Madrid, calle Princesa. Un domingo cualquiera de septiembre…
Monse Gil-Delgado Fernández.- Madrid, calle Princesa. Un domingo cualquiera de septiembre, primera hora de la mañana.
Voy caminando en dirección Gran Vía sin desayunar, con intención de hacerlo en una cafetería que se ha hecho famosa gracias a unos croasanes minúsculos, exquisitos, eso sí.
Entro en el lugar y cojo una mesa, me siento a esperar pacientemente que me tomen nota. Y entonces veo un cartel en la pared que dice: “haga su pedido en la barra y pase por caja”.
Tras la barra hay dos chicas con acento que atienden sin muchas ganas, te dejan tu pedido en una bandeja y te cobran. Sin más. Sin dar los buenos días. Prosigo con mi paseo.
Al llegar a Callao me encuentro varios tipos de artistas callejeros. Ganan por mayoría grupos de jóvenes bailando coreografías imposibles. No distingo entre chicos y chicas, no los puedo diferenciar. Las ropas con las que visten no me dan ninguna pista: tops sueltos por encima de la cintura y pantalones anchos de cadera baja y elástico en los tobillos. Y mucho maquillaje.
Gente mayor no puede evitar permanecer unos minutos mirándolos anonadados. No daría mucho por sus pensamientos porque los imagino.
Llego hasta Sol. Por el camino me asalta la publicidad de las tiendas de Preciados y me mareo. Los luminosos muestran carteles de gente feliz compartiendo experiencias, riéndose. Muy pocos de ellos son europeos. No alcanzo a adivinar qué me quieren vender.
En el vagón de Metro en el que voy yo entra un papá con un bebé guapísimo en su carrito. El hombre se sienta y pone el carrito delante, saca su móvil y le dedica toda su atención. El bebé lo mira y no conecta con la mirada de su papá.
Luego mira alrededor y se encuentra con varias caras tapadas por las mascarillas. Cuando me mira me bajo la mía y le sonrío. El bebé hace lo mismo.
Me vuelvo a Málaga.
Los gobiernos occidentales alientan las inmigraciones masivas sin restricciones porque contribuirán a la pérdida de identidad, la licuación del nacionalismo y a la conversión de las sociedades occidentales en un mosaico de pequeños grupos étnicos, religiosos y sociales sin cohesión entre ellos, que desalienta cualquier unión para protestar ante las injusticias. Están creando un estado sin paz social para crear el Estado del miedo.
Excelente comentario.
Buenisimo tu comentario, no puedes tener mas razon.
El asunto tiene su transfondo e intervienen numerosos factores: 1. La banca pirata, al servicio de la mente foránea, endeuda a las naciones ricas en recursos, las desangra y a cambio las convierte en un trasunto de ficción legal jurídica (Corporaciones sumidas en la Ley del Almirantazgo de la City). 2. Emplazan como líderes de esas naciones dotadas de recursos a teleñecos serviles que puedan ser teledirigidos por control remoto. Los que no son “suicidados”. Unas veces por mercenarios contratados. Otras por tecnologías exóticas desarrolladas de espaldas a la Población que las sufraga. 3. Manipulan y dividen a la población:… Leer más »
De esto se trataba pertenecer a la criminal UE y a la terrorista OTAN, sustitución étnica, fumigaciones, guerras programadas para implantar el progresismo, genocidios sanitarios, pobreza inducida, hambre, ruina y en definitiva, caos.
Vale pero “IMPUSIERON” la democracia en Libia…
Si no les compraran no se pondrían,Aqui en Alicante la explanada esta llena, que no te dejan ni sitio para pasear.
Visto lo visto, no me extraña se volviera a Málaga.
Están en su derecho, vienen a pagar las pensiones.
Tras la barra hay dos chicas con acento que atienden sin muchas ganas….. Con acento? gallego? catalán? andaluz? madrileño? inglés? alemán? francés?…….
Ninguno de esos. Peruano o dominicano o ecuatoriano.
El que hizo este artículo se fue a meter en la parte mas asquerosa de Madrid.
Y eso que tiene que ver?. Si esto sigue así pronto TODO Madrid será una zona asquerosa, me hacen gracia estos que se creen que con evitar una zona asunto arreglado!! , típicamente progre, vamos cediendo, vamos cediendo, hasta que la basura ya no hay forma de esconderla y aún peor… De evitar encontrartela frente a ti.
No hay rincón sin inmigración masiva en casi toda España, como no sean barrios de chalets residenciales de millonarios. Andar por la magnífica Gran Vía o en el metro en Madrid es estar en minoría étnica.
Una nación sin fronteras y con socialismo para el “inmigrante” es una aberración. Una aberración impuesta por los malignos de Bilderberg y Davos, y promovida por políticos y prensa lacayos como progreso.
Una aberración más, asumida como “normal” por la mayoría.
Normalizar lo aberrante: en esto consiste el tiempo presente.
Yo vivo fuera de España, poquito antes de la plandemia, viaje a España a visitar a mi familia, y pude ver que en cuestion de 5 años, el barrio donde creci, ya habian mas gente de fuera que los vecinos de toda la vida. Los bares, las panaderias, tiendas de ropa, quioscos, eran moros. Ya no se respiraba el mismo ambiente, se respiraba el olor a orina por las calles, todo lo contrario a la ultima vez que fui. Mis padres dijeron que si, que ha cambiado un poco… La transformacion fue poco a poco cosa que cuando se dieron… Leer más »
Algo como ese dorado “El presente consiste en normalizar lo aberrante” tambien lo dijo Adolfo Suárez. Y sí, la ruina económica tambien impacta mucho. Da pavor y eso se vota por piernas. Aunque todo pueblerino te suelta: “Antes todo esto era campo”. Pero antes fue el progreso y ahora fue la crisis. Quizás cierto soleado día termine este plomizo presente.
Dr. Strangelove – escena final (sub español) – YouTube