Oro, incienso y mirra
Carmen Klecker.- La festividad de los Reyes Magos también nos recuerda que el Hijo de Dios, es el regalo que el Padre nos otorga a toda la humanidad. Pone ante nosotros a un niño, en un sencillo presebre, pero ya es el Hijo del Padre. Semilla, simiente de lo que nos será revelado. Momentos de incertidumbre los que estamos pasando, por eso es hoy un día grande, porque marca, de nuevo, desde hace más de 2000 años, el camino de la esperanza. La Fe es un don, un regalo. Damos las gracias a todos los hermanos cristianos que ponen su vida en juego por mantener el hermoso mensaje de Cristo. Que hoy el regalo sea simplemente, dar las gracias por nuestra existencia, por que cada día en esta tierra, y en esta España es un día obsequiado para ganar la Libertad, para ofrecer nustro sacrificio, nuestra voz y nuestras manos en la servidumbre de los españoles que sufren la plaga de una casta, la humillación de poderosos materialistas, de poderes efimeros y corruptibles.
La Catedral de Colonia, de estilo neogótico, comenzó a construise en 1248 y no se terminó hasta 1880. Allí se guardan para su veneración, el relicario de los Tres Reyes Magos. Pero esta historia comienza en Belén.
El camino de los Magos: un camino de fe
No es errado pensar, que lo realizado por los Magos haya sido un auténtico camino de fe, mucho más, ha sido el itinerario de aquéllos que, aunque no pertenecen al pueblo elegido, han encontrado a Cristo. Al comienzo de un camino hay siempre una señal que pide ser vista allí donde todo hombre vive y trabaja. Los Magos han escrutado el cielo, para la Biblia sede de la divinidad, y de allí han tenido una señal: una estrella. Pero para comenzar el recorrido de fe no basta escrutar los signos de la presencia de lo divino. Un signo tiene la función de suscitar el deseo, que necesita para realizarse un arco de tiempo, un camino de búsqueda, una espera. Es significativa la expresión con la que Edith Stein describe su camino de fe: “Dios es la verdad. Quien busca la verdad, busca a Dios, conscientemente o no”.
Un verdadero deseo provoca preguntas. Los Magos, por su parte, encuentran a Jesús porque tienen en su corazón fuertes interrogantes. Tal experiencia del encuentro con Jesús es, verdaderamente, una provocación para la pastoral: se impone la necesidad de no privilegiar una catequesis hecha de certezas o preocupada por ofrecer respuestas prefabricadas, cuanto de despertar en el hombre de hoy preguntas significativas sobre cuestiones cruciales de la humanidad. Es lo que sugiere un obispo del centro de Italia en una carta pastoral: “Presentar a Cristo y al Evangelio en conexión con los problemas fundamentales de la existencia humana (vida-muerte, pecado–mal; justicia-pobreza, esperanza-desilusión, amor–odio, relaciones interpersonales familiares, sociales, internacionales…), donde se evita lo desfasado entre las preguntas de la humanidad y nuestras respuestas”. (Monseñor Lucio María Renna, O.Carm.).
La respuesta, como nos enseña la experiencia de los Magos, se encuentra en la Biblia. Y no se trata sólo de un conocimiento intelectual o de un saber acerca del contenido de las Escrituras, como en el caso de los escribas, sino en un acercarse a ella guiado por el deseo, por la pregunta. Para los Magos aquella indicación contenida en las S. Escrituras fue iluminadora para cumplir la última etapa de su camino: Belén. Además la Palabra de Dios les permitió ver en los sencillos y humildes signos de una casa, del niño con María, su madre, al rey de los judíos, el esperado de Israel.
Los Magos adoran y descubren en Jesús a aquel que habían con tanta ansia buscado. El lector, por un lado se sorprenderá por la desproporción existente entre los gestos y dones de los Magos y la humilde realidad que se presenta a sus ojos; pero, por otra parte, está seguro que aquel niño, que los Magos adoran es precisamente el Hijo de Dios, el esperado Salvador del mundo. Y así el itinerario se convierte en itinerario de todo lector que lee esta significativa historia de los Magos: quien busca, aunque parezca que Dios está lejos, puede encontrarlo. Aquéllos que, por el contrario, presumen de saber todo de Dios y creen tener asegurada la salvación, corren nel riesgo de privarse del encuentro con Él. En una catequesis habida en Colonia con ocasión de la XX Jornada de la Juventud así se expresaba el arzobispo Bruno Forte: “los Magos representan a todos los buscadores de la verdad, listos a vivir la existencia como un éxodo, en camino hacia el encuentro con la luz que viene de lo alto”.
Además la experiencia de los Magos nos enseña que en toda cultura, en todo hombre hay esperanzas profundas que necesitan ser saciadas. De aquí la responsabilidad de leer los signos de Dios presentes en la historia de los hombres.
Todas nuestras ofrendas no tendrían valor si Cristo no hubiese convertido su vida en sacrificio “de olor agradable” (Ef 5,2). Todos nosotros, los cristianos, estamos ungidos, con el santo crisma, por una mezcla de perfumes de gran precio. Estamos llamados a exhalar el buen olor de Cristo (cf 2 Co 2,15).
Que cada uno de nosotros, como los Magos, ofrezca al Señor regalos conformes con su dignidad: la sensatez de reconocerlo como Dios, de adorarlo como merece y de ofrecerle la sujeción de las pasiones que nos confunden.
Es un salmo real, compuesto para festejar al rey en el día de su subida al trono. La primitiva comunidad cristiana no ha tenido ninguna clase de dudas en ver en estas imágenes el retrato del Mesías.
Confía, oh Dios, tu juicio al rey,
al hijo de rey tu justicia:
que gobierne rectamente a tu pueblo,
a tus humildes con equidad.
Produzcan los montes abundancia,
justicia para el pueblo los collados.
Defenderá a los humildes del pueblo,
salvará a la gente pobre
y aplastará al opresor.
Durará tanto como el sol,
como la luna de edad en edad;
caerá como lluvia en los retoños,
como rocío que humedece la tierra.
Florecerá en sus días la justicia,
prosperidad hasta que no haya luna;
dominará de mar a mar,
desde el Río al confín de la tierra.
Ante él se doblará la Bestia,
sus enemigos morderán el polvo;
los reyes de Tarsis y las islas
traerán consigo tributo.
Los reyes de Sabá y de Seba
todos pagarán impuestos;
ante él se postrarán los reyes,
le servirán todas las naciones.
Fuerza, honor y dignidad, como nuestros, oro, incienso y mirra.
El arte religioso y la tradición dan a entender que los tres “reyes” magos fueron conducidos por una “estrella” al lugar donde nació Jesús. En vista del honor, hasta la veneración, que se da a estos “reyes”, surge la pregunta de si esta creencia está fundada en las Escrituras o no. Mateo es el único Evangelio que hace referencia a estos visitantes. (2:1-12.) Pero ¿dice Mateo que fueran tres y que fueran reyes, y da sus nombres? El periódico católico Kirchenzeitung für das Bistum Aachen confiesa: “En la Biblia no se les llama los Tres Santos Reyes. A partir del… Leer más »
Mateo es el único Evangelio que hace referencia a estos visitantes. (2:1-12.) Pero ¿dice Mateo que fueran tres y que fueran reyes, y da sus nombres? El periódico católico Kirchenzeitung für das Bistum Aachen confiesa: “En la Biblia no se les llama los Tres Santos Reyes. A partir del siglo VI se entendió que los magos habían sido […] tres reyes. […] En cuanto al número de los astrólogos, […] Mateo no da detalles. […] Fue por primera vez en el siglo IX cuando se les presenta con los nombres de Gaspar, Melchor y Baltasar”. Además, la obra de consulta… Leer más »
Bien dicho Rey Melchor.
Dejese usted de rollos macabeos y de cuentos arameos. Primero,no existe ningun pueblo elegido,en todo caso seria un pueblo elegido por idiota en grado sumo. La Biblia, a que usted se refiere,es un cuento en el noventa por ciento de sus historieras y que podria ser escrita hoy por cualquier escritor de ficcion o de literatura fantastica. Y para remate,habla usted de pago de impuestos,de dominacion y de servidumbre,es decir de pensamiento demente,de demencia,o llamelo como quiera. Los reyes de Sabá y de Seba todos pagarán impuestos; ante él se postrarán los reyes, le servirán todas las naciones. Mire usted,lo… Leer más »