La Familia, por encima de todo
Comparto con Jaime Mayor Oreja que la crisis que vemos en toda Europa y especialmente en España, está arraigada por la desnaturalización de la persona.
Por eso, en la Región de Murcia he venido reivindicando durante años el apoyo a la Familia, a instituciones como Red Madre o Cáritas que necesitan la creación de una Ley de Servicios Sociales, que tenga como fundamento un proyecto riguroso de sociedad.
He dicho en distintas ocasiones que postergar la Ley de Familia, cuando a comienzos de la Legislatura pasada se avanzó en el desarrollo de la LGTBI, era primar la ideología de género, un artificio para destruir a la persona, para no reconocer la verdadera esencia del ser humano.
Y así fue, esta legislatura está a la mitad y No HAY UNA LEY DE FAMILIA por la que tanto hemos trabajado.
He señalado también que hacían falta proyectos y medidas para impulsar la vida, como la puesta en marcha de la Ley de Apoyo a la mujer embarazada aprobada en 2009 y aún hoy sin desarrollar por falta de valentía e ideas claras.
El debate del ABORTO no está cerrado, es necesario abrirlo, sin juzgar a nadie, por supuesto, pero defendiendo esas vidas indefensas que se abren paso a la vida en en el seno de una mujer. Por dignidad y por respeto, para los fetos y también, por supuesto, para las madres, sin olvidar a los padres.
En definitiva, lo que echo en cara es el abandono de los principios humanistas, de los valores que nos han conformado como sociedad y que protegen a los más débiles.
Construir una sociedad justa exige una dosis de compromiso que he venido reivindicando y que exijo como murciano y español, una vez más. Por esto hemos fundado Valores.
Para dignificar al ser humano.
Los fetos…que se transformarán en esos inocentes cuerpecitos en los que se encarnarán las nuevas almas que, ahora en capilla, esperan el milagroso momento de venir al mundo con una identidad irrepetible que ha diseñado Dios por el sublime acto de Amor de Su todopoderosa Voluntad…
“¿O acaso no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo que está en vosotros y habéis recibido de Dios y que no os pertenecéis?
(I Corintios 6. 19)
¿Quien puede atreverse a destruir la obra de Dios?
Don Alfonso, me descubro ante usted.
Pienso exactamente lo mismo que usted expone, tan magistralmente, en su brillante artículo.