Las fuerzas aliadas extenderán hasta Trípoli la zona de exclusión aérea sobre Libia
Los aviones de combate con los que España contribuye al establecimiento de la zona de exclusión aérea avalada por la ONU sobre Libia ya han finalizado “sin novedad” su primera misión y los dos de las cuatro aeronaves de combate F-18 que han despegado esta mañana desde la base de Decimomannu (en la isla de Cerdeña y una de las siete puestas a disposición por Italia) ya han regresado a tierra, según ha informado la ministra de Defensa, Carme Chacón. También ha regresado a la base italiana el avión de reabastecimiento en vuelo Boeing 707 del Ejército del Aire.
Estos aparatos, que van armados con misiles aire-aire, tienen asignada la tarea de realizar patrullas sobre el espacio aéreo libio, para impedir que ningún avión ‘hostil’ lo ocupe. Para ello, están autorizados a abrir fuego si es necesario, según las normas de enfrentamiento de la coalición. Los cuatro aparatos han entrado en la rotación de varias horas establecidas por el mando de la operación, que ejerce el comandante estadounidense William Walt.
El submarino ‘Tramontana’, con una dotación de unos 60 militares de la Armada a bordo, también ha salido a primera hora de esta mañana de su base de Cartagena (Murcia), como ha hecho también la fragata F-100 ‘Méndez Núñez’, para sumarse al dispositivo de la OTAN en la zona de operaciones para el embargo a Libia, dispuesto en la resolución de Naciones Unidas. Chacón ha explicado que también las bases de Rota (Cádiz) y Morón (Sevilla) “reciben medios que se preposicionan para acudir a la zona”.
Mañana, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pedirá autorización al Congreso de los Diputatos para que España contribuya a la zona de exclusión aérea durante un mes prorrogable y durante tres meses, también prorrogables, a la imposición de un embargo de armas al régimen de Gadafi.
Desde ayer, la intervención militar internacional contra Libia ‘Odisea del Amanecer’ se ha intensificado. Después de que ayer la coalición internacional diese por establecida una zona de exclusión aérea sobre el país africano y de que el jefe del Estado Mayor del Ejército estadounidense, el almirante Mike Mullen, asegurase que han conseguido detener la ofensiva del líder libio, Muamar Gadafi, sobre Bengasi, la novedad es que las fuerzas aliadas extenderán hasta la capital la zona de exclusión, según ha afirmado el general Carter Ham. “Se ampliará ahora hacia el sur y el oeste y pronto llegará a Trípoli, es decir, una franja de unos 1.000 kilómetros”, ha explicado el jefe del Mando Unificado Africano de EEUU con sede en Sttutgart (Alemania), que ha señalado que desde el inicio de las operaciones aliadas “no se observa actividad de aviones (militares) libios”. pero que contempla que tras los ataques se produzca una situación de “estancamiento” en la que persista el actual Gobierno del país.
El objetivo no es Gadafi
Los disparos de las baterías antiaéreas de Trípoli han vuelto a oirse esta noche, la tercera desde que comenzaron los ataques aéreos de la coalición, según ha informado en directo desde la capital libia la cadena de televisión catarí Al Jazeera. Ayer, los ataques de los aliados conseguían destruir un edificio administrativo del complejo residencial Bab al Aziziya de Gadafi. Ese complejo ya fue bombardeado por Ronald Reagan en 1986 y desde entonces el régimen del coronel se ha valido de él como un símbolo. El portavoz del Gobierno de Libia, Mussa Ibrahim, aseguraba que había sido “un bombardeo bárbaro” en el que el objetivo era asesinar a Gadafi. Los países de la coalición han negado que esa sea su intención, señalando que el inmueble era un blanco prioritario porque contiene la infraestructura de control sobre las tropas libias. Sin embargo, el ministro británico de Defensa, Liam Fox, ha insinuado en declaraciones a la BBC que Gadafi podría ser él mismo blanco militar de la coalición.
La destrucción de ese edificio y la nueva oleada de bombardeos demuestran que los aliados no creen ya nada que proceda del régimen libio. Además de Trípoli, las fuerzas aéreas occidentales han efectuado varios ataques contra las tropas de Gadafi en los alrededores de Ajdabiya, una estratégica ciudad del este que se disputan las fuerzas gubernamentales y rebeldes. “Hubo ataques aéreos a primeras horas de la mañana”, ha declarado un combatiente rebelde, Ahmed al Tir, desde Zueitina, a unos quince kilómetros de distancia. El Ministerio británico de Defensa ha asegurado a la BBC que los aviones Tornado de la Fuerza Aérea Real (RAF) decidieron abortar este lunes un bombardeo porque había civiles en el objetivo.
El Consejo Nacional Transitorio (CNT) libio, el órgano de gobierno de la oposición asentado en Bengasi, apoya estos ataques aéreos internacionales, pero se opone a cualquier intervención militar terrestre extranjera en el país. El principal objetivo de los rebeldes sigue siendo la conquista de Trípoli, pero quieren conseguirlo sin necesidad de ninguna ayuda militar internacional.
Civiles como escudos humanos
Los rebeldes han informado de que al menos siete personas murieron ayer en Misrata a manos de las fuerzas del régimen y acusan a las fuerzas de Gadafi de introducir en la ciudad a civiles procedentes de las localidades próximas para que actúen como escudos humanos. Sin embargo, el Ministerio de Defensa local insiste en que son “las otras partes” las que no han respetado el nuevo alto el fuego y ha deplorado que las bombas y los misiles continúan alcanzando Libia causando “decenas de víctimas civiles” y que los “terroristas afiliados a Al Qaeda prosiguen sus ataques armados”.
Gadafi, mientras tanto, ha instado a los libios de todas las regiones del país a organizar hoy una “marcha verde popular estratégica” hacia la ciudad de Bengasi con ramas de olivo en las manos para impedir “la agresión extranjera”, anunció la agencia oficial libia Jana. Según el líder libio, la marcha, organizada en el marco de “la lucha contra la agresión extranjera”, deberá reagrupar decenas de tribus procedentes de todas las regiones del país hacia la segunda ciudad libia y bastión de los rebeldes. Jana asegura que los participantes en la marcha “serán acompañados” por integrantes de las tribus de Bengasi, “los mismos que han tomado las armas contra las unidades de las fuerzas populares armadas”, en referencia a las tropas del régimen.
El Gobierno británico no cree estas intenciones pacifistas del dictador e insiste en que no está respetando el alto el fuego ya que, según el Ejecutivo inglés, lo que está haciendo el líder libio es retirar sus fuerzas de Bengasi pero incrementar sus ataques en otros lugares como Misrata, con tanques y artillería, que ya el fin de semana “causaron docenas de heridos y daños a los sistemas de suministro de agua y electricidad” de la ciudad.
El vicepresidente y portavoz del CNT libio, Abdelhafid Ghoga, ha rechazado cualquier diálogo de los rebeldes con el régimen de Trípoli en referencia a la “marcha verde” a la que ha llamado Gadafi, para “arreglar pacíficamente” el conflicto. “El dictador y sanguinario Gadafi busca sembrar la cizaña y la división en el seno de los libios. Advertimos a todas las personas que se aproximen a Bengasi en el marco de esta marcha que serán consideradas como enemigos”, ha afirmado Ghoga desde Bengasi a la cadena emiratí Al Arabiya. Ghoga ha adelantado además que los rebeldes se preparan para avanzar hacia Ajdabiya, Misrata y “también hacia Trípoli para aflojar la presión alrededor de nuestros hermanos”.