Cómo la izquierda ha fagocitado intelectualmente a la derecha
En la presentación de “La guerra civil y los problemas de la democracia en España”, en el Casino de Madrid, alguien me preguntó por qué parece que siempre gana la izquierda en España. Es una pregunta interesante, porque la izquierda ha ganado hasta el punto de que ha fagocitado ideológicamente a lo que solía entenderse por derecha, es decir, el PP, que hoy no se distingue del PSOE. Creo que podemos entendernos, aunque sea de forma un tanto ambigua, con estas nociones de izquierda y derecha, aunque las mismas son muy relativas y ambiguas, como ha recordado el escritor francés Arnaud Imatz en un interesante libro reciente, Para delà Droite et Gauche, que debiera traducirse al español.
Me faltaron reflejos para contestar a la pregunta. Contesté de manera formal, pero debiera haberles dicho: “En este acto tienen uds la respuesta. La presentación ha sido anunciada en programas de radio, en mis blogs y por otros medios, por lo que no menos de unas cien mil personas deben haberla conocido. ¿Cuántos están ustedes aquí? Ciento veinte personas. Alguno dirá que, para los tiempos que corren, no está mal. Pero sí está mal, muy mal. Es un número irrisorio, aunque nos queramos consolar con que a las presentaciones habituales de libros concurren muchas menos personas. Pero hay más: no había entre los presentes un solo joven universitario. La edad media podía estar entre en torno a los 50 años. Por supuesto, muy contento de esa asistencia, pero si no se llega a la juventud, en especial a la juventud universitaria, todo será en vano, pues es ella la que va a suministrar los creadores de opinión pública y orientadores de la opinión, entre otras cosas”. Eso debiera haber dicho.
La cosa empeoró a la hora de firmar: se vendieron… ¡trece ejemplares del libro anunciado! Es decir uno por cada diez asistentes, más o menos. Es una realidad que la derecha no lee. Según Fernández de la Mora, que conocía el percal, no lee desde Jovellanos. El libro presentado explicaba, entre otras cosas, cómo sin entender la guerra civil será inútil tratar de entender el laberinto en que se encuentra hoy España. Insistí en que lo más importante del libro eran las consideraciones sobre la democracia, lo que es y lo que no es ese sistema de poder, en general y en un país en que todo el mundo se llena la boca con la palabra, sin tener apenas idea de lo que quiere decir, sin un mínimo de cultura política. En un país en que algunas formalidades democráticas se utilizan contra la democracia y contra la propia subsistencia de España. Lo hemos comentado en otras ocasiones: el rescate de la ETA, premiando sus crímenes con legalidad, dinero público, etc., para convertirla en una potencia política en Vascongadas y Navarra es un ataque directo a la convivencia en libertad y a la propia España. La política seguida de modo persistente con los separatistas catalanes, vascos, etc., que jamás fueron demócratas, es otro modo de socavar al sistema y a la propia nación. Existe en España un grave problema de cultura democrática, que permite estos hechos, o que se impongan leyes antijurídicas llamadas de género o la llamada ley de memoria histórica totalitaria en su concepción, identificada con los asesinos de las chekas y de la ETA y deslegitimadora de la transición y de la monarquía. Cosas como estas definen un régimen destructivo bajo el manto de algunas formalidades democráticas, una democracia antidemocrática como ya lo fue la república, que va carcomiendo las posibilidades de una convivencia en paz y en libertad.
La izquierda y los separatistas, que no en vano fueron juntos en la guerra civil que ellos mismos provocaron, tienen una idea clara de lo que debe ser la democracia: que manden ellos. La derecha, ni eso: se limita a la economía que “lo es todo”, sin ningún principio ideológico medianamente firme. Hoy el PP es abortista, igual que Podemos o el PSOE. Es pro ley de memoria histórica, que cumple incluso con más fervor que el PSOE Mantiene las leyes de género, continúa la política de colaboración con la ETA, etc., etc. Su única diferencia con los separatistas es que más que en disgregar a España piensa en disolverla en la Unión Europea, cediendo ilegalmente a la burocracia de Bruselas la soberanía española por grandes toneladas, como dijo un ministro del PP sin que nadie le contradijera. Podíamos continuar largo tiempo denunciando estas políticas que llevan al país a la desgracia. Para todos ellos, democracia es una palabra mágica que cada uno utiliza con el sentido que mejor le conviene. Pasa un poco como con “Europa”, otra palabra mágica cuyo fundamento real es la hispanofobia, suponiendo que la historia de España es básicamente deleznable, o “enferma” o “anormal” como la caracterizaba Ortega y Gasset, que en estas cuestiones apenas dijo más que dislates, por cierto que muy influyentes hasta hoy mismo, en la izquierda y en la derecha. Aquí, los políticos y periodistas son los más europeístas del continente, y los que menos idea tienen de la historia y cultura europeas. Sin mucha ilusión, acabo de publicar Europa, una introducción a su historia, dedicada especialmente a políticos y periodistas.
En varias ocasiones he apoyado a VOX como el partido cuyo programa me parece más acorde con la solución a ciertos problemas que sufre España, pero es verdad que a ese partido le falta sustancia intelectual, deja la impresión de que obra con consignas de ocasión dispersándose en diversos temas sin una base doctrinal clara, sin figuras intelectuales o incluso profesionales de cierta enjundia que lo arropen. Puede decirse que esa falta la comparte con todos los partidos, pero cuando se parte de la nada, como quien dice, es esencial no aparecer como uno más, aun si algunas consignas y actuaciones puedan ser más correctas que las de los otros partidos. Pensé que ante la presentación de un libro como este, que trata cuestiones esenciales históricas y políticas, VOX y quizá otros grupos más o menos afines, movilizarían a su gente, sobre todo a los jóvenes, para asistir al acto y adquirir y discutir el libro. No ha habido nada de eso, lo que revela una actitud de fondo. En estas condiciones, en que diversos grupos que se consideran de derechas en el sentido de que sienten a su patria y a la libertad y a la democracia, mantienen un discurso un tanto desarticulado, a menudo simplón, provinciano, hecho de tópicos, y no sienten necesidad ni interés por librar una combate intelectual serio y consecuente, en estas condiciones seguirá llevando las de ganar una izquierda, que en España nunca ha dejado de ser demagógica, antipatriótica y muy a menudo terrorista o proterrorista. Con las consecuencias que estamos comprobando día a día. Lo mismo puede decirse de este programa, Cita con la Historia, que se mantiene en un gueto no tanto por el silenciamiento que evidentemente sufre, como por el escaso apoyo y la escasa actividad de la gran mayoría de sus por ahora escasos oyentes.
. Otra razón por la que suelen ganar las izquierdas es que disponen de muchísimas pequeñas organizaciones, oenegés, etc., mientras que lo que llamamos derecha suele estar atomizado y desperdigado, lo que dificulta cualquier resistencia. Pero como quejarse no sirve de nada si no se ofrece alguna solución, proponemos esta a nuestros lectores: que aparte de usar las redes sociales, allí donde sea posible formen círculos de oyentes del programa “Cita con la Historia”. Estos círculos pueden funcionar como tertulias semanales en que se hable de todo y se propongan ideas, charlas u otros actos y no solo en relación con este programa sino más ampliamente. Una tertulia es un modo de organización informal que puede dar muchísimo juego. El Renacimiento empezó con unas Academias que prácticamente eran tertulias. ¿Seremos capaces de hacerlo? Recordamos también que la campaña 300 por veinte sigue en pie, y muy lejos todavía de alcanzar su objetivo. De momento no llegan a cincuenta los “espartanos”. Pero difundir y apoyar “Cita con la Historia” es luchar activamente contra esa falsificación sistemática del pasado, que envenena nuestro presente.
Una observación final: en una entrevista reciente sobre el PCE(r)-GRAPO se me preguntó: “¿La temeridad se les suponía?” “Lo que se nos suponía y se nos exigía era la entrega y la disciplina. Las causas erróneas -y la nuestra, lo era- no pocas veces cuentan con gente más abnegada que las causas nobles. Lo veo en la derecha, donde muchos defienden la patria o la libertad, pero sin mover un dedo ni aportar un duro, como meros espectadores. Nosotros, al menos, nos la jugábamos.”
Hace falta más pijos en las facultades de filosofía. Hace falta más niños bien como cantautores. ¿Por qué no puede haber un Paco Ibáñez o un Victor Jara identitario?
Nota del administrador: Porque cantarle a la patria o a los heroes históricos no vende discos. Tras 40 años de robotización democrática debería saberlo.
Pero un Joaquín Díaz sí cantaba las gestas del Cid u otros romances que, indirectamente refuerzan ciertos valores…
No cabe duda de que la cobardía de la derecha y la habitual traición de la izquierda a lo largo de esta falsa democracia, han llevado a este país al desastre en el que nos encontramos.
Les recuerdo que el GUIÑOL, pequeño tatro callejero donde hacian jugar la mano derecha contra la izquierda (tenidas por la misma persona ) tenia una finalidad; la de distraer la gente, PARA ROBARLE LA CARTERA.