Democracia made in Spain
A Pilar, mi mujer y mentora moral.- Proliferan los diagnósticos oficiales sobre el movimiento 15-M, y en todos se recalca como hecho inopinable que la validez y vigencia de la democracia no está ni ha estado nunca discutidas. Leyendo a muchos analistas podría parecer que la ritualización del voto constituye un auto de fe a cuya sujeción están obligados sin más los buenos y responsables ciudadanos.
Hasta ahora nadie se ha ocupado de que la razón de esa creciente desafección entre votantes y políticos acaso esté en el escaso apego de la clase dirigente a la decencia y a la pulcritud democrática que dice defender. Lo inquietante no es ese porcentaje creciente de ciudadanos que dicen no confiar en los políticos, sino que haya todavía un porcentaje significado de éstos que sigue sin repudiar el funcionamiento real de los partidos y el engolfamiento de la mayoría de los líderes.
Tal vez sería necesario un ejercicio de pedagogismo (la expresión preferida por la progresía rutilante) y estudiar por qué dirigentes, partidos y hasta el régimen padecen una grave crisis de credibilidad. ¿O acaso es más inteligente votar por una opción política sin que la mayoría de los votantes (estoy seguro) sea capaz de enumerar los tres primeros nombres de la lista votada? ¿Se votan personas o se votan ideas? Si se votan sólo determinadas ideas, y el voto de esas ideas constituye un imperativo mayor, estaríamos ante el caso bastante extraño de que la misma existencia humana no sería explicable si no es a través de esas propuestas que nos plantean los dos grandes grupos políticos que dan soporte a nuestras maltrechas instituciones democráticas.
Sin ocuparse de la crisis de los partidos, de que sus organizaciones internas dejen de propiciar las corruptelas y las deslealtades, y sobre todo de la carencia de líderes capaces de vertebrar a nuestras sociedades, la cuestión sustantiva va a seguir siendo el divorcio entre la política y la realidad. Las democracias europeas se han convertido en un refugio de burócratas y de políticos zafios y corrompidos. En ellas se sumergen y ahogan proyectos, ilusiones y visiones, y nadie, luego, sabe dar cuenta de ellos. Y si sabe dar cuenta es para echar la culpa al contrario. Existe una sociedad visible y amnésica dentro de un Estado fuerte con los débiles y débil con los fuertes. Si usted tiene conexiones políticas, prospera y avanza; si, al contrario, está fuera y cree que la institucionalidad funciona y premia los mejores proyectos no conoce, ni por asomo, las bases inmorales sobre los que se asienta este sistema.
Para que se cumpla el que unos pocos puedan medrar y robar en nombre de muchos, hay que trabajar para que esos muchos se resignen a su suerte, vivan cada vez más embrutecidos e ignorantes y se limiten a legitimar cada cuatro o cinco años la existencia de esos antros institucionales donde se cocinan los nombramientos y los proyectos millonarios por amiguismo y clientelismo político. No ha habido en la historia de España corrupción peor que ésta. Porque ya no sólo se trafica con dinero, sino con el alma y la mente de nuestros niños y adolescentes para que la desafección al sistema sólo se pueda manifestar en términos de contabilidad electoral. Pronto obtendremos las consecuencias de todas esas normas y reglas que obedecen a un único deseo: blindar a la sociedad de cualquier propósito crítico o de cualquier punto de vista distinto al oficial. ¿A qué otro objetivo podría responder si no la última ocurrencia del Gobierno de castigar a los únicos centros educativos que están formando eficazmente a los españoles que tienen la suerte de estudiar en ellos y que realizan una labor pedagógica digna de ese nombre?
¿Qué importa la formación y el futuro de miles de adolescentes pertenecientes a familias desestructuradas y de rentas medias o bajas? ¿Para qué perder el sueño por otra cosa que no sea la de mantenerse en el poder o llegar a él al precio que sea necesario? Los padres claman, los parados han perdido hasta el interés de los sindicatos, los detritus sociales son ya legión, las patologías se ceban con los más débiles, los bancos tienen patente de corso para quebrar vidas enteras, sí, incluso algunos de estos casos salen en la prensa, pero nadie les presta atención.
Sería interminable la lista de agravios que se perpetran a diario en nombre de un Estado y de un sistema que ha caído en las peores manos. Los padres de Marta del Castillo han descubierto ahora la putrefacción del mismo sistema que no ha sido capaz de arrancar una confesión a los asesinos de la joven. Los educadores se han enterado demasiado tarde de que el sistema carece de fortaleza moral para protegerles de las agresiones de los alumnos. Los trabajadores ya saben lo que pueden esperar de la dirigencia sindical. Y así ocurre con los facultativos, con los policías, con los empresarios rectos e independientes, con las familias sin recursos, con las familias que piden a los bancos una brizna de compasión. Sin principio de autoridad y sin autoridad moral no puede haber Estado solidario. Un grave delito que describe una realidad nacional y una mentalidad política, refractarias al valor ético básico de la responsabilidad personal y social. ¿Por qué entonces defender lo que ha sido concebido para la mejor protección de los intereses de unos pocos?
España, como el resto de democracias liberales europeas, es un país dominado por el inmediatismo y sin proyectos ilusionantes que calen en el ánimo de los ciudadanos. La inmediatez y la subsanación de los retos diarios va permeando también la moral, el estilo de vida y la forma de pensar de los españoles. La mayoría ni siquiera siente la necesidad de estar enterados de nada. Para ellos el horizonte espacial es solo la calle o el partido de pago en el bar del barrio.
Los analistas se quejan del poco apego a las urnas de una sociedad que ha sido instruida en las ventajas de la indolencia. Debería preocuparles más que representantes y representados vivan cada día más alejados, que nunca se toquen, y que los políticos alimenten el resentimiento y el odio de la gente en los abrevaderos de cualquier instancia alejada de la institucionalidad ‘democrática’, para evitar que ese resentimiento y ese odio les tenga a ellos; precisamente a ellos, a los que viven, engañan y roban en nuestro nombre, como merecedores destinatarios.
Amigo Armando, tu sabes mejor que yo, que por ello eras un gran profesional de la comunicación y yo simplemente soy un minero jubilado, que en España la democracia es un “Simbolo” Has visto cómo los Mossos apaleaban a los chicos en la plaza de Cataluña y cóm el consejero Puig se defiende deciendo que lo hicieron en defensa própia, sin aportar una sola prueba que corrobe sus palabras. En una democracia a este hombre ya le hubieron obligado a dimitir. Todos piden una solución, y la hay, pero a ver quién pone el cascabel al gato: La solución, Fuera… Leer más »
Estimado Armando, la Democracia actualmente se ciñe al sofá y la “caja tonta” Dimes y diretes, guerras y sandeces, arengas insípidas de unos y otros políticos sesgada, y un mar de marujeo barato nos invade. Y es que las desidias propias fortaleces las dictaduras demócratas de aquellos que controlan los medios. Adormilada la iniciativa entre los brazos del sofá, la democracia se esfuma a través de los narcóticos mensajes. La democracia se gana en la calle. Una vez el dispuesto confort relaja cuerpo y mente, las negras manos de la “caja tonta” se expanden entre siestas mórbidas y el pueblo… Leer más »
MIRA QUIEN APARARECIO JOSE LUIS CON SUS COMENTARIOS, BUENO EL DUEÑO DE LA VERDAD SOS O ME EQUIVOCO, PERO SOLUCIONES NO DAS DAME UNA SOLUCION Y DEJATE DE PURA LETRA SI.
DECIME UNA COSA ARMANDO Y CUAL ES LA SOLUCION PORQUE TU HABLAS Y DICES PERO LA SOLUCION ES ……… ES TODOS LOS PAISES PASA LO MISMO SEAN DE DERECHA DE IZQUIERDA DE CENTRO TODAS TIENEN ESTE PROBLEMA, SOLUCION CUAL ES MUY FACIL HABLAR DECIR DESPROTICAR DE POLITICOS EMPRESARIOS DE TODOS PERO UNA SOLUCION YA NO LA TIENES YA SE ME DIRAS NO ES MI TEMA, SI ES TU TEMA PORQUE TU OPINAS E IMPONES TUS PENSAMIENTOS MIS SALUDOS ARMANDO…….ESPERO QUE TUS COMENTARISTAS NO SALGAN CON LAS BOLUDECES DE SIEMPRE.