¿Es la medición de caudal la última revolución industrial?
Que la industria está inmersa en un proceso que podría simbolizar la última revolución industrial por la que necesita pasar para adaptarse a los tiempos actuales es una realidad que no deja indiferente a nadie y, menos, a los agentes implicados.
La capacidad actual de las fábricas a la hora de poner en marcha la producción y la repetición de los procesos de forma automatizada podrían sonar a ciencia ficción si hace apenas unos años si no fuera por empresas especializadas como es.endress.com que han apostado desde el principio por ofrecer soluciones capaces de garantizar calidad y, sobre todo, excelencia a cada una de las maquinarias en las que se automatizaba cualquiera de sus utilidades.
Uno de los principales cambios que llegó a la industria fue la capacidad de hacer una medición de caudal, algo que aseguraba el máximo aprovechamiento no solo de los recursos sino el contar con toda la información necesaria para consolidar una producción continua, sin tiempo perdido y con una capacidad de ahorro hasta entonces impensable.
El uso de caudalímetros ha revolucionado cualquier proceso que esté relacionado con las industrias que necesitan gestionar líquidos, gases o incluso vapor.
Ya sea de manera lineal, volumétrica o atendiendo a la masa, este simple gesto y la posibilidad de que sea medido al momento, permite conocer datos como el tránsito que conducen conductos cerrados en cada momento del proceso de producción o de fabricación, lo que garantiza la utilización de la cantidad exacta y, sobre todo, que no haya interrupción de flujo que ralentizaría los procesos industriales.
La medición de caudal es vital en procesos por ejemplo de la industria de gases medicinales, pero también para otras que necesitan de estos gases para conseguir que las fabricaciones que se llevan a cabo en los lineales se finalicen con éxito.
Hoy en día, cuando la industria farmacéutica está en el foco de toda intervención para buscar y surtir de vacunas a cientos de países, se ve mucho más clara la relevancia que tiene la capacidad de análisis y medición automatizados que garanticen una velocidad que no sería posible en la réplica manual, unas garantías de producto que, de forma humana, sería más complicado de monitorizar y, sobre todo, una estanqueidad que solo ofrecen los productos y herramientas diseñadas para tal efecto en todo el proceso, tuberías y ordenadores.
No se puede entender hoy la industria sin entender que es necesaria la revolución que está viviendo gracias a la tecnología, al big data e incluso, en el medio plazo, gracias a la IA. Por el momento está avanzando a pasos agigantados hacia una monitorización que ha supuesto un antes y un después en sus cifras.
Y no se puede entender, tampoco, la economía sin apostar por dotar a la industria de todo un proceso 4.0 lleno de avances para hacer de ella la base de las distribuciones tanto a nivel nacional como internacional de los pedidos y bienes demandados por la sociedad.