El líder afro de Panamá se sorprende de que los panameños “no quieran ser negros”
El censo de Panamá no refleja la realidad étnica de sus calles, donde más de la mitad de la población es negra, a pesar de que las últimas cifras oficiales la estiman en solo un 14,9 %, dijo el líder afropanameño Alberto Barrow.
“Nosotros sostenemos que no menos del 65 % de la población panameña es afrodescendiente. No hay más que salir fuera y ver de qué color es la piel de la gente”, afirmó el director del Observatorio Panamá Afro, ataviado con su icónico “kufi” o gorro africano.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), en Panamá hay actualmente 586.221 afrodescendientes, lo que representa un 14,9 % de la población total. El dato es sensiblemente superior al del último censo de 2010, que cifró la población negra en 405.813 personas, un 9,2 % del total.
El desfase entre las cifras oficiales y los cálculos del movimiento afro se explica, según Barrow, por una cuestión de supervivencia: los afropanameños “no quieren ser negros porque eso es sinónimo de exclusión” y, cuando el funcionario acude a su casa a censarlos, niegan sus raíces y no marcan la casilla étnica.
“Todos los días se nos dice que ser negro es malo. En la construcción del imaginario social, todo lo malo es negro. Así no es fácil que la gente asuma su color”, aseveró el activista y profesor de Derecho en la Universidad Especializada de las Américas (Udelas).
La campaña “Orgullosamente Afrodescendiente”, impulsada por Barrow en las redes sociales, tiene como objetivo romper tabúes en el próximo censo de 2020 y animar a la sociedad a tomar conciencia de su identidad.
Barrow entró en contacto con sus raíces durante los años de instituto, con las lecturas de Martin Luther King y en las clases de la profesora Diana Morán, una reconocida poetisa panameña de etnia negra que se exilió en México tras el golpe militar de 1969: “Mi gran referente social y cultural”.
Pero el acontecimiento que le empujó a defender los derechos de los afroamericanos tuvo lugar en diciembre de 1970 durante su ceremonia de graduación: “No fui invitado a los actos porque me negué a cortarme el (pelo) afro”.
Desde entonces, han pasado 40 largos años, en los que se han logrado “cosas importantes” y el discurso afro, según dice, se ha hecho un hueco en la opinión pública panameña.
Los esfuerzos de Barrow se centran hoy en día en conseguir que el Gobierno cree una secretaría nacional dedicada exclusivamente al desarrollo de los afrodescendientes, uno de los grupos sociales más desfavorecido. El país centroamericano ya cuenta con una secretaria indígena.
“En Panamá hay pobreza, eso es incuestionable. Existe al lado de los rascacielos de lujo y tiene rostro indígena, rostro de mujer y rostro negro”, denunció el activista panameño, cuyos abuelos nacieron en Jamaica y Barbados y llegaron al país centroamericano para construir el canal a principios del siglo pasado.
Precisamente, las provincias más pobres y abandonadas (Darién, Bocas del Toro y Colón) son aquellas con mayor población afro: “¿Es casualidad, es una coincidencia? El (novelista) cubano José Lezama hablaba de casualidades concurrentes”, apuntó Barrow.
Los primeros afrodescendientes desembarcaron en Panamá con los españoles, en el siglo XVI, de ahí que la historia del país y la historia del resto de América Latina no se entienda sin ellos: “Hemos construido este continente”.
Sin embargo, al igual que pasaba entonces, la etnia negra está hoy en día excluida de las esferas políticas y el poder económico y social, en palabras del líder negro, “sigue en manos de los blancos”.
“Sería interesante preguntarle al presidente Juan Carlos Varela (del conservador Partido Panameñista, PPA) por qué no hay negros en su Gobierno”, ironizó Barrow.
TODOS los estudios relacionados con los estatus socioeconómico y dependencia y ayudas sociales de TODOS los países donde se encuentran, coinciden: los descendientes de africanos ocupan los últimos puestos. Para entender todo esto, simplemente estudien la reciente historia de la ciudad norteamericana de Detroit (Michigan).