11500 niños han sido asesinados en Gaza: un horror de esa magnitud no se puede explicar
Gideon Levy.- Doscientos sesenta nombres de bebés cuya edad era menos de un año. Nombres de bebés que no llegaron a celebrar su primer cumpleaños y que nunca celebrarán nada más. Estos son algunos de sus nombres: Abdul Jawad Hussu, Abdul Khaleq Baba, Abdul Rahim Awad, Abdul Rauf al-Fara, Murad Abu Saifan, Nabil al-Eidi, Najwa Radwan, Nisreen al-Najar, Oday al-Sultan, Zayd al- Bahbani, Zeyn al-Jarusha, Zayne Shatat. ¿Qué sueños tenían sus padres para ellos? Luego hay cientos de nombres de niños de uno o dos años, de niños de tres y cuatro años, de niños de cinco, seis, siete, ocho años, hasta llegar a jóvenes que tenían 17 años cuando murieron.
Miles de nombres, uno tras otro, de los 11.500 niños asesinados por las fuerzas de defensa israelíes en Gaza durante los últimos cuatro meses. La lista avanza como los créditos finales de una película larga, con música de luto de fondo.
ver aquí: https://www.facebook.com/watch/?v=5851006118357981&ref=sharing
La cadena Al Jazeera publicó este fin de semana la lista de nombres de los que tiene conocimiento, eso es la mitad de los 11.500 niños asesinados, según el Ministerio de Salud de Gaza. Un niño asesinado cada 15 minutos, un niño de cada 100 en Gaza.
A su alrededor, los niños que presenciaron la muerte de sus seres queridos, los padres que enterraron a sus bebés, las personas que sacaron sus cuerpos del fuego y los escombros, miles de niños lisiados y decenas de miles más en estado de shock permanente. Según cifras de la ONU, 10.000 niños han perdido a ambos padres en esta guerra donde mueren dos madres cada hora.
Ninguna explicación, justificación o excusa podrá jamás cubrir este horror. Sería mejor si la maquinaria de propaganda israelí ni siquiera intentara hacer eso. Nada de historias de que “Hamás es responsable de todo esto”, ni excusas de que Hamás se esconde entre los civiles. Un horror de esta magnitud no tiene otra explicación que la existencia de un ejército y un gobierno desprovistos de cualquier límite marcado por la ley o la moral. Pensemos en esos bebés que murieron en sus cunas y pañales, en esos niños que intentaron en vano escapar para salvar sus vidas. Cierra los ojos por un momento e imagina los 10.000 cuerpecitos tumbados uno al lado del otro. Ábrelos y ve las fosas comunes, las salas de urgencias abarrotadas, las ambulancias escupiendo cada vez a más niños que son ingresados apresuradamente, sin saber si están vivos o muertos. Esto está sucediendo, incluso hoy, a poco más de una hora en coche de Tel Aviv. Esto está sucediendo sin que se informe de ello en Israel, sin que haya ningún debate público sobre el desencadenamiento de la violencia que Israel se ha permitido desatar en Gaza esta vez, más brutal que nunca. Esto también está sucediendo sin que nadie en Israel piense en lo que resultará de esta masacre, en lo que Israel podría ganar con ella y en el precio que tendrá que pagar por ella. No nos molesten, estamos matamos niños.
Los clichés son manidos y patéticos: “ellos empezaron”, “no queda otra”, “¿qué quieres que hagamos?”, “el ejército israelí está haciendo todo lo posible para evitar matar a personas inocentes”. La verdad es que Israel se burla de todo eso, ni siquiera le importa lo más mínimo. Después de todo, los palestinos no aman a sus hijos y, de todos modos, sólo habrían crecido para convertirse en terroristas.
Mientras tanto, Israel está borrando generaciones en Gaza y sus soldados están matando niños a un ritmo comparable al de las guerras más crueles. Esto no se olvidará ni se puede olvidar. ¿Cómo puede un pueblo olvidar a quienes mataron a sus hijos de esta manera? ¿Cómo pueden las personas de conciencia en todo el mundo permanecer en silencio ante tal masacre de niños? El hecho de que Israel no delibere sobre esta cuestión internamente, sin lágrimas ni conciencia, deseando sólo continuar esta guerra hasta la “victoria final”, no compromete al mundo. El mundo lo ve y se horroriza.
La verdad es que es imposible permanecer en silencio. Incluso Israel, tan absorto en su dolor y preocupación por el destino de los rehenes, que sufrió horrores el 7 de octubre, no puede ignorar lo que está sucediendo en Gaza. Se necesitan siete minutos para mostrar la lista de miles de niños muertos, que pasa al mismo ritmo que sus pobres vidas. Al final, es imposible permanecer en silencio; son siete minutos que te dejan atónito, abrumado y profundamente avergonzado.
En cuanto se hicieron los amos y señores de ” jolibud”, ya se encargaron lo primero de salir y retratarse como las víctimas, pero no cuela……..
Es un genocidio diabólico de niños que no será juzgado en este mundo diabólico.
Recuerden que los judios acusan a los otros de sus crimenes , ellos llaman a Hamas terroristas cuando ellos son mucho mas y se dan el lujo de usar al ejercito de Estados Unidos ademas de sus millones. Hagan la siguiente pregunta a la inteligencia universal “””Cual es la mentira mas grande fabricada por los judios a””??????
Bueno, en el cómic de Mir-Inda hay muchos comentaristas que se declaran peperos, liberales, conservadores o cristianos y apoyan y jalean este genocidio de niños.
Y los periolistos que han apoyado la invasión, luego genocidio, callados, ya no escriben ni hablan de esto, ya no toca. ¡Son cómplices de tantas cosas…!
Ambos, zombis y periolistos traidores, no tienen reparos en igualar el exterminio de los hijos de fruta terroristas con el de niños. Pero ya les tocará, ya.
Vivimos en una colosal impostura, en una monstruosa superchería. Se declaman valores y principios que en realidad son pisoteados a diario por los mismos que manejan ese discursito. Todo esto sólo es posible porque los poderosos del mundo controlan el discurso (como se dice ahora), imponen como única narrativa la versión oficial. La mentira y el engaño, la tergiversación y la falsedad, son dueñas del espacio. Se está llevando a cabo en vivo y en directo, en tiempo real y ante nuestros ojos, un genocidio… y no pasa nada. Es una matanza democrática, una limpieza étnica humanitaria, el genocidio más… Leer más »