluces aumentando la presión política y económica hacía los reyezuelos de taifas desde sus mismas fronteras, en el caso de Murcia desde la fortaleza de Aledo. Aquella presión hizo que los musulmanes de Al-Andalus, pidieran ayuda al imperio almorávide que estaba en expansión en el norte de África. La llegada de estos musulmanes fanatizados al mando de Yusuf consiguieron enseguida frenar la expansión castellana en la batalla de Sagrajas (1086), donde Alfonso sufrió una importante derrota, se cuenta que los imanes musulmanes llamaron a la oración subidos sobre un montículo hecho con las cabezas de los soldados castellanos muertos en la batalla.
Aquella derrota propició la reconciliación entre Alfonso y Rodrigo, al que le fueron concedidos honores y amplios señoríos en Castilla, he encontrado este dato, pero no los títulos honoríficos ni los nombres de dichos señoríos, bien puede ser que se le devolvieran los bienes confiscados al ser desterrado. En aquel ambiente de colaboración y leal vasallaje por parte del Cid, este vuelve al Levante consiguiendo el control de Albarracín y Alpuente lo que cerró las puertas a las pretensiones de su antiguo enemigo el conde de Barcelona de hacerse con el reino taifa de Valencia que era gobernado por Al-Qadir, al que algunos sitúan en el ámbito de influencia del Campeador.
En 1088 volvieron a atacar los almorávides, en esta ocasión el castillo de Aledo, pero esta vez fueron derrotados, no he encontrado ningún texto que diga si Rodrigo Díaz participó o no en aquella batalla.
En 1089, vuelven a surgir disensiones entre el rey y el poderoso, aunque leal caballero, al parecer un malentendido hizo que el Cid no se presentara ante el nuevo desembarco de Yusuf, lo que provocó su segundo destierro, en esta ocasión se dirigió a Valencia, donde volvió a derrotar de nuevo al Conde de Barcelona en Tevar (1090). Una vez muerto su protegido Al-Qadir y aprovechándose de las disensiones internas sobre si abrir la ciudad a los almorávides o mantenerse independientes, tomó la ciudad en el mes de julio de 1093, allí aun declarándose vasallo de su rey Alfonso VI, constituyó una especie de taifa cristiana, respetando y alentando lo que hoy llamaríamos una sociedad pluricultural; Reinstauró el cristianismo, reconstruyó la mezquita y se hizo rodear de literatos, sabios y artistas, no olvidemos que al contrario de lo que era normal en su época, Rodrigo era un caballero culto, bien formado en leyes y amante de las artes, las crónicas hablan de buen gobierno y no se mencionan mas hechos de armas por parte del Cid que las propias de la defensa de Valencia que resistió algunos ataques de los almorávides y conservó su independencia hasta después de la muerte del Cid, ocurrida el 10 de julio de 1099.
Durante ese período hizo alianzas familiares como si se tratara de un rey, así, casó a su hija Cristina con el infante Ramiro de Navarra, se alió con el rey Pedro I de Aragón y caso a su hija María con el hijo de su enemigo barcelonés, sellando una especie de alianza lo que permitió que el nuevo Conde, Ramón Berenguer III ayudará a su suegra Jimena, la viuda del Cid a conservar Valencia hasta su caída definitiva en manos de los almorávides en 1101. Pensar que habría pasado si su único hijo no hubiera muerto en la batalla de Consuegra luchando contra los almorávides con los ejércitos de Alfonso VI, es pura historia ficción, pero ¿Quién sabe si no hubiera nacido ahí el reino independiente de Valencia?, aunque esa misma muerte de su hijo luchando con su rey, demuestra una vez mas la lealtad de Rodrigo Díaz de Vivar, llamado “El Cid” y “El Campeador”
Alfonso VI mientras tanto estaba ocupado defendiéndose de los mismo enemigos de Valencia que en el año 1091 habían regresado a la península con intención de volver a reconstruir la unidad de Al-Andalus bajo su mando, comenzaron por ir eliminando a los reyezuelos taifas y consolidando su poder, después derrotan a las tropas castellanas en Consuegra (1097), en esta batalla murió el único hijo del Cid, Diego Rodríguez y Uclés (1108), donde murió el heredero Sancho Alfónsez, único hijo del rey Alfonso. Aquellas derrotas provocaron un retroceso de las fronteras castellanas hacia el norte, perdiendo varias plazas, entre ellas Cuenca y el control de la meseta sur.
Los reinos cristianos lograron aguantar el empuje de los almorávides no sin dificultades, Alfonso I de Aragón tomó Zaragoza y Castilla conservó Toledo a pesar de lo distintos ataques, el último de ellos en 1139.
Buscando en la red he encontrado una lista de supuestos ancestros de nuestro héroe, dejo a vuestro criterio su interpretación, pero llamo la atención en el hecho de que en ella no aparece Laín Calvo
Alfonso VI
(1040-1109), rey de León (1069-1109) y de Castilla (1072-1109). Hijo de Fernando I el Magno, rey de Castilla y de León (1035-1065). En 1065 recibió la Corona de León por voluntad de su padre. Los primeros años de su reinado se caracterizaron por las luchas fratricidas que se desencadenaron tras la desaparición de la reina Sancha (1067). La muerte de su hermano Sancho II de Castilla (1065-1072), que se había hecho con la Corona leonesa, le permitió recuperar su trono y reclamar para sí el de Castilla. En este momento se sitúa la jura exculpatoria de su posible participación en la muerte de Sancho, que le tomó El Cid a Alfonso en la iglesia de Santa Gadea de Burgos. Para evitar una nueva lucha fratricida encarceló a su hermano García, privándole de su reino de Galicia. A partir de este momento se dedicó a engrandecer sus territorios, fundamentalmente a costa de los musulmanes, combinando la presión militar y la extorsión económica.
El 25 de mayo de 1085, y después de un largo asedio, conquistó Toledo. Este triunfo significó la incorporación a su reino de la tierra situada entre el sistema Central y el Tajo. Tras esta victoria, el monarca se tituló emperador de las dos religiones. Los reyes taifas, que se vieron acorralados por la presión castellana, decidieron pedir ayuda a los almorávides. El emir Yusuf ibn Tasfin consiguió vencer a Alfonso VI en Sagrajas, cerca de Badajoz (1086). El monarca castellano-leonés volvería a ser derrotado en Uclés (1108) donde además morirá Sancho, su único hijo varón. La Corona terminaría por ello en manos de la infanta doña Urraca.
En el terreno cultural Alfonso VI fomentó la seguridad del camino de Santiago e impulsó la introducción de la reforma cluniacense en los monasterios castellano-leoneses. El monarca sustituyó la liturgia mozárabe o toledana por la romana.
El Cid (Rodrigo Díaz de Vivar) (c. 1043-1098), militar español. Nacido en el seno de una pequeña familia de la nobleza castellana, es uno de los mitos más sobresalientes de la cultura hispana. El término ‘Cid’ deriva de la transcripción del árabe sayyid, que significa amo o señor. Al servicio de Sancho II (1065-1072) desempeñó un papel fundamental. El Cid, conocido también con el sobrenombre de Campeador, contribuyó a resolver el litigio fronterizo con Navarra al vencer en un duelo judicial a Jimeno Garcés. Contra Alfonso VI de León participó en diversas batallas y en el asedio de Zamora, donde murió asesinado su señor. Tras la muerte de Sancho II, la Corona de Castilla pasó al monarca leonés Alfonso VI, sobre quien recaía la sospecha de haber participado en el asesinato del rey Sancho. Por ello, Alfonso VI fue obligado a prestar un juramento expurgatorio en Santa Gadea de Burgos delante del Cid.
En 1074 se casó Díaz de Vivar con Jimena Díaz, hija del conde de Oviedo. Al servicio del nuevo rey Alfonso, el Cid fue comisionado para cobrar las parias de Sevilla, labor que ejerció enfrentándose incluso al conde de Nájera, García Ordóñez. Agradecido por ello, al-Mut’amid de Sevilla pagó las parias debidas y añadió una cantidad para entregar a Rodrigo como premio personal a su actuación. Este hecho, unido al prestigio militar del Cid, causó la primera ruptura entre éste y su rey.
Convertido en un desterrado, Rodrigo entró al servicio de Yusuf al-Mu’tamin de Zaragoza y derrotó al aragonés Sancho Ramírez. La invasión almorávide y la derrota de Alfonso VI en Sagrajas (1086) propiciaron un nuevo acercamiento entre rey y vasallo, a quien se le encargó la defensa de la zona levantina. Sin embargo, en el sitio de Aledo (1089-1092) el Cid acudió con demora a ayudar a las tropas reales, lo que provocó su segundo extrañamiento del monarca. Asentado en el Levante peninsular, Rodrigo intervino en Valencia en nombre propio, esforzándose por construir un señorío personal. El Cid fue derrotando a sus competidores en esta zona, e incluso apresó al conde de Barcelona, Berenguer Ramón II (1090). Una nueva presión de los almorávides propició otro acercamiento del rey Alfonso VI, cuyos ejércitos fueron derrotados en la batalla de Consuegra (1097), donde murió el único hijo varón del Cid, Diego Díaz.
En Valencia, la presión norteafricana favoreció una revuelta dentro de la ciudad. Los sublevados entregaron el poder al cadí Ibn Yahhaf, que se avino a un compromiso con los almorávides a cambio de la ayuda de éstos para luchar contra Rodrigo. Las huestes del Cid, sin embargo, derrotaron a sucesivas expediciones almorávides. Dentro de la ciudad una nueva revuelta dio el poder a Ibn Wayib, quien dirigió la última resistencia de Valencia, que finalmente capituló en 1094. Poco después de la entrada del Cid en la ciudad, el cadí ibn Yahhaf fue quemado vivo en la plaza pública y la mezquita fue convertida en catedral. Establecido ya firmemente en Valencia, Rodrigo se alió con Pedro I de Aragón y con Ramón Berenguer III de Barcelona con el propósito de frenar conjuntamente el empuje almorávide. Las alianzas militares se reforzaron además con vínculos matrimoniales. La hija del Cid, María (doña Sol en el poema), se casó con el conde de Barcelona y su otra hija Cristina (Elvira) con el infante Ramiro de Navarra. Tras la muerte del Cid, sin un heredero masculino que hiciera posible su legado, Alfonso VI tuvo que evacuar en 1102 la ciudad de Valencia.
La figura del Cid y sus hazañas merecieron el honor de protagonizar el primer cantar de gesta de la literatura castellana, el Cantar del mío Cid.
FANTASTICA Y CURIOSA LA HISTORIA D ESTE PAIS.QUE RIQUEZA,QUE CRUZADA DE IDEOLOGIAS,QUE HONOR,QUE RESPECTO A LOS JURAMENTOS Y PACTOS…….PRECIOSO.LO TRISTE QUE EN LA ACTUALIDAD
SE USE PARA JUSTIFICACIONES POLITICAS Y COMO JUSTIFICACION PARA ELLAS.OJALA EL 50 % DE LA POBLACION ACTUAL ABRIESE SUS MENTES Y APROVECHASE ESTOS ECHOS HISTORICOS PARA SACAR LAS COSAS POPSITIVAS DE ELLAS.
De qué manera la figura del Cid se consolida en el plano social, militar y familiar
Saludos,
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De qué manera la figura del Cid se consolida en el plano social, militar y familiar?