‘La tesis prohibida’ y la conjura contra España
Me lo acabo de beber de un largo trago y por grave me gustaría que lo que aparece en él no fuera cierto. Un colosal e inquietante trabajo sobre las interferencias de oscuras fuerzas extranjeras en el devenir de España. Les hablo de ‘La tesis prohibida’, el libro de Blas Piñar Pinedo que acaba de ver la luz. Entre otros muchos datos de absoluto interés, Piñar Pinedo se adentra en un tema tabú y se atreve a cuestionar el oscuro proceso que tuvo lugar entre 1973 (año del asesinato de Carrero Blanco) y 1981 (año de la supuesta intentona golpista del 23-F).
Con rotundidad, claridad expositiva y valentía, el autor escribe: “¿Cómo se explica, en esos años, la conjunción entre monarquía y comunismo, entre el socialismo masónico y el sector progresista de la Iglesia, entre algunos falangistas traidores y el liberalismo económico radical, entre los tan fieles al régimen y la oposición democrática, entre algunos defensores de la unidad de España y los peores separatistas? ¿Cuándo harán autocrítica estos que nos dirigen durante casi ya más tiempo que Franco?”.
La liquidación del general Galdón recién acabada la contienda civil, la creación de ETA, el asesinato de Carrero, el congreso socialista de Suresnes, el accidente mortal de Herrero Tejedor, la promoción política de Suárez y de Felipe González, la mascarada del 23-F, el atentado contra Aznar, la muerte de Antonio Herrero, la derrota congresual de Bono, las movilizaciones populares tras al accidente del ‘Prestige’, el 11-M y la posterior descapitalización moral y quiebra económica de España, aparecen entrelazados en el libro como supuestas partes de un todo urdido y dirigido, entre otros actores, por la masonería francesa. Su objetivo, uno fundamental: que España no levante cabeza.
La cuestión es que no faltan indicios históricos que otorgan patente de verosimilitud a ‘la tesis prohibida’. La conjura es contra España, sea cual fuere su sistema político siempre que ese sistema político pretenda elevarla por encima de su vecina gala. Esto es una verdad que los textos de historia, escritos de acuerdo con patrones prefabricados y patrones de fábrica, no revelarán nunca.
La Europa de la Santa Alianza nos envió a los Cien Mil Hijos de San Luis porque no éramos europeos, sino distintos, esto es, celtíberos liberales. Algo antes, Napoleón Bonaparte quiso librarnos de las cadenas porque tampoco éramos europeos hijos de la Revolución, sino absolutistas encenegados en la maléfica influencia de los Borbones y de la Iglesia católica. Cuando Prim llevó los estandartes de la ‘Gloriosa’ hasta Madrid y comenzó el rastreo de un monarca que no fuese Borbón, se organizó, como consecuencia, el tiberio francoprusiano. En Francia se proclamó la república y un señor Kératry, conde de profesión, vino a ofrecer el oro y el moro a Prim si proclamaba la república española y ayudaba, de paso, a Francia a salir del atolladero. Prim mantuvo su tesis monárquica y liquidó el asunto con una frase de esas que se clasifican como históricas: “He preferido el papel de Monk al de Cromwell, y no habrá en España república mientras yo viva. Esta es mi última palabra”.
La última frase del republicano conde de Kératry fue cartesiana: poner el suroeste francés al servicio de Carlos VII y ordenando que se diera “protección oficial y completa a los carlistas, facultades amplias a los mismos para hacer política, reunir gentes, armas y batallones”.
Los mismos que se echaron a la calle en París para recibir clamorosamente a Alfonso XIII, en retirada de España por Cartagena-Marsella, habían glorificado a Francisco Ferrer. Cuando Manuel Azaña intentó restablecer el prestigio de la república con su orden de “ni heridos ni prisioneros, tiros a la barriga”, se le echó encima la misma prensa que hace unas semanas acosaba al Gobierno de Burgos, y nadie gozó de mayores facultades conspiratorias en Francia que el activo grupo terrorista vasco que fue creado para interferir en la agenda política española y apuntalar al mismo tiempo los intereses galos.
En 1973, España había levantado la cabeza demasiado. Incluso ocupábamos el octavo lugar entre las primeras potencias industriales del mundo. Esto no se lo perdonaron a Franco ni se lo perdonarían años más tarde a José María Aznar cuando, con todos sus errores, consiguió que España fuese el principal aliado europeo de Estados Unidos, en detrimento de Francia. Lo digo porque hay muchos ilusos que creen que el movimiento de protesta por el accidente del Prestige, las movilizaciones contra la guerra de Irak, la toma del islote Perejil o los macroatentados del 11-M fueron acontecimientos espontáneos y sin ninguna vinculación con el exterior.
Yo lo siento mucho, pero me da el pálpito que Blas Piñar Pinedo ha escrito algo que va a misa. Me refiero a que la conjura masónica es contra España, aunque tantas veces se haya tratado de ridiculizar este argumento.
Pero, claro, como lo ha dicho un nieto de don Blas Piñar…
Buen libro
Totalmente de acuerdo con las tesis de este señor, a mi me da igual como se llame.El estado de las autonomías, perfectamente planificado y que ha destrozado este país(divide y vencerás), si sólo se hubieran dejado Cataluña y País Vasco(ya que se empeñan) los demas juntos habríamos sido mas fuertes.O el 11 M, no entiendo como alguien puede pensar que no tenia la intención de cambiar el gobierno, etc etc etc
Zapatero es masón, Gallardón también y según Jiménez Losantos Rojoy se convirtió a la masonería en 2008.
El PP no es la solución, tan sólo es el lado derecho del problema. La solución se llama AES, DNE, PxC, E2000 ó DN.
Por cierto, sobre el asesinato de Carrero Blanco:
? El 20D, el otro 11M que cambió nuestra historia.
http://www.democracianacional.org/dn//modules.php?name=News&file=article&sid=223
Tengo para mí esa tesis tan cierta como el Evangelio.
A Carrero Blanco le asesinaron porque estaba en marcha un proyecto para dotar a España del arma atómica, y la Masonería no podía permitir un páís católico como España dotado de armas nucleares.
ETA siempre se ha movido con gran soltura en suelo francés, y sigue haciéndolo.
Tanto Francia como los anglosajones están detrás de esta cacofonía que reina en España.