La triste vida de la más bella
Recuerdan sus amigos que la vida le dio una belleza espectacular, le llevó al éxito profesional, le dotó de «un corazón inmenso»… Le ofreció todo lo bueno, pero también todo lo malo. Tocó el cielo de la fama, pero cayó al infierno de las drogas y la enfermedad. Siempre se levantó, se reconstruyó en muchas ocasiones. «Era una luchadora», aseguran. Pero el domingo, a las 23.30 horas, perdió la batalla. La modelo y actriz Amparo Muñoz falleció en su domicilio malagueño a los 56 años de edad y «rodeada en todo momento de su familia», como declaró su hermano Pedro Muñoz, que pidió insistentemente «respeto» y «absoluta privacidad». «En todo momento estamos cumpliendo la voluntad de Amparo, ella nunca quería que la vieran mal», manifestó, visiblemente afectado.
La reina de la belleza, la única española en coronarse como Miss Universo, descansa en paz «tras una larga enfermedad» -según reza el comunicado de los suyos-, de la que sufrió una recaída hace pocas semanas. Su salud estaba muy deteriorada desde que le detectaron un tumor cerebral hace ocho años, pero nadie quiso ayer poner nombre al mal que finalmente se la llevó. Ni los allegados, ni los amigos.
Último golpe
«Llevan años anunciando lo que hoy ha ocurrido, se le han colgado muchos sambenitos de enfermedades que el tiempo ha demostrado que no tenía», declaró sin aclarar nada más José Manuel Parada, que acudió a dar el pésame a la familia, que velaba en la más estricta intimidad el cuerpo de la actriz en el Parque Cementerio de Málaga. «Ella estaba intentando reponerse de todas sus cosas y empezar una vida nueva y tranquila, pero este ultimo golpe que le ha dado la enfermedad no ha podido superarlo», apuntó su gran amigo Máximo Valverde, conmocionado por este «palo tremendo».
Él fue uno de los hombres de su vida. Y Amparo Muñoz fue «la mujer más importante» de la suya. «Es a la que más he querido de todas las mujeres a las que he amado», sentenció. Rememoró «su sonrisa, su juventud, su belleza, su alegría y sus ganas de vivir». Hizo hincapié en que ella lo tuvo todo, «menos la suerte de tener buenas compañías». «Desgraciadamente, no tuvo buena gente a su lado; le hicieron mucho daño y ella no se dio cuenta», lamentó.
«Malas compañías» a las que también aludió José Manuel Parada. «Lo ha tenido todo en sus manos, la vida le ha dado muchísimas oportunidades, pero no ha sabido aprovecharlas. Que sirva de ejemplo para otros», apuntó el presentador, que recordó con emoción el tributo que hace dos años le rindió el festival Archidona Cinema, y al que él asistió. «Merecía en su tierra ese homenaje, que sin embargo nunca le hizo el Festival de Málaga-Cine Español», se quejó.
La historia de su vida
La historia de su vida comenzó a escribirse para el gran público el 22 de julio de 1974. En Manila, con 20 años recién cumplidos, se colocó la corona de Miss Universo tras haber sido elegida Miss España y Miss Costa del Sol. Tenía carácter, se negó a ser una marioneta en manos de los dueños del concurso y no quiso viajar a Japón. A los seis meses renunció al cetro, pero ya era para muchos el rostro más bello del momento.
La cámara se enamoró de ella y comenzó una fructífera carrera como actriz en la que se cuentan más de medio centenar de títulos entre cine y televisión. Sin ninguna experiencia interpretativa, se puso por primera vez ante las cámaras en 1973 para filmar junto a Ana Belén y José Sacristán ‘Vida conyugal’ a las órdenes de Roberto Bodegas. Un año después protagonizó ‘Tocata y Fuga de Lolita’, De Antonio Drove. Lograría dejar el cine de destape para ponerse a las órdenes de los mejores directores de la época en películas de culto como ‘Mamá cumple cien años’ (1979), de Carlos Saura; ‘Dedicatoria'(1980), de Jaime Chávarri; ‘Hablamos esta noche’ (1982), de Pilar Miró o ‘El balcón abierto’ (1984), de Jaime Camino. Por entonces también la televisión le concede oportunidades como ‘Sonatas de estío’ o ‘Brigada Central’.
Se alejó de los platós durante casi un década para reaparecer en 1996 con ‘Licántropo’, dirigida y protagonizada por Paul Naschy. Fernando León de Aranoa le concedería otra oportunidad excepcional y un segundo rescate para el cine con ‘Familia’ (1997), ópera prima del cineasta que constituiría uno de sus mayores éxitos y casi el canto del cisne cinematográfico de la actriz.
Mientras que con sus reapariciones en la pantalla se movía por la senda del éxito y la credibilidad, en la vida personal y emocional se sucedieron las caídas y los fracasos. En 1976 había conocido a su primer marido, el cantautor y actor Patxi Andión. El chileno Flavio Labarca, anticuario acusado de tráfico de drogas a quien conoció en México, sería su segundo esposo. Divorciada de nuevo, a principios de los 90 la actriz malagueña contrajo matrimonio con Víctor Santiago Rubio Guijarro, de quien se separó en 1994.
Espiral de problemas
La ruptura con Andión marcó la entrada da la actriz en un espiral ascendente de problemas. En 1983 fue invitada por Imelda Marcos, esposa del dictador Ferdinand Marcos entonces en el poder, para asistir en Manila a un festival de cine. Y se quedó a vivir allí. Cuando rodaba ‘Demasiado hermosa’ fue denunciada por la productora, Natalia Palanca, por abofetearla y tirarle de los pelos. Por estos hechos fue juzgada en ausencia en 1985 y condenada a cuatro años de prisión, que no cumplió.
En 1989, al final del rodaje de ‘Vidas privadas’, Muñoz era arrestada en Barcelona en el marco de la ‘operación Primavera’, con 700 detenidos. La actriz fue cazada cuando supuestamente compraba heroína. La adicción a las drogas marcó el ritmo de su compleja vida durante los 90. Volvería a comparecer ante un tribunal tras ser denunciada en dos ocasiones por impago de estancias en sendos hoteles de Málaga y Toledo. Su evidente deterioro físico propició la publicación en varios medios de los rumores de que padecía sida, lo que la actriz desmintió. Ella misma habló de los episodios más escabrosos de su vida en ‘La vida es el precio’, un libro de memorias que firmó en 2005 con Miguel Fernández. Esa fue quizá su terapia, su liberación.