Por qué votaré a Santi Peña
Juan José Benítez Rickmann.- Estuvimos analizando con numerosos compañeros de causa, dirigentes de antigua data del gran partido Colorado porque deberemos en las próximas elecciones votar por el candidato electo de la Asociación Nacional republicana (partido Colorado), el joven correligionario Santiago Peña.
Recordando al intelectual y politólogo Jean Touchard lo que solía recordar en su cátedra del Instituto de Estudios políticos de París diciendo, que a escala internacional existen dos grandes escuelas de Ciencia Política, la norteamericana y la francesa.
Según su análisis irónico, se diferencia en que la norteamericana estudie a fondo y de manera exhaustiva y con gran rigor metodológico problemas de escasa importancia que le interesan a muy pocos, la escuela francesa por el contrario analiza con superficialidad temas fundamentales.
No es nuestro objeto debatir ahora sobre la validez o la vigencia de la observación de touchard, pero sí tomar en cuenta como punto de partida su advertencia acerca de los peligros (no excluyentes) de la irrelevancia y la superficialidad del análisis político.
La tendencia a profundizar temas insignificantes puede acentuar ahora con la avalancha de datos surgidos por personeros interesados en perjudicar las chances del partido Colorado y que están a disposición de los investigadores el riesgo es que no tengan hipótesis para comprobar o desechar, que para eso sirve la información.
En cuanto a la superficialidad, es común que se elaboren explicaciones, encuestas o pronósticos triunfalistas o catastróficos sin estudiar la realidad ni fundamentar las previsiones solo buscando intereses comunes con grupos de poder y de doctrinas negativas para la democracia.
Todos sabemos que la democracia significa una agitación permanente, el choque de opiniones los distanciamientos entre correligionarios en esos momentos es un fenómeno natural.
La experiencia nos enseña que apreciaciones de hecho separan en un momento dado a los componentes de un partido político grande como el nuestro, pero más tarde, apreciaciones de otros hechos o intereses comunes, los vuelven a unir.
Así es la democracia, apreciaciones circunstanciales nos dividen y nuevas apreciaciones De hecho nos vuelven a unir; lo mismo ocurre entre los Estados, no existe amistad entre los pueblos, solamente intereses coincidentes. Por encima de todo eso, hoy está y debe estar siempre el ideal que sustenta nuestro partido, el ideal de patria, justicia y libertad por cuyo triunfo definitivo hacemos fervientes votos como soldados del coloradismo; por experiencia sabemos que existen divergencias siempre renovadas en ese versátil microcosmos que es el ser humano. Pero también analizamos que esas divergencias, choques y agitaciones han de ser suficientes para poner términos definitivos o irrevocables en la vida en relación entre correligionarios y compatriotas.
Pudimos recordar fehacientemente que nuestra historia política pasada y reciente hemos comprobado que la falta de consideración respetuosa a la opinión ajena es la fuente más caudalosa de nuestros trastornos sociales y políticos. hoy todo eso deberían darnos las bases para ampliar y fortalecer las bases para nuestra convivencia. hoy es de nuestra competencia el civilizar nuestros actos y procedimientos políticos sin menoscabo de la noble energía con que sustentemos nuestras convicciones para que una cordial convivencia entre colorados ponga la pauta de la convivencia futura fundada en la ley principal de todos los paraguayos, la Constitución. Nos proponemos cubrir los abismos del pasado para despejar las sendas del futuro y qué tales principios brillen hasta en lo más profundo de nuestras intenciones y voluntades.
Confiamos en que la cordura primará sobre cualquier otro sentimiento de todo buen Colorado al votar por su candidato electo en las urnas y todos juntos emularemos el noble empeño de hacer de esta patria paraguaya grande por su trabajo honrado, grande por las libertades reales, grande por el respeto y consideración en el concierto de las naciones libres que será el resultado del abrazo leal de todos los colorados de la República y del mundo.