Padilla tras el éxito en Olivenza: “El sueño de haber cumplido un reto personal”
Hoy es día de saborear el triunfo, de haber hecho realidad “el sueño de cumplir un reto” dice Juan José Padilla, y es día de empezar a pensar en la Feria de Fallas. Porque tras el reencuentro en el ruedo, sin recelos, con el toro y éxito de Olivenza, el 16 de este mes espera una de las grandes, el Coso de la calle Játiva. Y esa corrida, reconoce ilusionado el maestro, “requiere una gran responsabilidad”.
Tanta responsabilidad y valentía como la que tuvo ayer en Olivenza, que suponía su vuelta a los ruedos tras una larga recuperación de cinco meses superando la peor cornada que le ha privado de la visión en el ojo izquierdo pero no del coraje de enfrentarse al peor toro que es uno mismo.
Y Juan José Padilla triunfó, salió por la puerta grande a hombros de sus compañeros de terna y amigos, Morante de la Puebla, Jose María Manzanares y el resto de toreros que habían acudido a Badajoz a darle animos y a disfrutar del triunfo de un hombre valiente. “No me lo creía cuando vi que el callejón se llenaba de compañeros, de amigos tan grandes como el Juli, Talavante y cuando me cogieron en volandas”.
Y tanta fue la gloria que “no me quería quitar el traje de torear” (de verde esperanza y oro) ha dicho Padilla en Cope, un traje que se ponía mientras su habitación era un ir y venir de gente con lo que todo fue muy rápido: “Un día muy corto, estaba ilusionadísimo, lleno de emotividad y lleno de buenas sensaciones con mis doctores que estuvieron allí a verme y me vestí como siempre con la puerta abierta a todos, con sencillez”, narra el maestro que no duda en decir “perdona la falta de humildad”.
Y ya en la plaza había que demostrar que uno vuelve a pisar el albero porque es lo que sabe hacer y porque es su profesión y se lo tenía que demostrar a sí mismo y “sobre todo a mi padre que siempre me apoyó desde que comencé mi carrera pero que ahora no quería que volviera a los ruedos”, confiesa Padilla que habla con orgullo de su progenitor que soportó tanta tensión que se desmayó durante el primer toro.
Por ello los brindis eran obligados para los doctores, García Perla y Val-Carreres, y al padre: “cuando se lo brindé a mi padre, ya no me pude contener, porque él no queria que volviese a los toros y me había pedido que no volviera más y le queria dar la seguridad, demostrar que vuelvo con toda la honradez” y que sepa que tengo claro que “el sufrimiento es parte de la gloria”.
La vuelta al hotel fue también emocionante porque le esperaba su mujer: “Mi mujer tiene una gran entereza y cuando me recibió en el hotel llena de orgullo nos fundimos en un abrazo”.
El 4 de marzo de 2012 es un día marcado a fuego en el calendario vital de Juan José Padilla, vendrán más días de gloria, el próximo puede ser el 16 de marzo en Valencia donde el maestro volverá a enfrentarse al toro.