¿París bien vale una misa? La farsa de la inauguración de un espacio sagrado
Magdalena del Amo.- Era el atardecer de un día de viento y lluvia típico de otoño. Ya casi anochecía cuando, tras los fastos civiles en la explanada, el arzobispo de París, Laurent Ulrich, pronunciaba el abracadabra con los tres mágicos golpes de báculo: “Notre Dame, modelo de fe, abre tus puertas para unir en la felicidad a los hijos de Dios”. Y la catedral abrió sus entrañas selladas desde la aciaga tarde de abril, hace cinco años largos, en la que el humo y las llamas envolvieron las torres de Nuestra Señora de París, helando los corazones de muchos al contemplar la catástrofe. La metáfora no podía ser más explícita. Era la representación, en el plano material, de la decadencia, de la pérdida de los valores que nos han ennoblecido, de la debacle espiritual que está sufriendo Occidente, en pendiente resbaladiza hacia el precipicio.
La Europa de Carlomagno y Aquisgrán se avergüenza de sus raíces cristianas; y las pisotea y humilla hasta el punto de no permitir, como algunos acertadamente sugerían, que tal Verdad constara en la Constitución europea. Pero todo estaba decidido de antemano.
Esta Europa laicista y globalista es la que inaugura, con gran pompa, la reconstrucción de la catedral, pero no para la gloria de Dios, como idearon sus constructores del siglo XII, sino para gloria y presunción de unas élites y políticos a su servicio. Un acto de soberbia y lucimiento dirigido por el masón Enmanuel Macron, que ha cumplido obedientemente las órdenes destructivas de quienes monitorean, de facto, a estos líderes de diseño. No es casualidad que una de las consignas no escritas sea, precisamente, la destrucción de la cristiandad, y más en concreto, del catolicismo. Pero, gústenles o no, Notre Dame y el resto de las catedrales que jalonan Europa, aparte de su valor histórico-artístico, son lugares de oración y recogimiento para los católicos, y NO centros de “resiliencia”, a los que se pretende conferir un significado multicultural y laico acorde a la distopía de los tiempos. Son monumentos de gran belleza, expresiones de la proporción áurea, del simbolismo, los arquetipos y otros códigos encriptados, compendio de la sabiduría ancestral de todos los tiempos. Pero sin olvidar que fueron erigidos con fines muy concretos en el marco de la trascendencia: en este caso, como máxima representación del catolicismo.
En el aspecto político, además de las presencias del príncipe Guillermo, heredero de la corona de Inglaterra, Alberto de Mónaco, el presidente de Alemania Frank-Walter Steinmeier, y otros treinta mandatarios y personalidades, entre ellos, la aún primera dama de EE. UU., Jill Biden, tuvieron especial protagonismo las charlas entre Enmanuel Macron, Volodímir Zelenski y Donald Trump. Al primero, en plena crisis política y social, tras la moción de censura contra el Primer ministro, Michel Barnier, sus pitonisas no le auguran muy buen futuro. Quizá sus jefes de las alturas consideren que ya está amortizado, aunque con estos que piensan más allá de lo humano, nunca se sabe. Fue, sin duda, el protagonista de la jornada y presumió de lo lindo ante la concurrencia, si bien sus palabras eran de fábrica, grandilocuentes y más bien huecas. “Hemos redescubierto lo que las grandes naciones pueden hacer: lograr lo imposible […] Hemos elegido el inicio, la voluntad, el rumbo de la esperanza […]. Y para que esto sea posible, una fraternidad sin precedentes”. Y se quedó tan ancho presentando el milagro.
Trump prometió poner fin a la guerra de Ucrania, pero quizá Zelenski no esté de acuerdo con los planes del nuevo inquilino de la Casa Blanca. A partir de su toma de posesión el próximo 20 de enero, veremos cómo se van sucediendo los acontecimientos.
También hay que hablar de quienes declinaron la invitación. Es el caso de Ursula von der Leyen, de Pedro Sánchez, del rey Felipe VI, o en su lugar de algún otro delegado del reino de España. Se habla mucho de la silla vacía de los representantes de nuestro país, y se hacen mil cábalas sobre los motivos de sus ausencias. Posiblemente, Pedro Sánchez tuvo miedo a que Donald Trump le soltase uno de sus exabruptos sinceros y ponderados; o quizá la vergüenza de la corrupción. No debe ser fácil pasearse teniendo a todo el gabinete y familia en la sala de espera de la cárcel. Y al rey, como lo tienen castigado, lo esconden. No fuera a ser que se diese un baño de masas, como en Valencia, y se le suba la corona a la cabeza. Aun así, Pedro Sánchez y sus achichincles ministrejos son tan malvados y satánicos que, probablemente, un acto en la catedral difícilmente podrían resistirlo sin llamar la atención. Los posesos no pueden disimular y reaccionan violentamente ante lo sagrado. ¡Y ellos están posesos!
La ausencia del papa Francisco también se hizo notar. No quiero hablar demasiado en su contra aquí, pero preferiría que la historia lo recordara como un pontífice mártir, por no haberse hincado ante los enemigos de la Iglesia y de la humanidad, que, como un papa cobarde y corrupto o un antipapa, como muchos quieren declararlo. Aun así, Francisco envió unas palabras deseando que, en esta etapa, la catedral “pueda constituir un signo profético de la renovación de la Iglesia de Francia”. No sabemos a qué se refiere, en concreto: si desea que la Iglesia francesa vuelva a la tradición o siga avanzando en el laicismo. Se especula sobre si la causa del “plantón” podría deberse a la performance blasfema de los Juegos Olímpicos de París, donde se ridiculizó la Última Cena, o el hecho de que hayan incluido en la Constitución francesa el aborto como derecho. No creemos que sea nada de esto. El papa está muy acostumbrado a recibir a ladrones condenados, como Cristina Kirchner o a nuestros representantes comunistas partidarios de la perversión de menores.
El acto, bastante abigarrado, fue una noticia más para la prensa diaria, eso sí, con mucho colorido e incluso carnaza para el “cotilleo”. Pero encierra otras lecturas y claves no muy fáciles de descifrar, debido a los aspectos que engloba: lo geopolítico, lo social y lo espiritual, en un estado de transición del pasado al presente, en un fin de ciclo apocalíptico. Y aun sin piedra de Rosetta nos permitimos un humilde intento en interpretar, deducir y, sobre todo, hacer varias preguntas dignas de polígrafo.
¿Por qué tantas personalidades políticas en la inauguración de un templo católico, cuando al catolicismo lo están dinamitando desde todos los frentes? ¿Quizá es el asalto de un barco pirata para colocar su bandera en uno de los iconos del catolicismo, como si se tratase de un monumento más, a pesar de la representación eclesiástica, encabezada por el arzobispo de París, más de un centenar de obispos, sacerdotes y miles de feligreses? Los mandatarios asistentes poco tienen que ver con la fe, aunque es de agradecer que Donald Trump deteste el universo woke, defienda la vida y tenga siempre palabras de apoyo para el cristianismo y termine sus discursos diciendo: “God bless America”, (Dios bendiga a América).
Otra circunstancia que no puede pasar inadvertida en este análisis es la condición de París como ciudad masónica, que fue diseñada según el gusto de Napoleón III, enemigo acérrimo del catolicismo, conspirador contra la monarquía de Luis Felipe, masón declarado y miembro de la secta de los Carbonarios. Tras la Revolución Francesa, la masonería ha regido siempre el destino de Francia. Según los historiadores, antes de ser votadas en el Congreso, las leyes siempre se redactaban y se votaban en las logias. ¿Ahora también?
Para completar este punto, he aquí una cita del masón Tirifocque, a propósito de los ataques criminales, del siglo XIX, por parte de la Comuna y la masonería contra la Iglesia, que consistieron en quemas de templos y conventos, miles de asesinatos de ciudadanos y sacerdotes, incluso el arzobispo de París, fusilamiento de militares y destrozo de bancos, comercios y edificios históricos:
“¡Masones de todos los ritos y de todos los grados!: la Comuna, defensora de vuestros sagrados principios, os llama en torno de ella. La instrucción que hemos recibido en nuestros talleres nos dictará a cada uno de nosotros el deber sagrado a cumplir”.
Y esta otra:
“La Comuna es la más grande revolución que el mundo ha contemplado. Ella es el nuevo templo de Salomón que los masones tienen el deber de defender”. El masón, […] miembro del gobierno, contestó: “El fin de la masonería es el mismo de la Comuna, a saber: la regeneración social”.
¡Qué parecido todo esto a los actos criminales del Frente Popular de España en los años treinta del siglo pasado, que quieren esconder con el “cambiazo” de los hechos, en virtud de la orwelliana memoria histórica”! Estaban dirigidos por los mismos, ¡y han vuelto! Con la diferencia de que ahora es un tema global, una suerte de pandemia ideológica. Por eso es importante conocer esto para poder combatirlo.
No vamos a incidir en el aquelarre masónico de la inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos, plagadas de simbolismo obsceno, irreverente y satánico. Nunca mejor dicho: en una de las escenas se hacía descender sobre el planeta Tierra al Ángel caído. Pero estos detalles pasaron inadvertidos para el público, que mira, pero no ve; que oye, pero no entiende. No fueron capaces de percatarse del simbolismo que enmarcó las olimpiadas, pero subliminalmente sí lo han integrado en sus cerebros, lo cual anula los radares naturales que alertan del peligro.
Se exaltó la prontitud de la reconstrucción y se agradeció a los bomberos y a los trabajadores. Se dieron todo tipo de datos y se hizo gala de cómo el hombre fue capaz de devolver el esplendor a esta “joya”. Está bien, pero ni una palabra sobre lo que significan los lugares sagrados. El acto no deja de ser una farsa, una puesta en escena relativista para lavar las vergüenzas mundanas y robarle la sacralidad al emblemático templo. Dejando a un lado a los fieles y eclesiásticos y ateniéndonos al resto de asistentes, habría que preguntar: ¿Saben rezar? ¿Lo han hecho? ¿Saben que Notre Dame, así como otras catedrales son símbolos de la “Jerusalén celeste”? Se intenta desdibujar el significado. Ahora resiliente y multicultural en lugar de cristiano. Para muchos es como visitar el Coliseo de Roma, el Partenón de Atenas o las pirámides de Egipto. Es lo que quieren. Quizá por eso el papa Francisco no acudió. Sería demasiado evidente su falta de concreción ante lo que se estaba celebrando.
Si no restauramos nuestra conexión con lo sagrado y damos el significado a los lugares que propician la comunicación con lo celeste, con Dios, las reconstrucciones son solo pura vanidad.
Para terminar, quiero dejar un mensaje positivo de esperanza y una pequeña sacudida mental. Debemos acostumbrarnos a ver más allá de lo aparente para poder desenmascarar al enemigo y dejar a la vista sus mentiras. La catedral ha quedado espléndida. Las misas recuperarán sus horarios de siempre. El órgano se ha restaurado y se estrenó con la interpretación del Magnificat y un Te Deum. La aguja del crucero de Viollet le Duc sigue tocando el cielo, mientras las quimeras de Víctor Hugo, con sus figuras grotescas y demoníacas, estratégicamente enclavadas, parecen controlar la ciudad desde lo alto de la galería. Confiamos en que el amor de la Gran Madre y Señora de la catedral anule los efluvios malignos que la rodean.
*Psicóloga, periodista y escritora
A los de las narices grandes poco les importa el goy. Ahora es Siria, de aquí a un tiempo indeterminado, bien puede ser España. Sólo tienen que financiar a “yihadistas” en Marruecos. Incluso los que ya tenemos dentro…Que la gente siga en el sueño de Morfeo…
El lugar de privilegio lo ocupo una grandiosa performance que cumplió el objetivo ante el mundo : exultar en su vanidad. Solamente eso.
Pero el Señor conoce a los que son suyos…
“Entró Jesús en el Templo y echó fuera a todos los que vendian y compraban en el Templo, volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas”-” y les dijo : ” está escrito : Mi Casa será llamada Casa de oración., !Pero vosotros estáis haciendo de ella una cueva de bandidos!”
( Mateo 21, 12-13 )
el último discurso o testamento ideológico, una y otra vez aquella frase no literal : de nuevo estaréis obligados a recorrer nuestros pasos contra la plutocracia si no queréis ser esclavizados y en estos tiempos y días exterminados( añadido] , y vaya que si ! posiblemente tiempos muchos más graves que mediados del SXX
Un circo. Con ver las casullas que vestian los ” sacerdotes”ya tenemos bastante. Parecían del anuncio de ” micolor”. Gracias Magdalena. Como siempre : el dedo en la llaga.
Ahora van a “resignificar” la catedral de París destruyendo el valor cultural y arquitectónico de un Bien patrimonio de la Humanidad ¿Són los mismos que han dado la orden a Sánchez de “resignificar” el Valle de los Caídos? ¿Resignificación masónica?
https://www.eldebate.com/religion/catolicos/20241204/cruz-brillaba-intensamente-medio-llamas-conversion-bombero-fuego-notre-dame_250094.html
Conmovedor, maravilloso,excelso. ,Muchas gracias.
Esta es la reconstrucción del Templo (catedral) que precede a la venida del Mesías. Y además, en tiempo de Adviento.
Porque el Mesías sale de Europa, no de Israel.
Porque esta catedral es imponente, la más imponente del mundo entero (y más con ese alumbrado) porque lleva el nombre del divino femenino. La Señora, la Dama, la Virgen (la Divina femenina) Este es el templo que precede al Mesías, señal de que ha vencido!