Los cojones obreros y el #Caranchoa
LU.- Una collejilla de las que todo el mundo ha dado y recibido sin que no pasara absolutamente nada, incluso de cañas con el antes agresor y ahora camarada. ¿Cuantas se daban y recibían en los 90 en discotecas como Xquè, Chasis, Scorpia, Dsigual, Pont Aeri, L’Atlàntida, Central Rock o Barçalles? Y no pasaba nada, nadie lo subía a ninguna parte, nadie denunciaba, no se hacía escarnio público a través de la viralidad de las nuevas tecnologías.
Te acordabas toda la vida, eso sí. Muchos el día después ya estaban en un gimnasio queriendo ser Chuck Norris o Bruce Lee.
Hoy, se enteran cientos de millones de personas y tiran abajo vidas enteras. Como un capítulo de Black Mirror, linchamiento mediático, polémica estéril, pérdida de tiempo con tonterías.
El chaval no debería haber grabado como vacilaba a un obrero, un ‘currelas’, una persona que madruga y se va a dormir tarde, que se estresa, que se parte la espalda, que recibe órdenes y las cumple y quizás con medio centenar de paquetes por entregar aún en la camioneta. Que a lo mejor le ha dejado su novia o le acaban de poner una multa. Que quizás lleva una rueda pinchada y no tiene tiempo de pararse a arreglarla. Cualquier cosa puede pasar a media jornada laboral, eso solo lo saben aquellos que trabajan duro.
Si no vacilas a nadie puedes acabar en el hospital con la cabeza abierta. Si eres respetuoso, pacífico y simpático puedes acabar a hostias en cualquier parte, con quien menos lo esperes. Si encima vas riéndote de la gente y grabándolo con cámara oculta solo es cuestión de tiempo que alguien te dé una buena dosis de realidad.
Un tortazo no es nada. Otro podría haber sacado una pistola, una navaja, un destornillador o cualquier otra cosa. Lo malo realmente es haber quedado mal delante de todo el mundo. Pero bueno, nadie ha salido herido, el que se hacía la víctima ha sido el perjudicado y el supuesto agresor elevado a los altares. Un héroe para muchos y con razón, hace falta gente con huevos: es una “especie en peligro de extinción”.
Con todo respeto por ambos, cometer errores es humano y el no tener ninguna empatía con los demás nos lleva a toparnos con alguien que tiene un día difícil o que le da igual todo en la vida porque no tiene nada que perder.
No es necesario dejar de hacer vídeos sino hacer cosas interesantes, que aporten y que sean de utilidad para los demás. Que enseñen, que hagan sentirse orgullosos de sí mismos y de los demás a sus seguidores.
Y que sepa que un obrero es sagrado. Todo el sistema es un peso muerto sobre los hombros de los auténticos currantes, los de levantarse a las 4 de la mañana y acabar de trabajar a las 10 de la noche para que a final de mes se le lleven medio sueldo entre unas cosa y otra. Los currantes mantienen a todo el resto, que les exprimen sin piedad y sin miramientos.
Todo lo ‘público’ e incluso gran parte de lo privado salen del sudor de su frente. En el reparto, después de hacer todo el trabajo se lleva la peor parte. Sin los currantes, el que quiera comer a buscarse la vida y el que quiera que le atiendan en un Hospital, a pagar, como se hace en todo el resto de países del mundo mundial. Se terminarían las ayudas, los subsidios, las subvenciones, los servicios gratuitos y los servicios públicos deficitarios.
Cuatro currantes para pagar una pensión mínima. Unos cuantos más para cada familia de refugiados. Muchos para una operación o simplemente para mantener una línea de metro en la que poca gente paga. Y para educación, sanidad, sueldos de políticos… es difícil imaginar cuantas horas de trabajo han de hacer algunos para que el resto pueda tener ‘estado de bienestar’.
Cada intento de humillar o burlarse de alguien que está haciendo su trabajo se merece un buen baño de realismo. Para no volverlo a hacer y aprender una lección sobre el respeto. Que reparta currículums y verá lo que es el mundo real.
Su papaito de la redacción de ABC le pagaba los vicios y él hacía videos de este estilo…..
Y se ve que tiene unas docenas.