Un país en descomposición
El proceso degradante más profundo que sufre España es la destrucción progresiva de su cultura y de su mismo idioma por la colonización anglosajona. Esto es mucho más grave que los ataques separatistas, pero aparentemente nadie quiere darse cuenta de ello, y eso precisamente es lo más grave.
Como nadie quiso darse cuenta de la erosión sistemática de la cohesión nacional por los separatistas, dicho sea de paso, con la diferencia de que esta tiene menos futuro que la otra.
La cosa empezó con el anglómano Leopoldo Calvo-Sotelo, su avances hacia la OTAN y la promesa de convertir a Gibraltar en un emporio corrupto y corruptor. Cosas ambas que afianzó el PSOE, demostración de una identidad de visión antiespañola en ambos partidos. Con unos gobiernos y con otros ha sido una constante la corrosión de la unidad nacional, de la identidad cultural y del idioma, a favor de los separatismos y de la colonización política y cultural. El problema de los separatismos no está fundamentalmente en Barcelona o en Bilbao, sino en Madrid. Y el de la colonización también, mucho más que en Londres o Washington.
Llevo veinte años denunciando el fenómeno, prácticamente en solitario y perfectamente en vano. Lo cual demuestra que la inmensa mayoría del país, desorientada por políticos, periodistas e intelectuales de tres al cuarto, ha perdido conciencia de su propia identidad, a la que se permite despreciar en los hechos aunque no lo haga siempre en las palabras. Un país de españoletes serviles, insustanciales y charlatanes, a su vez despreciables. Por supuesto, hay excepciones, pero son eso, las excepciones que confirman la regla.
Se trata de un proceso de descomposición de los más esencial e íntimo de un país: de su cultura, cada vez más improductiva. ¿Puede invertirse esta dinámica? No lo sé, simplemente no le veo síntomas. De todas formas, alguien tiene que decir estas cosas.
Don Pío, totalmente de acuerdo con su brillante diagnóstico, con el que coincido totalmente.
Aprovecho la ocasión para hacerle llegar el testimonio de mi afecto, Y ADMIRACIÓN PROFESIONAL, pues es usted uno de los escritores más coherentes y honrados de la España actual, explicando y diciendo LA VERDAD.