Caza de brujas
En 1924, John Edgar Hoover fue nombrado director del FBI. Ocupó ese cargo durante 48 años. Durante su mandato, descartó a todos los agentes que tuvieran algún grado de corrupción, y una vez asentado en el cargo hizo un brusco giro en la forma de trabajo de inteligencia, para lo cual se rodeó de agentes leales profesionalizados. Hoover se demostró como un feroz anticomunista, sobrevivió a la gestión de siete Presidentes, algunos de los cuales, muy a su pesar, no pudieron destituirle.
En el Congreso, muchos senadores y congresistas vivían con temor a los expedientes que Hoover tenía sobre ellos, o que ellos temían que pudiera tener. A Hoover se le atribuye haber creado una estructura de protección a la Ley, pero frecuentemente se le acusó de abusar de su poder y autoridad, extorsionando a figuras públicas notables haciéndolas ceder a sus deseos. Durante la Guerra Fría (en la década de los cincuenta del pasado siglo), el FBI investigó con minucia la vida de políticos, artistas y deportistas. Su organización, entre otras cosas, lideró la llamada caza de brujas, levantando una verdadera persecución contra los comunistas en todos los ámbitos sociales, en ocasiones acusando de procomunistas o filocomunistas a quienes no lo eran.
Trasladando el comportamiento de este personaje y sus acólitos a la actualidad de hoy en día, se podía comparar a la cantidad de multas que se imponen al conducir cualquier vehículo a motor, muchas veces por el motivo más nimio, amparándose en la seguridad y salud de los ocupantes y en la legalidad vigente. Si existe tanta preocupación por nuestra seguridad y salud ¿porque no poner tanto énfasis en el cumplimiento de esas normativas? porque hasta ahora no tengo constancia de que ningún médico de la Seguridad Social persiga con machacona insistencia a los pacientes para adelantar las operaciones graves, que pueden llegar a tardar hasta ocho meses o más. Si existiera alguna manera para recaudar en la Seguridad Social, que seguramente la habrá, ya la habrían puesto en práctica oficialmente y la podríamos llamar irónicamente caza de enfermos.
La recaudación prevista por el gobierno para 2015, es de 360,91 millones de euros por multas, sólo de tráfico ¿Por qué no se emplea ese dinero en crear empleo o en otras cosas verdaderamente necesarias con relación a la época en que vivimos?
Según cierto diario digital, “La Guardia Civil de Tráfico sigue denunciando presiones internas para poner multas y tienen a los agentes como recaudadores; es una competición diabólica por no perder sueldo”.
Los sufridos infractores nos preguntamos la razón de esta caza de brujas ¿Por qué en vez de imponer tantas multas a los conductores y/o ocupantes no se utiliza ese interés, en buscar, castigar y hacer cumplir la ley en su totalidad a la multitud de ladrones y estafadores que existen en España? Piense en eso Sra. Directora General de Tráfico, y no sugiera a los que están bajo su mando, tanto control y vigilancia en cazar a los conductores que incumplen sus normas. Deje de ordenar hacer esa caza de brujas, que lo único que va a conseguir, es que la ciudadanía acabe odiando a la honrosa Guardia Civil, porque le aseguro que cuando la gente ve pasar a un vehículo de la Guardia Civil de Tráfico (si va identificado, cosa que va disminuyendo) cada vez se oye más la expresión “Mira, ahí van los ladrones de la Guardia Civil a multar a todos los que puedan, para que cobren más al mes”. Y dígame que miento.
Sería bueno que los ciudadanos viéramos que se cumpliera la legalidad para todo el mundo; algunos emparentados con sangre azul y a toda esa ristra de políticos ladrones, a los que los encubren, a los asesinos, violadores, pederastas, defraudadores, banqueros estafadores, testaferros de guante blanco, etc. ¿Por qué no actúan contra toda esa gentuza con la rapidez que se imponen y cobran multas y no sólo en empeñarse en sancionar a los vehículos? Cualquier ciudadano con sólo leer un solo periódico, podrá comprobar la innumerable cantidad de delitos que no se castigan, persiguen y sancionan con el mismo énfasis y rapidez que a los automovilistas, que tenemos que sufrir dichas multas por agentes (ordenado por sus superiores), el verlos escondidos detrás de los árboles o en vehículos no identificados como agentes de la autoridad, con objeto de aplicar más y más multas para recaudar, cuanto más mejor, porque esa es la impresión que dan. De la misma manera, también nos gustaría verlos, sin esconderse, defendiendo la Constitución contra elecciones ilegales ¿Por qué no hacen eso también? Tráfico está, entre cosas, para ayudar al automovilista y no para rellenar, con sus multas, los bolsillos de los políticos corruptos. Señora, déjenos tranquilos y que esa caza de brujas automovilística, por usted ordenada, se oriente hacia otra dirección más civilizada y lógica. La ciudadanía se lo agradecerá. No se debería perder de vista algunas de las actuaciones del señor Hoover.