Jordi Barbeta.- El socialismo español se encuentra al borde del precipicio según el macrosondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo, cuya campaña arrancó a partir de la medianoche. Los datos que arroja la investigación demoscópica dejan a los socialistas en situación de perder en sus mejores plazas y hundirse definitivamente donde ya gobierna el Partido Popular. Los socialistas están a punto de perder el poder en las dos principales capitales con alcalde socialista, Barcelona y Sevilla, y en cuatro comunidades autónomas, Asturias, Baleares, Castilla- La Mancha y Extremadura.

De cumplirse los peores pronósticos del sondeo para los socialistas, la política española daría un vuelco histórico. La hecatombe sería tal, que el partido que ahora gobierna España sólo presidiría una comunidad autónoma, Aragón, y con permiso de partidos minoritarios de izquierda, además de Andalucía y el País Vasco, comunidades que no celebran todavía elecciones, pero donde los pronósticos no son mejores para el PSOE. El 22-M marcaría en tal caso un antes y un después y el mapa político español sufriría la mayor metamorfosis desde la desaparición de la Unión de Centro Democrático, el partido que fundó Adolfo Suárez y que lideró la transición democrática. El mapa español adquiriría un color azul intenso, porque el PP gobernaría en todas las comunidades autónomas que celebran elecciones el 22 de mayo excepto Aragón, Canarias y Cantabria, siempre y cuando los nacionalistas canarios y los regionalistas cántabros no cambiaran de bando. Lo más significativo del sondeo es el pronóstico de derrota socialista en sus feudos tradicionales de Castilla-La Mancha y Extremadura, además de las alcaldías de Barcelona y Sevilla, que han sido las joyas de la corona del municipalismo socialista. Una vez enumerados los datos tal como los ofrece el CIS, hay que decir también que este sondeo puede resultar políticamente muy engañoso. Buena parte del trabajo de campo se hizo hace más de un mes. No se registra, por tanto, el impacto de la renuncia del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a volver a presentarse a las elecciones generales, ni los efectos de la precampaña.

Con esta premisa, hay que subrayar que el PP supera en el sondeo al PSOE siempre con un resultado ajustadísimo. La diferencia es inferior en varios casos al margen de error de la propia encuesta, y en otros, lo que pierde el PSOE lo gana Izquierda Unida, lo que hace prever pactos de la izquierda para frenar a la derecha que mantendrían a los socialistas en el poder. Es lo que probablemente pasará en Extremadura y quizá en Asturias. También sería posible en Sevilla e incluso en Barcelona. La diferencia entre el PP y una mayoría de izquierda va de un solo diputado en Asturias, Castilla-La Mancha y Extremadura y de un concejal en las capitales andaluza y catalana. José María Barreda, de Castilla-La Mancha, es el presidente autonómico más valorado por sus conciudadanos y supera con creces a su rival, María Dolores de Cospedal, que en cambio obtiene mejor pronóstico de escaños.

Eso significa que la utilización por parte del PP de las elecciones municipales y autonómicas como trampolín para las generales es un arma de doble filo para Mariano Rajoy, que no está en condiciones de vender la piel del oso antes de cazarlo. Los indecisos y la campaña van a resultar determinantes. Si todas las expectativas del PP generadas por las encuestas se reducen el 22 de mayo a la recuperación del gobierno en Baleares, la victoria del PP sería inevitablemente leída como un fracaso y acarrearía consecuencias en el sentido de reabrir el debate sobre el liderazgo de cara a las generales. Con esa idea el líder del PP eligió Sevilla para la noche de los carteles y Extremadura para iniciar el maratón esta mañana.

No deben pasar inadvertidos dos datos que suministra el sondeo del CIS. El PP valenciano presenta una candidatura con diez imputados, incluido el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, pero el caso Gürtel no ha provocado desgaste alguno a los populares valencianos. Al contrario. La candidatura de Francisco Camps aumentará su mayoría absoluta en las Corts Valencianes en seis escaños. Parece como si los escándalos de corrupción y la polémica política que arrastran movilizaran a algún sector del electorado. El PP sube como la espuma en Baleares a pesar de que su último presidente, Jaume Matas, está en libertad bajo fianza de tres millones de euros, acusado de doce cargos de corrupción.

En Cataluña, la campaña electoral la animaron los líderes del tripartito, que confirmaron su encuentro del miércoles pero no soltaron prenda de su conjura, mientras, desde CiU, Oriol Pujol los desafiaba a descubrir sus cartas. La encuesta del CIS otorga a la candidatura que encabeza Xavier Trias 16 concejales, cuatro más que el PSC. Barcelona es el único sitio donde el PP baja y pierde hasta dos concejales, mientras que Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya mantienen los cuatro concejales que ambas formaciones políticas tenían hasta ahora. Eso significa que por bloques de derecha e izquierda la diferencia es de un solo concejal, aunque también es cierto que en esta ocasión la coalición de ERC, Unitat per Barcelona, cuenta en sus filas con Joan Laporta, de Democràcia Catalana, y Rut Carandell, de Reagrupament, cuya voluntad política sería decisiva en la articulación de una mayoría de gobierno. Esta perspectiva es la que alimenta la tesis de que el futuro gobierno de Barcelona pasa primero por la opción de la sociovergencia ampliada a la Diputación de Barcelona y sobre todo al Parlament de Cataluña, y a los presupuestos.