Exfranquistas y seudoantifranquistas
Conviene recordar la historia. El franquismo y la democracia fueron legitimados juntos por inmensa mayoría en el referéndum del 76. Los franquistas se agruparon en dos partidos: el mayoritario UCD, respaldado por el monarca, y el minoritario AP.
En la izquierda, era lógico que la mayoría rechazara al PCE, y en cambio votaran muchos al PSOE, que no había hecho oposición al franquismo, que parecía moderado pese a cierta retórica. Y cuya historia estaba olvidada, en parte porque el franquismo mencionaba al comunismo como el enemigo casi en exclusiva. Importa señalar que ya en el franquismo se había olvidado en gran medida la historia real. Otra ventaja del PSOE era que venia arropado (y financiado) por “Europa”.
Quedaba así un bipartidismo de ex franquistas y de falsos antifranquistas. Todo marcado por la moderación, que en democracia es esencial. Sin embargo pronto los ex franquistas trataron de “olvidar” al régimen anterior, como si no lo conocieran de nada o como si nunca hubiera existido, mientras que los antifranquistas de pega encontraban ahí un filón para monopolizar la bandera de la democracia. Así comenzó una distorsión peligrosa de la propia democracia.
El gobierno de UCD, bajo un botarate como Suárez, fue tan desastroso que puso las bases de los mayores problemas posteriores, se destrozó él solo por negarse a unir fuerzas con AP y permitió al PSOE la gran victoria de aparecer como “el partido de los cien años de honradez y firmeza”, y el gran defensor del “cambio” a una “España moderna”. Jamás se inventó una mentira mayor, pero caló en la gente porque lo que quería era eso: honradez y firmeza, y superar la doble crisis política y económica.
En todo este proceso la presión moral e ideológica de “Europa” –que incluía la Iglesia del Vaticano II– tuvo importancia capital. Todos querían “entrar en Europa”, y “Europa” significaba, muy claramente, condenar el franquismo, que había tenido la osadía de mantenerse neutral en la guerra europea, desafiar un criminal aislamiento exterior y reconstruir un país envidiable en tantos aspectos, que llegaba a la democracia por su propio impulso y no por los bombardeos de los ejércitos useño y soviético. Así, la derecha pasó de “olvidar” su pasado a condenarlo. Una condena que significa también la condena a la propia España, y abrir las puertas a la disgregación y el totalitarismo.
Muy bueno y muy real, el escrito de Don PIO. La derecha cobarde y avergonzada y esa izda que aprovechó para proclamarse anti franquistas cuando Franco ya estaba muerto. Esos de derechas estuvieron ganando sus primeras pesetas , muchos con Franco y hasta ocupando cargos de gobierno, pero luego se olvidan muerto Franco y se dicen demócratas como el nefasto Suarez o Fernandez Miranda y otros. Son la gente más despreciable que se apuntan al carro del ganador cuando esta arriba, y luego huyen como ratas cuando se hunde el barco.
MUY BIEN DICHO.
Muy bien, D. Pio Moa, por traer e insistir en la idea de cómo la Iglesia –el Vaticano del Concilio Vaticano II y la jerarquía eclesiástica española de entonces- contribuyeron al desprecio del que más había hecho por salvar a la Iglesia en España de la barbarie socialista y comunista durante la guerra civil. Desprecio y traición que continúan con la jerarquía eclesiástica actual y por el Vaticano actual que no movieron un dedo por detener la profanación de la tumba de Franco. Y recordemos de paso que, increíblemente, el Papa Montini estuvo a punto de excomulgar a Franco cuando el… Leer más »
Precisando y rectifcando: no fue el “Papa anterior” (como he expresado en mi anterior comentario) quien incluyó a Franco en la Suprema Orden de Cristo sino Pío XII en 1953.
SS Pio XII fue un Papa ejemplar que sufrió´ terriblemente por el infame espionaje comunista que costó la vida de los sacerdotes que mandó a ejercer su ministerio sacerdotal a países en aquel tiempo tras el tristemente célebre “telón de acero” .Yo creo que esa tragedia arruino su salud,
Pero ya está en el Cielo. Bendito sea.