Teresa Coscojuela.- La manipulación de la Diada de este año no deja de sorprender. En primer lugar fue secuestrada por las organizaciones subvencionadas con nuestro propio dinero, declarando totalitariamente que todo el que participase en la tradicional marcha de la tarde exigía la independencia y esto era falso de todas todas porque en muchos foros hubo comentarios de catalanes indignados afirmando que irían como cada año, que nadie iba a arrebatarles sus derechos de participar en una fiesta que pertenece a todos los catalanes, no sólo a unos cuantos.

Además de esto, ya sabemos que se subvencionó el transporte en buses y trenes -con el dinero de todos, no lo olvidemos nunca- para traer a gente de las comarcas.

¿Más manipulación? Sí. La presencia de inmigrantes extracomunitarios para hacer bulto. Son los que ICV y la CUP usan habitualmente con esta finalidad, se los llevan donde haga falta ser muchos.

Suelen ser sin papeles a los que aleccionan y manejan, les ponen en las manos una pancarta, un bocadillo o un cartel cuyo significado ignoran por completo y allá que van tan contentos porque estos chicos tan amables y simpáticos les defienden y les consiguen ayudas sociales. Con nuestro dinero, claro.

600.000 frente a los más de siete millones y medio de catalanes censados legalmente, casi la mitad eran extracomunitarios, no es una cifra para estar orgullosos ¿Y estos pretenden ser un nuevo estado de Europa? Sí: Cataluchistán.

Anda Artur Mas intentando nadar y guardar la ropa como de costumbre, haciendo declaraciones hueras que no contentan ni a unos ni a otros, algo completamente lógico cuando alguien no se posiciona claramente. Por una parte amenaza a Madrid con tonterías de patio de colegio, como que está a favor de convocar una consulta soberanista y con ello pretende contentar a los otros.

Todo esto no tiene sentido y el Gobierno de Rajoy será necio si lo tiene en cuenta. Mas no puede convocar una consulta unilateral, aparte de que esto no es gratis económicamente y a ver cómo justifica ante los catalanes que tenga dinero para algo que sólo interesa a un pequeño segmento de la población y en cambio recorta inmisericorde lo más elemental.

Pero si se atreve a hacerlo, más vale que sea todo lo transparente posible y no se permita votar a menores y a sin papeles como se hizo con las consultas de cuchufleta que no llegaron a Barcelona, L’Hospitalet, Cornellà, El Prat… porque aunque se permitió votar hasta al chihuahua de la abuela y al loro de la tía Paquita, el resultado fue de carcajada olímpica y desistieron de seguir haciendo el ridículo.