España quiere valores
Las elecciones autonómicas de Madrid han demostrado que España quiere valores más que nunca. Valores que ha demostrado la presidenta madrileña Díaz Ayuso, no el PP de Casado, a la hora de manejar la situación pandémica y los palos en las ruedas que le ha puesto el gobierno de Pedro Sánchez y el dimisionario Pablo Iglesias ( tanta paz lleves como descanso dejas).
Los madrileños han hablado alto y claro. No quieren mensajes estridentes, malsonantes, sin rigor. Los madrileños, y por ende los españoles, no quieren la división y el enfrentamiento a la que nos han sometido los últimos años Podemos y Vox, por poner un ejemplo, quienes alentados por la tibieza manifiesta del PP y la deriva ideológica del PSOE de Zapatero y Sánchez, surgieron como alternativas a los dos grandes partidos que, hasta entonces, se habían repartido el poder. Surgió también Ciudadanos como una bisagra entre el PP y el PSOE, formado por los descartes de ambos a los que no les daban oportunidades y los restos de UPyD. Los tres han demostrado que no es bueno hacer políticas con las tripas, con el resentimiento, con el odio y por eso, los madrileños (pronto los españoles) los han puesto en su sitio, aunque cada uno venda sus resultados como un éxito, aunque lo cierto y verdad es que, a día de hoy, son irrelevantes, no van a aportar nada sano a la política madrileña.
Pero no nos engañemos. El martes ganó Ayuso, solo eso. Seguimos con los mismos problemas de fondo que hace veinte años. Una izquierda sectaria que quiere implantar un comunismo descafeinado que se llama socialismo con las siglas Más Madrid y las de un PSOE que anda a la deriva desde que eligieron a Zapatero y perdieron el sentido de Estado. En el centro, ya no hay nadie, han desaparecido y sus restos se los van a repartir entre Sánchez y Casado quien seguirá con esa tibieza ideológica que comenzó con Rajoy en el Congreso de Valencia. Respecto del partido de Abascal, una lástima que un político de raza haya alcanzado su techo electoral, no por méritos propios, sino por la incompetencia y la poca altura de miras de sus equipos, que han articulado un mensaje de soberbia, falto de misericordia con los inmigrantes y los más necesitados que, aun teniendo razones para levantar la voz, ésta no puede justificar comportamientos inhumanos, todo ello sumado a los innumerables líos internos por falta de democracia interna y otras cuestiones domésticas.
Es aquí donde entra en juego el fenómeno Ayuso, una respuesta ciudadana a la falta de escrúpulos en política, a la falta de valores en la vida pública, a la falta de compromiso para solucionar los problemas reales. Los madrileños han sido conscientes que su presidenta, contra viento y marea, ha estado cercana a ellos, atendido sus quejas y salvando la economía madrileña mientras otros estaban en “otras cosas”. Ahí ha estado el éxito, en la humildad, en el trabajo diario y también, por qué no decirlo, en la torpeza de los otros que no han sabido estar a la altura.
Por eso, más que nunca, un partido como VALORES hace falta a la democracia española. Un partido, como VALORES, que sabe reconocer el esfuerzo de políticos que buscan el interés general por encima del partidista. Y ahí nos van a encontrar todos aquellos que quieran mejorar esta sociedad para recuperar la esencia de la españolidad, la defensa de la Vida, de nuestra historia, de nuestro legado cultural. Para defender, sin complejos, lo que otros no hacen ni van a hacer porque ya han demostrado que cuando pudieron no quisieron y ahora que quieren no sabrán hacerlo, pero nosotros les diremos cómo. Somos ese partido necesario en España para conformar el equilibrio entre todos. El partido de las familias, el partido de los valores, el partido de la exigencia firme pero moderada en las formas, porque una cosa ha quedado clara: los españoles no quieren estridencias ni música de feria. Los españoles queremos credibilidad, honradez intelectual, capacidad, esfuerzo, sacrificio, manos limpias de corrupción moral y política, ilusión por el futuro, políticas familiares… y en los próximos meses se verá la necesidad del proyecto VALORES.
*Presidente fundador de Valores