César González Ruano, la belleza del periodismo
César González-Ruano (Madrid, 22 de febrero de 1903 – 15 de diciembre de 1965) fue un escritor español que hizo periodismo. Su obra la componen varios miles de artículos –dice Manuel Alcántara que más de treinta mil- y medio centenar de libros.
Comenzó su carrera en los años veinte como poeta y ultraísta aunque cultivó todos los géneros literarios: columnista, novelista, autor dramático… Fue muy activo con su perpetua mala salud de hierro. Era un maestro del artículo periodístico. En 1930, entrevista a José Antonio Primo de Rivera y a Miguel de Unamuno. Volverá a entrevistar a José Antonio ya como líder azul, tras su intento de asesinato en la calle Benito Gutiérrez de Madrid. César simpatizó con la Falange desde sus inicios y tuvo relación y amistad con sus fundadores e inspiradores: José Antonio Primo de Rivera, Ledesma Ramos, Rafael Sánchez Mazas, etc.
En 1932 César ganó el premio Mariano de Cavia con uno titulado “Señora: ¿Se le ha perdido a usted un niño?”. Al año siguiente, inició sus corresponsalías en Berlín y Roma. Allí retoma su amistad con Rafael Sánchez Mazas y Eugenio Montes. La mayoría de las crónicas que escribió en Alemania se incluyen en Seis meses con los nazis (Una revolución nacional), un libro editado en octubre de 1933 y que financió la Embajada alemana en Madrid. En enero de 1934, fue enviado a Marruecos para investigar si quedaban prisioneros españoles en manos de los rifeños trece años después del desastre de Annual.
En 1934 se estrenó su comedia poética La luna en las manos en Madrid. Hizo dos antologías de sus poemas publicados: Aún, primera antología poética (1920-1934) y Poesía (selección poética, 1924-1944). Ese año, el segundo de la República, las Juventudes Socialistas le amenazan de muerte por unos artículos críticos con Indalecio Prieto, Manuel Azaña y otros cabecillas de izquierdas. Para evitar que le asesinaran, sus amigos falangistas le dieron protección.
En marzo de 1936, emprende un viaje a Italia. Allí acepta el puesto de corresponsal en Roma que le ofrece el nuevo director de Abc, Luis de Galinsoga. Junto a una patriótica Raquel Meller supo que había comenzado el Alzamiento en España. Escribe él mismo: “Logré ponerme en relación con la Junta de Gobierno Nacional en Burgos y con Abc de Sevilla ofreciéndome a la disposición y mejor parecer del Movimiento y pidiendo instrucciones de qué debía de hacer y dónde me consideraban más útil.” Así fue nombrado agregado de prensa en la Embajada española en Roma. Escribía para Abc y para el periódico España, fundado fundado por Gregorio Corrochano en el Tánger nacional. En 1938, entrevistó a Mussolini, a quien calificó en sus Memorias como “el hombre más importante que tuvo Italia y quizá Europa en nuestro tiempo”. Se trasladó a París, donde se dedica sobre todo a escribir poesía y a la compraventa de antigüedades, pintura y algún pasaporte. Puesta sobre aviso, la Gestapo le encerró, el 10 de junio de 1942, en la cárcel parisina de Cherche-Midi, durante dos meses y medio. Entonces escribe el poema Balada Cherche-Midi y tuvo tiempo de escribir la biografía de la espía Mata-Hari o la novela Manuel de Montparnase, basada en Manuel Viola.
Abandonó Francia en septiembre de 1943 y se instaló en el pueblo barcelonés de Sitges. Allí escribía una treintena de artículos mensuales en La Vanguardia, que dirigía su amigo Luis de Galinsoga, en el periódico Arriba, la Agencia de la Delegación Nacional de Prensa y Propaganda, en la revista Destino, en Informaciones, en Madrid, en Radio Nacional, en Radio España de Barcelona, Fotos, El Pueblo Vasco, La Codorniz… En 1946 publicó su Antología de poetas españoles contemporáneos en lengua castellana.
En abril de 1948, deja de colaborar para el diario Madrid y vuelve a publicar en Informaciones, siendo director Francisco Lucientes. En octubre, se incorpora a La Tarde, de Víctor de la Serna, como articulista y encargado de las colaboraciones. Así lo explica César: “Llevé a La Tarde un plantel de colaboradores excepcional en la prensa diaria española, y creo yo que bien calculado para el gusto de todos los públicos. Llamamos a nuestras páginas como colaboradores fijos y frecuentes a Camilo José Cela, Gerardo Diego, Concha Espina, Enrique Jardiel Poncela, Felipe Sassone, Pedro de Lorenzo y Gaspar Gómez de la Serna, al tiempo que hacían secciones diarias firmadas José Antonio Torreblanca, Álvaro de Laiglesia y Josefina de la Maza […] Rafael Sánchez Mazas, Eugenio Montes, Eduardo Aunós, Torcuato Luca de Tena, Edgar Neville y varios más”. Ruano permanece en este diario hasta mayo de 1949, poco antes de su desaparición. Ese año recibe Ruano seis premios, entre ellos el Premio Nacional de Periodismo Francisco Franco.
Un año más tarde, difunde su autobiografía, Mi medio siglo se confiesa a medias, en el diario El Alcázar, que se publicó por entregas. Después recogió una trilogía de novelas bajo el título de A todo el mundo no le gusta el amarillo y publicó Nuevo descubrimiento del Mediterráneo, Caliente Madrid y Pequeña ciudad. Este último libro lo dedica a Cuenca, donde tenía casa y vivió durante algunos períodos. Allí hay una calle con su nombre. Ni César ni nada obtuvo el Premio Café Gijón en 1951.
En 1952, empezó a colaborar en la Revista de Barcelona y en el diario Pueblo, editado por los sindicatos verticales. En esta cabecera, publicó algunos fragmentos de su diario íntimo. A finales de 1953, inició una serie de conversaciones o entrevistas de personalidad en las páginas de Arriba, que le valieron un año después otro Premio Nacional de Periodismo.
Recogió ochenta entrevistas a personalidades de la actualidad española e internacional en Las palabras quedan (Conversaciones) (1957), varias veces reeditado. Fue su secretario Marino Gómez Santos. Residía en Madrid en un piso de la calle Ríos Rosas, vecino del de Camilo José Cela, que había sido jerarca universitario del SEU.
También hay que mencionar su labor como biógrafo. Escribió la vida de Julio Cejador, Eduardo Zamacois, Eugenio Noel, José María Acosta (1927), Émile Zola (1930), Unamuno, Casanova y Baudelaire (1931), el general Sanjurjo (1932), Miguel Primo de Rivera (1935), Mata-Hari (1943), Charles, Enrique Gómez Carrillo, Óscar Wilde, entre otras.
Fue elegido por el diario Pueblo “famoso del año” en 1964. Esta distinción muestra la enorme popularidad que había conseguido el periodista.
Ruano falleció en Madrid el 15 de diciembre de 1965. Ese mismo día, apareció en Abc su último artículo, “La costumbre”, en el que sostenía que “morir no es sino perder la costumbre de seguir viviendo”.
Ruano concibe el artículo como un género literario donde el elemento informativo no es sino una justificación para la escritura, prima lo estético. El artículo de César evidencia la subjetividad del autor, a través de una estructura y una unidad de contenido fluidas. El artículo parte de asuntos menudos para remontarse. La escritura era tan natural para Ruano que podía hacer cuatro o cinco artículos en una mañana: “La literatura, por primera vez, bajó al periódico por necesidad económica, y no queriendo renunciar a sus mensajes y a su destino, a sus derechos y esperanzas, subió el periódico casi casi hasta su altura natural. Éste es el secreto, bien poco misterioso, de una generación de cronistas, de una generación que sin precedentes era una auténtica generación de escritores en periódico, no de periodistas que hicieran algo de literatura”.
La Fundación MAPFRE concede un premio anual que lleva su nombre para artículos que aparecen en la prensa española, es el de mayor prestigio de la prensa española.