El adoctrinamiento
Dentro de mil años -o quizás cien, al paso que vamos-, cuando la comunidad científica se plantee, viendo a una buena parte de los seres humanos occidentales convertidos en especímenes parecidos al retratado en las etiquetas de las botellas de Anís del Mono, a qué pueda deberse tal involución de nuestro genoma, es muy probable que nadie se ponga de acuerdo en determinar la etiología del fenómeno. Yo voy a adelantarme a revelar su causa en un lenguaje accesible pues estoy persuadido de que cualquier verdad científica puede ser divulgada, en sus líneas generales, en términos fácilmente comprensibles para toda persona que tenga al menos los estudios primarios. Bueno: todo, todo no; porque la paradoja del gato de Schrödinger yo no la entiendo. ¿Cómo puede un gato encerrado dentro de una caja opaca a nuestra miradas y en la que accionamos un dispositivo electrónico que le puede matar o no hacerlo estar vivo y muerto a la vez en tanto no abramos la caja?… Pero ya dijo Richard Feynman que la física cuántica no podía ser entendida lo suficiente como para poder explicársela uno a su abuelita.
Ahora bien; el tema que hoy nos ocupa es de naturaleza meramente bioquímica y puede explicarse de un modo mucho más fácil: Existen en nuestro ADN lo que los mismos científicos llaman “genes basura” y que yo creo que son aquellos genes que tienen una proteína asociada que les sirve para codificar toda la información “basura” que los estudiantes asimilan en los colegios, como víctimas de la manipulación ideológica que soportan sus cerebros por el bombardeo constante, y muchas veces subliminal, de los mantras propagados por el pensamiento progre, globalista, feminista y elegetibo de nuestros gobernantes. Y a este proceso degradador habría que añadir el realizado cada vez con mayor contundencia desde las Comunidades Autónomas, empeñadas en alimentar las mentes de sus educandos a base de odio visceral hacia España y priorizando en su sistema educativo disciplinas meramente cultivadoras del cuerpo, como el lanzamiento de adoquines, en detrimento de las que cultivan el espíritu.
Lo terrible del asunto es que no podemos esperar que la situación mejore sino que empeore pues el abrazo de Pedro Sánchez a Pablo Iglesias, con el beneplácito más o menos disimulado de los partidos separatistas a los que pagamos un sueldo para que nos ultrajen, roben y ataquen, augura a España la llegada de un nuevo periodo negro de su historia que nos hará comprender la oportunidad de esa máxima que dice que la historia siempre se repite.
Yo recuerdo -por poner un ejemplo que amenice algo esta aburrida disertación- que un día hojeaba un libro de texto de alguno de mis sobrinos, que había sido escolar durante el Septenio Ominoso, cuando mis ojos se fijaron en uno de los temas -la asignatura debía ser “conocimiento del medio”- en los que se preparaba a los alumnos para ser debidamente acogedores de la inmigración masiva que se estaba produciendo y de los valores culturales que todo el que entrara en nuestro país trajera consigo, habida cuenta de que el Sr. Zapatero, que estaba entonces al frente del Gobierno, consideraba que como el dinero no es de nadie sino que cae del cielo bien podían venir a España todos los menesterosos del mundo con una escudilla a recolectarlo. En esa lección se recogían y se ilustraban con fotografías en pie de igualdad las diferentes maneras de comer que se practicaban en el mundo con la intención evidente de que los estudiantes se acostumbraran a la sociedad multiculturalista a la que iban a ser compelidos a vivir. En el libro se decía algo así como: “En algunas culturas la gente come sentada a una mesa y con cubiertos; en otras come con palillos, y en otras se sienta en el suelo sobre esterillas y come con la mano”. Todo era válido. De nada había que asustarse. Sólo faltaba añadir que en algunas culturas de los más recóndito del Amazonas la gente se come a los forasteros y que no por ello habría que negarles el alojamiento en nuestra casa si llamaran a nuestra puerta.
¿Y cuál es la solución?… Yo no tengo una varita mágica para deshacer este desaguisado de un modo contundente ya que el adoctrinamiento entra en nuestras mentes por muchas vías y no podemos cerrarlas todas a cal y canto; solo tengo una solución para acabar con el que entra por la lectura de los textos escolares. Pero no la voy a exponer en prosa sino en poesía y utilizando la misma técnica inventada por Don Dioscórido, aquél personaje que hace pocos años amenizaba con sus modestas aportaciones poéticas el programa radiofónico “Futuro Verde”, que dirigía ese gran erudito y gloria nacional de la biología que es mi amigo Miguel del Pino. Y Don Dioscórido me da su permiso, como no podía ser menos, porque al fin y al cabo él era yo. Aquí va mi poema, en pentástrofos octosilábicos encadenados con rima ondulante.
Lo expreso de forma clara
y sobre todo sincera
ya que odio la mentira
que es una plaga invasora
que nuestra mente satura
porque el Gobierno procura
con inquina abrumadora
que todo aquel que respira
tenga por cosa certera
lo que difunde y declara
para volverlo majara
y adoctrinar su mollera.
Por eso digo con ira
-y con más ganas ahora
que el Gobierno se apresura
a reinstaurar la censura-
que es preciso sin demora
poner el punto de mira
en algo en que yo quisiera
que la gente reparara,
dejando de ser ignara,
porque atañe a la manera
en que el estudiante aspira
a ser doctor o doctora
en alguna asignatura
al llegar su edad madura.
Y con voz acusadora
-ya que esta rima me inspira-
digo a la industria librera,
pues el Derecho me ampara,
que es culpable de esta tara
que a las mentes les espera
si a tiempo no se retira
y obstinada colabora
con la actual dictadura
haciendo libros basura.
Y propongo en esta hora
lo que mi alma suspira,
que es encender una hoguera
con leña, que no es muy cara,
y entre risas y algazara
echarle una montonera
de estos libros -que hay la tira-
cuya existencia desdora
el mundo de la cultura.
Y al ministro caradura
que la enseñanza empeora
y en corromperla conspira
cien azotes yo le diera
en su culo con mi vara.
Pues que conste que en la botella de ese famoso “Anís del Mono”, debajo de un dibujo que representaba al tal mono llevando en su mano la botella de anís, figuraba impresa la siguiente leyenda: “Soy el mejor, la ciencia lo dijo y yo no miento” ¿Sería una premonición?…