E-waste, un fenómeno que sobrepasa fronteras
El progreso de la tecnología desde hace unas décadas ha hecho que cada casa o empresa adquiera productos de última generación para realizar sus quehaceres diarios, su actividad profesional o simplemente pasar sus momentos de ocio. A priori, todo progreso es positivo, pero en este caso se deben tener en cuenta otras premisas como qué hacer con los apartaos viejos que ya no se usan por el avance tecnológico o han llegado al final de su vida útil, es decir los e-waste o residuos electrónicos.
Una reciente infografía de Betway el casino online muestra la problemática que está surgiendo a nivel medioambiental como consecuencia de la gran cantidad de este tipo de residuos que cada día se desechan a nivel mundial. Por lo que es necesario medidas por parte de los mandatarios que incidan en la concienciación de la población con respecto a este severo problema, intentando disminuir el trastorno al medio ambiente lo máximo posible.
Para poner más nitidez a este asunto delicado, una voz autorizada como Hernani Dimantas investigador colaborador en Sobrevivência Planetária (Supervivencia Planetaria) de la Universidad de São Paulo (USP) y fundador y coordinador de proyectos sobre residuos electrónicos argumenta que “e-waste no lo forman solo aparatos electrónicos dañados”, como suele pensar el gran público. Según Dimantas, “el principal generador de basura es la obsolescencia programada, es decir, aparatos que funcionan, sin embargo, ya no tienen la capacidad para utilizarse para lo que se han fabricado”.
En este gran grupo entrarían todos los Smartphones, ordenadores, tablets y demás dispositivos informáticos que, con el avance del tiempo, no cumplen con los requerimientos que el usuario necesita para realizar su actividad de ocio o su trabajo. Con lo que opta por desecharlos y adquirir artículos nuevos con características más potentes.
Se debe poner coto al desecho de tanto aparato tecnológico ya que en 2017 se produjeron 44,7 millones de toneladas de e-waste, lo que equivale al peso de 4,5 mil torres Eiffel, y no solo eso. Si se sigue desechando a este ritmo estos aparatos electrónicos en 2060 se calcula que se triplicará la cantidad de toneladas de estos residuos. Hecho que ni la población, ni los mandatarios, ni el propio planeta pueden permitírselo para garantizar la viabilidad de la Tierra a largo plazo.
La obsolescencia, es, sobre todo, algo sumamente preocupante ya que es un procedimiento por el que se contribuye a generar esas inmensas cantidades de escombros que sin control contaminan peligrosamente el planeta y que además tiraniza a los consumidores con la constante aparición de nuevos aparatos que convierten en marginado al inmediastamente anterior. Hay que comprar la novedad, es una orden indiscutible a esta sociedad de la que ya es un apéndice vital el móvil y toda la retahíla que lo acompaña. Recuerdo un “chiste” de Forges: Llega un hombre ansioso a un comercio para adquirir el último de tales… Leer más »