Viriato.- Ha comenzado el Año Nuevo que, aunque a muchos europeos les moleste o lo ignoren de forma voluntaria o por culpa de haber sido víctimas de la LOGSE, el calendario occidental es de origen cristiano marcando el registro cronológico temporal desde la fecha del nacimiento de Cristo.Contemplo con todo el dolor la imagen que se ofrece en la prensa digital de un rebelde islamista sirio, a los que la ciega Europa está apoyando, en la que vemos a un agresivo guerrillero metralleta en mano empuñado con la otra mano un crucifijo y tocado con los restos de una prenda litúrgica, para luego adentrarme en la dramática noticia titulada: Una monja denuncia a Occidente por apoyar a los extremistas fanáticos musulmanes del Ejército Sirio de Liberación.

Esto me lleva a recordar a los socios de la mamarrachada de la Alianza de Civilizaciones, una pandilla de hipócritas que atacan la raíz cristiana de la cultura europea y se dan abrazos con quienes quieren imponer y extender el islamismo por todo el mundo como sistema político, pues no lo olvidemos se trata de un sistema de expansión política que pretende subyugar al mundo libre.Ante noticias como estas las autoridades europeas callan cobardean como podemos leer en la dramática carta de Imran Firasat tras serle retirada ayer la tarjeta de residencia: “Las autoridades españoles me están utilizando para contentar al mundo musulmán”.

La tarjeta se le ha retirado con el argumento de que mis actividades contra el islam suponen un riesgo para la seguridad nacional de España. Sin querer sembrar el pánico ni pecar de alarmista, simplemente realista, haciendo hincapié en este asunto sobre el que no se puede pasar de puntillas, me gustaría recomendar un vídeo doblado en español cuyo enlace acompaño al final. No sé por quién estará hecho, probablemente evangélicos, pero los datos y conclusiones presentadas se presumen irrefutables.Es un reportaje que dura unos siete minutos. Merece la pena verlo y reflexionar, como dicen nuestros gobernantes, sobre lo que se nos está viniendo encima, gracias a una clase política que sólo vive para obtener, mantener o recuperar el poder, únicamente eso.

Lo escuché hace unos meses y se exponen verdades como puños. Es la irremediable y silenciosa “invasión pacífica” que Europa y en nuestro caso los españoles la estamos sufriendo desde hace muchos años, sobre todo en Ceuta y Melilla; y también en las Fuerzas Armadas y por ende en la Guardia Civil. A pesar de todo en Europa, quitamos los crucifijos de las escuelas, elevamos a la categoría de derecho el aborto y beligeramos por un laicismo disfrazado de progre. Habrá que preguntarse si cuando los musulmanes sean mayoría van a ser tan respetuosos con nosotros y nuestra cultura, religión, etc., como ellos nos lo exigen ahora que lo seamos con su “cultura” medieval.

A propósito, no sé qué pensarán sobre este tema personajes como el señor Zerolo, a quien deseo viva siempre en paz y libertad su opción sexual. A lo mejor hasta le parece bien, que nos ponga a todos mirando para Medina. Hace unos días se conmemoró la Toma de Granada, que cambió el horizonte europeo a finales del siglo XV y que fue, en aquel momento, celebrada desde España a Inglaterra y Alemania, y hoy en este santo país tenemos a una izquierda desnortada que elimina de escudos heráldicos municipales las referencias a la Reconquista para no parecer xenófobo.

Todavía quedan organizaciones y instituciones que defienden el respeto y cuidado por estos elementos intangibles de nuestro legado como la entidad Granada Histórica que solicita que el acto de la Toma del 2 de enero sea reconocido por la Unesco, no así esa izquierda carca y retrógrada con sede en el propio ayuntamiento granadino donde leemos que PSOE e IU exigen al Ayuntamiento de Granada que elimine el día de La Toma por “fascista”… ¡agárrate y no te menees!

Esperemos que se deje de una vez por todas la memez que nos legó nuestro sin igual contador de nubes, el del falso buenismo, la Alianza de Civilizaciones, y estemos preparados para desempolvar los anales, históricos por supuesto, de D. Pelayo, de Isabel y de Fernando, y ver cómo lo hicieron hace trece siglos el primero y casi seis siglos los segundos.