La Junta andaluza admite que tiene pendiente de entrega 200.000 tarjetas del SAS, lo que impide a los pacientes ser tratados
El Servicio Andaluz de Salud acaba de reconocer que desde hace meses están pendientes de entregar casi 200.000 tarjetas del SAS, tarjetas que tienen un microchip con todos los datos de los pacientes y que son imprescindibles para acceder a la receta electrónica, lo que evita acudir semanal o quincenalmente al médico de cabecera para tratamientos de larga duración. Las personas afectadas por este retraso son recién nacidos, a los que se emite por primera vez la tarjeta del SAS, o bien usuarios que piden su renovación porque la han perdido o se la han robado.
Aunque el SAS cifra en varios meses el tiempo medio de espera para renovar la tarjeta, algunos enfermos aseguran que llevan esperándola desde agosto de 2010. Incluso, se ha dado el caso de que personal administrativo del SAS ha llegado a decir a quienes solicitaban la renovación de las tarjetas que sólo la recibirían dentro de seis meses o un año. Lo cuenta ABC.
Para resolver el problema ha habido que recurrir a un nuevo fabricante porque, al parecer, no había capacidad de fabricar tarjetas en tiempo y hora. Además, había problemas informáticos graves.
Según el SAS, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre hizo cambios en el certificado de firma electrónica incluido en el microchip de la tarjeta del SAS. Esos cambios se realizaron para garantizar una mayor seguridad de los datos personales y sanitarios encriptados en el microchip. Al cambiar el certificado de firma digital, el programa informático Diraya —que utilizan los ordenadores de los médicos prescriptores y de las farmacias dispensadoras— no reconocía las nuevas tarjetas del SAS. El programa informático Diraya ha permitido en los últimos años la informatización de la historia clínica y la implantación de la receta electrónica para la renovación de la medicación con un tiempo máximo de un año, lo que reduce la carga burocrática de los médicos y evita a los enfermos crónicos o sus familiares tengan que desplazarse periódicamente hasta el médico de cabecera para pedir la renovación de los tratamientos prescritos.
Ahora, el SAS ha realizado los cambios pertinentes en su programa informático para que tanto los ordenadores de las consultas de los médicos como los de las farmacias puedan leer las tarjetas antiguas y las nuevas. Pero el SAS tiene que afrontar ahora el retraso de meses en la renovación de tarjetas.