Alvise Pérez podría llevar a Bruselas la persecución judicial al Padre Custodio y denuncia el doble rasero ante el islam radical y el Cristianismo
El eurodiputado y líder de Se Acabó La Fiesta (SALF), Alvise Pérez, se ha interesado por el procedimiento penal abierto contra el sacerdote catalán Custodio Ballester por un supuesto delito de “islamofobia” y podría convertirse en la punta de lanza contra este caso en Bruselas.
Los problemas con la justicia del religioso comenzaron cuando publicó un artículo titulado El imposible diálogo con el Islam en el que, más allá de criticar el extremismo islamista, defendía que, pese a que no todos lo llevan a cabo, el conjunto de los islamistas radicales admiran a los que atetan contra lo que ellos consideran infieles al considerarlos -en su equivalente en el catolicismo- santos.
Tras su denuncia, una asociación islamista catalana, liderada por un antiguo separatista, afín al régimen afgano de los talibanes (sic), denunció ante la Fiscalía de Odio al ex párroco de Hospitalet, así como al sacerdote leonés Jesús Calvo y al director de AD, Armando Robles, por un supuesto delito de islamofobia.
La denuncia fue transferida a la Fiscalía de Odio de Málaga, cuya titular, María Teresa Verdugo, pidió tres años de prisión para sendos sacerdotes y cuatro para el periodista malagueño.
Pese a que los hechos se remontan a 2020, el juicio, aún sin fecha, se celebrará en la Audiencia Provincial de Málaga.
Durante su entrevista hace unos días con el director de AD, Alvise denunció el doble rasero existente ante las críticas al islam radical y los ataques que se producen casí a diario contra los católicos españoles y que no tienen consecuencias legales.
El líder de SALF podría promover algunas iniciativas ante el Parlamento Europeo de cara a la internalización del caso.
Todo un calvario judicial
El padre Custodio Ballester se enfrenta a un calvario judicial. En 2020 la Fiscalía de la Audiencia de Málaga, que dirige María Teresa Verdugo, le acusó de haber incurrido en un delito de odio por un artículo en el que advertía de que “el islam radical quería destruir la civilización cristiana y arrasar Occidente”.
“Mi intención era dar un criterio para que la gente juzgase. Yo conozco a musulmanes que no se han sentido ofendidos porque han entendido perfectamente que no me refería a ellos, sino a los que viven el islam de una manera violenta, radical”, argumenta respecto al fondo del texto el párroco en un reciente documental dedicado a su figura y los asuntos judiciales que enfrenta.
Según denuncia, la fiscal Verdugo citó partes separadas del artículo descontextualizándolas y las tergiversó persiguiendo su incriminación: “Ha cogido lo que podía incriminarme. Por mi condición sacerdotal soy más culpable porque cuando hablo, la gente me sigue. Yo me considero una persona respetuosa. Respeto a los musulmanes y pido que ellos también me respeten a mí”.
“Me gustaría que me recordaran como un sacerdote que deseo siempre anunciar la verdad y denunciar el error”, acaba diciendo el cura en el vídeo, mientras varias entidades han iniciado una campaña en su defensa, dibujándolo como una víctima más del islamismo radical.