Concentración en Madrid de la Plataforma de las Clases Medias

Por Enrique de Diego.- El discurso de Podemos es una copia invertida de la Plataforma de las Clases Medias. Por supuesto, el concepto de casta como descripción del sistema. Ello no es óbice para que Podemos esté haciendo historia abriendo una fisura irreversible en el bipartidismo.

Ya he dicho que, por supuesto, el concepto de casta como definición de un modo clientelar instalado en la política, estrechamente relacionado con el poder financiero, con las grandes empresas, con las tramas de las Sicav, con el poder mediático, corrompido y perdida toda condición de contrapoder, lo acuñé y desarrollé yo, y fue el fundamento para poner en marcha la heroica y romántica iniciativa de la Plataforma de las Clases Medias. Ese concepto ya está en mi libro “Privatizar las mentes”, publicado en 1996, pero toma plena carta de naturaleza en la denuncia con “Casta parasitaria”, en 2008. Es decir, no sólo es casta y, por ende, endogámica, sino que se transmite de padres a hijos y de abuelos a nietos, sino que, además, es parasitaria, que no ofrece servicios ni resuelve problemas, sino que los crea, como sucede con el nefasto e insostenible Estado autonómico.

Reto a cualquiera a estudiar mi bibliografía y la de cualesquiera o todos los dirigentes de Podemos.

También la crítica, inédita hasta ese momento, al mito de la transición, base de la corrupta dinastía borbónica, causa de todos los males patrios, y de los privilegios de la casta de parásitos. Por supuesto, que el objetivo de toda la casta es la expoliación –el robo hasta del último euro- de las clases medias hasta su exterminio económico y que ella preciso un esfuerzo patriótico transversal, con acuerdos sobre un mínimo, que pasa por la exigencia punitiva de responsabilidades a los corruptos y a la casta en sí, procediendo a una regeneración que precisa un rearme moral de la sociedad.

Hitos memorables de la Plataforma

Sin medios, los aguerridos miembros de la Plataforma de las Clases Medias desarrollamos una intensa campaña de concienciación y protesta, que tuvo hitos memorables como la concentración en la Plaza de Colón el 14 de febrero de 2010, en donde se reunieron más de veinticinco mil personas. O la marcha a La Moncloa o cuando fuimos a la sede de UGT y puse un chorizo. O nuestra bizarra campaña en las elecciones municipales de Madrid. Nosotros fuimos los primeros, y durante tiempo los únicos, que alzamos nuestra voz contra el inmenso parque de coches oficiales, contra la legión de asesores, contra las subvenciones a los sindicatos.

Nosotros abrimos el camino. Cuando la Plataforma de las Clases Medias, insisto que sin medios, porque nunca hubo más de cuatro euros, tomó la calle, sin La Sexta ni La Cuatro, Izquierda Unida se puso nerviosa y lanzó el 15-M. Luego IU fue superada por un pequeño grupo de profesores de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense, bien ahormado y cohesionado, con financiación chavista e iraní, lo cual no significa que estén a sueldo, porque seguramente se trata, en parte, de una utilización y un engaño.

Nosotros, la Plataforma de las Clases Medias fracasamos donde Podemos está triunfando. Quizás salimos demasiado pronto con la sana intención de evitar el sufrimiento de la gente indefensa. Sobre todo, no conseguimos nunca financiación, ni tuvimos el más mínimo apoyo mediático (Ariza nos silenció en cuanto se lo ordenó el PP, partido que llegó a pagar por silenciar mi voz en Cataluña, cuando estuve a punto de romper el sistema apoyando a un mindundi). No hubo, por tanto, organización, ni forma de mantener canales de comunicación entre los miembros, con lo que nos fuimos desfondando. Mientras Intereconomía nos silenció, se dedicó a lanzar a Pablo Iglesias.

La dirección de Podemos es casta

No voy a ser demasiado duro con los de Podemos porque a eso ya se dedica con notable ineficacia y sobresaliente histeria la casta, especialmente los lacayos peperos, sin ningún crédito, defendiendo sus lentejas corruptas y podridas, llenas de gusanos gurtelianos y esperancistas púnicas (¡Esperanza Aguirre, la madre nutricia de todos los corruptos, el inmenso bluff, llegó a contraprogramas nuestra Convención utilizando a las Víctimas del Terrorismo!). Es obvio y manifiesto que la dirección de Podemos es casta, pura casta, aunque su base no lo es (no faltan ahí, antiguos miembros de la Plataforma de las Clases Medias). Es la peor casta, excrecencia de casta, pues nada hay en España más endogámico y corrupto que el profesorado universitario, y en ello brilla con nauseabunda suciedad la Facultad de Políticas, que debería ser cerrada de inmediato, por ineficaz y gravosa.

Como me dice, un cargo socialista andaluz: “ya se va sabiendo lo que son los de Podemos: unos granujas”. Favoritismos, becas ficticias, empresas sin trabajadores, fraudes fiscales en quienes braman contra la economía sumergida. Yo sé que es la única forma de sobrevivir bajo la asfixiante presión fiscal de la casta. Sin embargo, la parroquia, harta y hastiada, está dispuesta a perdonarles todo a estos “granujas”. No quiero, con todo, quitarles méritos, porque han roto el sistema bipartidista en pedazos y resulta una gran satisfacción ver como la casta tiembla ante la ola en la que van subidos.

Menos Estado es menos casta

Copia, pero copia invertida. El problema de Podemos es que no atina con las soluciones, sino que profundiza en el problema. Para salir de esta crisis sistémica, se precisa mucho menos Estado, porque el Estado es la casta, es el pasto de la casta parasitaria. En la Asamblea de Madrid hay 29 cargos de libre designación, a dedo, que cuestan al contribuyente un millón de euros y que son todos familiares de cargos del PP, hermanos, primos e incluso exmujeres, que hay que dejarla colocadas. Lo que hay que desmontar es esa grosura de Estado, ese Estado obeso, parasitario. En España hay el doble de funcionarios que en Alemania, con el doble de población. Los llamamos funcionarios pero no lo son sino colocados de los partidos. Los auténticos funcionarios, los de Justicia, Defensa, Interior, Exteriores, deben tener prestigio social, estar bien pagados, pero es preciso hacer una poda de todos los enchufados, repitiendo oposiciones. Hay que cerrar las autonomías y las diputaciones. Eso no lo va a hacer Podemos, porque la dirección de Podemos es emanación y excrecencia de lo peor del funcionariado: el profesorado universitario de las facultades de las mal llamadas ciencias sociales, porque, por de pronto, no son ciencias ni sirven para nada.

La impostura de los profesores

En realidad, ese tipo de profesorado universitario es casi tan culpable como los políticos de la crisis. La rebelión necesaria de los jóvenes, que ven en Podemos su esperanza o al menos el descargo de su frustración, es contra los profesores que les han estado engañando sentados en sus poltronas funcionariales. Les han educado en la adoración del Estado, les han aborregado, les han matado el estímulo, les han sometido a la casta, les han enseñado como verdad oficial el marxismo cultural. Pero, con Podemos, los profesores han cometido su última impostura: ponerse al frente de la manifestación. Es su postrera manipulación porque se benefician de ese marxismo cultural –no es simple anécdota que Monedero, el ideólogo, sea un ferviente admirador de Gramsci- que han convertido en el subconsciente de una juventud sin textura vital, sin valores, dispuesta a defender eso de lo público –eufemismo artero de lo estatal- que es su exclusión y su suicidio.

Podemos no es la estación de término

Podemos no es la estación de término. Por supuesto, así no se puede continuar. Por supuesto, PSOE y PP, la misma mierda es. Eso lo dijo antes y mucho mejor y con mucha más autoridad moral la Plataforma de las Clases Medias (el éxito no es criterio de validación ética de llevar o no razón). Por supuesto, PSOE, PP, CC OO y UGT, la misma mierda es. Pero también, por supuesto, PSOE, Podemos y PP, la misma mierda es.

Donde yo fracasé, otros podrían triunfar en el futuro. Con medios financieros y de comunicación, porque ya está bien de jalear desde la sombra sin arriesgar nada, de presumir de patriotismo en el reservado de un restaurante para luego mostrarse cobarde y lanar. Lo que es claro es que las soluciones son las que propuso la bienaventurada y heroica Plataforma de las Clases Medias, llena de gente con elevada dignidad que no buscaba otra cosa que el bien del prójimo. Y esas soluciones no son las de Podemos, aunque quizás tenga que ser una etapa transitoria. Al fin y al cabo, las sociedades, como esas manadas de ballenas que se varan y agonizan en las playas, cuando pierden su sentido de la orientación entran en paroxismo y alocadamente se suicidan.