Abascal se esconde: Vox evita dar la cara ante Alvise pese al desafío político
Ignacio Andrade.- El líder de Vox, Santiago Abascal, ha rechazado la reunión solicitada por Alvise Pérez para «hacer un frente común» contra el actual Gobierno.
El líder del partido verde no ha dado explicaciones sobre el por qué de su negativa.
Aunque Se Acabó La Fiesta (SALF) sea una formación menor en representación institucional, su influencia digital y capacidad de movilización es real: Alvise concentra una audiencia que desconfía de los partidos tradicionales, incluso de Vox, pero que comparte parte de su base ideológica (antieuropeísmo, oposición a Sánchez, discurso anticorrupción, etc.).
Negarse a tender un puente —aunque solo fuera para marcar diferencias cara a cara— puede reforzar la idea de que Vox está más preocupado por su marca que por construir una alternativa real de poder.
Desde el punto de vista comunicativo, el gesto de Abascal se interpreta fácilmente como miedo al debate o a la comparación.
Alvise se mueve con eficacia en redes, y su narrativa es la de “los de arriba no quieren escucharnos”. Al negarse a hablar con él, Abascal alimenta exactamente ese relato, colocándose en el papel del “viejo político” que desprecia al outsider.
Una reunión —aunque fuera breve o tensa— le habría permitido a Abascal marcar territorio ideológico y demostrar liderazgo frente a la nueva derecha alternativa. Al rechazarla, parece que teme perder el control del relato.
Vox ha perdido terreno en ciertos segmentos jóvenes y en redes sociales, donde SALF ha crecido.
Al cerrarse en banda, deja ese espacio libre para Alvise, quien ahora puede capitalizar el discurso de “Abascal no quiere unidad, solo poder”.
AD sostuvo siempre que Vox constituía una colosal estafa ideológica, cuya eficacia política queda ensombrecida por los discursos irredentos y monotemáticos de sus líderes.
El negocio del patriotismo
Claro que lo que hay en juego acaso no sea solo un proyecto para España, como proclama Abascal en sus mítines.
Vox declara unos ingresos de cerca de 15 millones de euros y un beneficio de aproximadamente 6 millones. Parte de los ingresos del partido provienen de subvenciones públicas (como ocurre para todos los partidos) y también de cuotas, donaciones privadas y otras actividades.
Existe una fundación vinculada al partido, Fundación Disenso, presidida por Abascal, que ha recibido millones de euros del partido.
También se han publicado informes sobre empresas de comunicación/márketing ligadas al entorno del partido que han facturado importantes cantidades. Por ejemplo, la empresa Tizona Comunicación S.L. facturó más de 1 millón de euros en 2020.
Además, informes periodísticos señalan que la esposa de Abascal, Lidia Bedman, facturó alrededor de 63.600 € al año por servicios de “consultoría de redes sociales y marketing” a una editorial relacionada con el entorno del partido
Sea ésta u otra la razón de fondo, en un escenario donde sólo la unión de la derecha garantizaría el triunfo sobre el sanchismo, negar el diálogo refuerza la división y debilita cualquier posible frente electoral.
La negativa puede agradar al núcleo duro de Vox, pero aísla al partido frente a un ecosistema digital en el que Alvise está ganando terreno.Tal vez en la dirección de Vox crean que reunirse con Alvise sería rebajarse. Pero en política, el desdén suele ser el primer paso hacia la irrelevancia. Negarse a hablar no protege el liderazgo: lo congela.












Siguen agravando la economía en España:
“La Agonía de Autónomos y Pymes”
https://youtu.be/kHi_BzYj-Ls
“El campo se hunde mientras los precios se disparan”
El Pacto Verde dispara los precios y hunde la agricultura
https://youtu.be/DfcUBDqyNm4
La pseudoderecha, en estepais está muy desnortada. Si no acierta a situarse en en determinado campo, con el fin de presentar batalla al grupo compacto zurdo (que todos juntos hacen un bloque acorazado) resulta baldio cualquier intento de restar fuerza al contrario. Mal hace la derecha, pues quedará en unos residuos irrelevantes, permitiendo a la izquierda, perpetuarse en el poder.